MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
ACTO
DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo
Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estás vivo e
inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tienes en vuestra
presencia, pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra
misericordia. Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido, por ser
Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud. Concédenos luz y gracia
para meditar tus virtudes y formar según ellas nuestro pobre
corazón. Amén.
DÍA
16: EN EL SAGRADO CORAZÓN, HALLAREMOS LA FUENTE DE LA ALEGRÍA
I.
Servid a Dios con alegría, dicen los Libros Santos; y en efecto, la
alegría del corazón ha sido siempre el distintivo de los verdaderos
servidores de Dios. Los Santos, en medio de sus más rigurosas
austeridades, han sido alegres. Nunca la tristeza fue virtud, sino
más bien tentación y peligro para el alma cristiana.
Pero
¿dónde encontraremos verdadera alegría? Causas de turbación y
tristeza las hallaremos por doquier, y parece imposible substraerse a
ellas. Vayamos a depositar nuestras congojas en el Corazón de Jesús,
y encontraremos en Él la fuente de la verdadera alegría.
Descarguémonos allí del peso de nuestras inquietudes por medio de
una perfecta aceptación de la santa voluntad de Dios. No tardaremos
en oír resonar en el fondo de nuestro corazón aquellas dulces
palabras que tan a menudo dirigía el Salvador a sus discípulos:
“¡La paz sea con vosotros!”
¡Oh
Jesús mío! Mi alma tiene necesidad de Ti para sacudir el peso
abrumador de sus perpetuas tristezas. Tú lo has dicho en otra
ocasión: “Alégrate, hijo de Sión, porque está en medio de ti el
Santo de Israel”. Dame, ¡oh Señor!, este don celestial con que
favoreces a tus escogidos.
Medítese
unos minutos.
II.
Todos buscamos la alegría; pero erramos por lo común el camino para
encontrarla. El mundo la promete continuamente, pero bien sabe él
que no la puede dar. Sus alegrías son ruidosas y alborotadas, pero
ni llenan el corazón, ni duran más que breves momentos. El rostro
de los mundanos es casi siempre una máscara alegre, que oculta un
corazón devorado por el tedio y el desasosiego, y quizás por el
remordimiento. El gozo interior es únicamente propiedad de la buena
conciencia. El alma de San Francisco Javier en medio de sus fatigas
apostólicas se sentía tan inundada de él, que le obligaba a
exclamar: “Basta, Señor, basta”. Cuando, pues, nos hallemos
tristes, examinemos nuestro corazón, y veremos que siempre nace
nuestra tristeza de alguna secreta falta de virtud.
¡Oh
Divino Corazón, que eres en el cielo la alegría de los Ángeles y
Santos y en este mundo la de todos tus amigos! Por Ti sonríen
alegres en sus tormentos los mártires, en sus penitencias los
anacoretas, en sus humillaciones los seguidores de tu santa ley. Por
Ti espero conservar el gozo profundo de mi alma, Jesús amantísimo,
hasta en las amarguras de mi última agonía. Habla, oh Dios mío, a
mi alma con aquella voz conmovedora, y se estremecerán de júbilo
mis entrañas, y disfrutaré ya en este mundo anticipadamente las
alegrías del paraíso.
Medítese,
y pídase la gracia particular.
ORACIÓN
Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido
a tus pies, ¡oh Jesús mío!,considerando las inefables muestras de
amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de
continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia
de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para
hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a
los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira
que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el
mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy
ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas,
para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh
poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito
apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado
Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis
pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo
espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando
con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de
tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te
hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en
cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la
eternidad. Amén.
Aquí
se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en
recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza,
con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María
Alacoque.
Para
ver el video de la Devoción al Sagrado Corazón de
Jesús, Junio 16: "En el Sagrado Corazón, Hallaremos la
Fuente de la Alegría", dar clic en la siguiente imagen:
VIDEO:
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