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sábado, 12 de septiembre de 2015

"El Vicio del Deseo de Contienda y la Virtud de la Paz". Visión de Santa Hildegarda de Bingen.

El VICIO DEL DESEO DE CONTIENDA Y LA VIRTUD DE LA PAZ


Visión de Santa Hildegarda de Bingen




El Liber Vitae Meritorum, "Libro de los méritos de la vida" (1158-1163) es una guía de cómo adquirir merecimientos, a fin de evitar o reducir, por medio de la penitencia en esta vida, cualquier posible castigo futuro.


Está dividido en seis partes. En las cuatro primeras un Hombre mira hacia cada uno de los cuatro puntos cardinales y en la quinta contempla la totalidad del orbe. Las cinco siguen el mismo esquema. En la sexta el Hombre remueve los confines de la tierra, en el sentido que se explica posteriormente. En estas cinco primeras partes, ve y describe un total de 35 imágenes, cada una representa un vicio que hace un parlamento en el que intenta justificar su actuación.








Santa Hildegarda de Bingen nos habla de su visión: "El deseo de contienda y la Paz". El vicio del Deseo de contienda no permite que otro imponga su voluntad sobre la de él, no deja que nadie lo aplaste y hace una ofensa mayor que la que pudieran causarle, no se detiene en causar molestias y ofensas para que se ofendan. Al vicio del Deseo de contienda se le impone la paz, ésta la llama: ardor del ultraje, crimen sangriento y dientes que trituran; le dice que sus palabras son crueles, destruye los buenos propósitos y los ánimos tranquilos, no encuentra lugar de paz, ni lo desea. En cambio, la Paz es bálsamo suave para aquellos que son perseguidos y heridos por el Deseo de contienda; no quiere las guerras injustas ni la disputa sin fin, atrae todos los bienes y se eleva sobre los cielos.




Visión: el Deseo de contienda.


Alegoría de la paz: abundancia y tranquilidad.




El Deseo de contienda, en su afán de buscar pelea, a menudo hace bromas para que no las aguanten los demás. No respeta la voluntad de los otros sino que quiere imponer sus deseos utilizando palabras hostiles, llenándolos de insultos para después volver a la impiedad. Los hombres que buscan pelea, con sus acciones imitan al diablo y su destino es el infierno si no se arrepienten para morir en el recuerdo de Dios.


En vida, si no se quiere padecer el fuego de los infiernos y los demás tormentos destinados a castigar el Deseo de contienda se debe hacer penitencia con ayunos, castigarse con latigazos y apartarse de los alimentos suculentos. Para todo deben buscar la ayuda del consejero espiritual, el sacerdote.




Penitencia: ayunos, azotes y lejos de alimentos suculentos.





Las almas que vivieron pendencieramente son castigadas duramente en los infiernos con fuego y niebla ardiente. En su afán de contender con los demás, fueron arrogantes, por lo que tiene que padecer diversos tormentos destinados a este vicio según sus palabras u obras. Las almas que mueren en el olvido de Dios quedan en esos tormentos para siempre y los que mueren en el recuerdo de Dios se purifican, pasarán a la gloria celestial cuando estén limpias de toda mancha.




Pozo de fuego para los pendencieros en obras.


Fueron arrogantes, estarán ahí empujados por el viento.


Purificándose, porque están en el recuerdo de Dios.




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