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lunes, 31 de agosto de 2015

"Destino eterno del suicida". Visión de Santa Hildegarda de Bingen.

 DESTINO ETERNO DEL SUICIDA

Visión de Santa Hildegarda de Bingen.


El Liber Vitae Meritorum, "Libro de los méritos de la vida" (1158-1163) es una guía de cómo adquirir merecimientos, a fin de evitar o reducir, por medio de la penitencia en esta vida, cualquier posible castigo futuro.


Está dividido en seis partes. En las cuatro primeras un Hombre mira hacia cada uno de los cuatro puntos cardinales y en la quinta contempla la totalidad del orbe. Las cinco siguen el mismo esquema. En la sexta el Hombre remueve los confines de la tierra, en el sentido que se explica posteriormente. En estas cinco primeras partes, ve y describe un total de 35 imágenes, cada una representa un vicio que hace un parlamento en el que intenta justificar su actuación y una virtud que se le opone señalando sus errores infernales.








Santa Hildegarda de Bingen nos habla de su visión sobre: "El Destino Eterno del Suicida". Corresponde a la visión de la imagen que representa el vicio de La Cólera y la Virtud que se le opone La Paciencia. Pero, no se describe esa visión, sino parte de ella, solo lo que corresponde al destino eterno de la persona que se quita a si mismo la vida cometiendo suicidio. Esa decisión que toma el suicida es la peor que puede tomar al sentirse desesperado o deprimido, debería buscar la ayuda de Jesucristo, quien es el consuelo de los afligidos y la esperanza de los desesperados, ya que si muere inmediatamente el suicida no tendrá jamás oportunidad de arrepentirse de la acción que lo conduce al infierno para siempre. Al morir, instantáneamente es juzgado por Jesucristo y si no pudo tener la oportunidad del arrepentimiento y de la búsqueda del perdón de Dios después de su acción suicida, pasa al olvido de la Divina Majestad y sufrirá la suerte de los asesinos en el infierno. El destino de los asesinos en el infierno o en el Purgatorio es uno de los peores, tienen como verdugo cruel al demonio que utiliza lanzas, hachas y cuchillos, hasta hacer de los condenados una masa informe. Pero, para esos infelices condenados no hay muerte, nunca la habrá, es llevada a otra sección donde se regenera y son atrapados por el demonio para continuar con los castigos permitidos por Dios. Dios, en su justa ira diseñó el infierno, por lo tanto es justo el castigo al despreciarse a la Majestad y Bondad infinita; no será modificado por la Trinidad Santísima, porque así se satisface la justicia divina, hasta después del juicio final en que Dios calmará los ímpetus de Satanás, hasta entonces demonios y condenados sufrirán juntos, sumergidos en el lago del infierno, sin poder moverse.








Santa Hildegarda de Bingen no dice que la persona que se suicida, que mata su cuerpo, es borrado de la memoria que Dios tiene de los hombres buenos, ya que no tuvo el consuelo de la penitencia antes de la separación del alma de su cuerpo. Solo en vida pudo haberse purificado con la penitencia y el arrepentimiento, pero eso es imposible porque el mismo destruye su cuerpo, horrible destino sin consuelo. El suicida va al infierno, no hay Purgatorio para él porque no tuvo el arrepentimiento, muere con pecados mortales por su acción suicida; aunque se confesará con un sacerdote antes de matarse, peca al quitarse la vida el mismo o al buscar quien haga eso por él.




El suicida es asesino de si mismo.




Para leer el e-book, imprimir o descargar el archivo pdf, de la Visión de Santa Hildegarda de Bingen: "Destino Eterno del Suicida", dar clic en la siguiente imagen de libro abierto:




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Para ver el video de la Visión de Santa Hildegarda de Bingen: "Destino Eterno del Suicida", dar clic en la siguiente imagen:



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