CREO EN JESUCRISTO, SU ÚNICO HIJO, SEÑOR NUESTRO
Artículo 2 del Credo, explicado por Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia Católica
Dios
es Padre y Cristo es verdadero Hijo de Dios y verdadero Hijo de la
Santísima Virgen María. Nuestra fe afirma que Cristo es Hijo de
Dios por naturaleza y que lo es ab eterno, en la eternidad.
Jesucristo es Dios de Dios, Luz de Luz, o sea, debemos creer en Dios
Hijo procedente de Dios Padre, en el Hijo que es Luz, que procede del
Padre que es Luz. Jesucristo es Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, o sea, que
Cristo es el Unigénito de Dios y verdadero Hijo de Dios, y que
siempre ha sido con el Padre, y que una es la persona del Hijo y otra
la del Padre.
Cristo
es Hijo de Dios desde ab eterno, desde la eternidad, todo lo bueno
proviene del Padre Celestial, lo dicen las sagradas escrituras. Dios
se vio magnífico en su Poder, Gloria y Santidad. Primero, quiso
comunicarse a sí mismo en la Generación Divina: la Santísima
Trinidad; en esa Generación Divina surge al lado de Dios, es
engendrado desde la eternidad, el Hijo Eterno del Padre: el Verbo
Eterno, la Segunda persona de la Santísima Trinidad; de ambos, del
Padre Eterno y del Verbo Eterno, procede la tercera persona de la
Trinidad: Dios Espíritu Santo.
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. |
Cristo
es Hijo de Dios por naturaleza y lo es ab eterno. Llegado el tiempo,
el Verbo de Dios se encarnó por el poder del Espíritu Santo en la
Santísima Virgen María, tomó carne de la Virgen y se hizo Hombre
sin dejar de ser Dios, Hipóstasis.
El
Verbo de Dios es Hijo de Dios, estaba con Dios y es Dios (Jn 1,1).
Todas las palabras de Dios son cierta semejanza de ese Verbo, en
primer lugar, debemos oír con gusto las palabras de Dios, pues la
señal de que amamos a Dios es que con agrado escuchemos sus
palabras. En segundo lugar, debemos creer en la palabra de Dios,
porque gracias a eso habita en nosotros el Verbo de Dios, esto es,
Cristo, el Verbo de Dios. En tercer lugar, debemos meditar en el
Verbo de Dios, que habita en nosotros, así nos aprovecha y sirve de
mucho contra el pecado. En cuarto lugar, es menester que el hombre
comunique la palabra de Dios a los demás, advirtiendo, predicando e
inflamando. Por último, debemos llevar a la práctica la palabra de
Dios. Estas cinco cosas, las observó por su orden la Santísima
Virgen María al engendrar al Verbo de Dios.
Jesús es verdadero Hijo de Dios y verdadero Hijo de la Virgen María. |
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