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martes, 31 de octubre de 2017

"De la eternidad del infierno". Meditación 27 de San Alfonso María de Ligorio.

DE LA ETERNIDAD DEL INFIERNO


San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia




San Alfonso María de Ligorio nos dice en su Meditación 27: "De la eternidad del infierno", de la duración del infierno de los condenados por siempre, sin terminar jamás. Los dolores que se padecen en este mundo no son nada comparados con los causados por los suplicios infernales, aquí terminan después de un tiempo. En vida, incluso un placer continuado se hace insoportable si no terminara: comer, beber, oír una bella melodía, etc. En el infierno los condenados son atormentados siempre por el fuego, por los demonios y la conciencia; no tienen un instante de reposo ni obtienen lo que desean para menguar un poco su sufrimiento. Por un vil placer en este mundo el pecador obtiene tormentos sin fin en un lugar espantoso. Han perdido a Dios para siempre, el amor de Dios y su presencia están ausentes para el condenado, este será su mayor suplicio. Los santos están temerosos en esta vida porque saben que si se condenan no verán a Dios nunca, lo odiaran y no amaran más a Dios tan bondadoso.



Siempre, siempre...una eternidad. Estarán ahí
 por  siempre, por un vil placer de unos instantes
 cambiaron  una eternidad de dicha con Dios.




El condenado en el infierno no saldrá de ahí jamás, estará en los abismos infernales sufriendo por toda la eternidad. Por haber despreciado a un Dios de majestad infinita la duración de sus tormentos será también infinita. El pecado de un instante es una ofensa grandísima a la Majestad infinita de Dios. Aún, en esta tierra hay condenas perpetuas para los criminales que han matado a alguien en unos instantes. Justo es que el pecador sufra por siempre por ofender y rechazar a todo un Dios de Majestad infinita, no es capaz de soportar pena infinita por lo tanto será infinita su duración, será castigado por sus culpas sin poder jamás expiarlas. El condenado jamás podrá arrepentirse de sus pecados, si lo pudiera hacer Dios lo perdonaría; puede clamar y pedir que lo liberen de sus suplicios porque son dolorosos, más no tiene el arrepentimiento de sus pecados que es lo que podría ayudarlo. Murió con pecados mortales y así se queda su voluntad pecadora, murió pecando y seguirá con esa sed insaciable de pecar.



Fueron despiadados con sus víctimas
 en  vida por un corto tiempo. El demonio
 es peor con ellos,  hasta que Dios calme los
 ímpetus  de Satanás.  Infierno...
por siempre.




Los condenados en el infierno buscarán la muerte y no la hallarán, estarán continuamente muriendo sin morir. Un asesino será despedazado lentamente con cuchillas por los demonios hasta que no quede más que una masa informe de él, más será regenerado su cuerpo para empezar el mismo suplicio otra vez... gritará y suplicará para que dejen de atormentarlo, más nadie se compadecerá. El demonio lo odia y busca hacer sufrir a Dios con el sufrimiento del condenado, Dios no lo ama más y el infeliz condenado es tratado con justicia, en castigo por sus pecados, no más que lo que Dios permita. Si está ahí desde los primeros tiempos, después de que Dios creo al hombre, su infierno apenas comienza... siempre, siempre, por toda la eternidad.




No pueden purgar sus pecados, siempre serán castigados así,
 hasta que después del juicio final los demonios y condenados
 reposen en  el lago de fuego, sin poder moverse,  por toda
 la eternidad.




Para leer el e-book, imprimir o descargar el archivo pdf, de la Meditación 27 de San Alfonso María de Ligorio: "De la eternidad del infierno", dar clic en el siguiente enlace:







Para ver el video de la Meditación 27 de San Alfonso María de Ligorio: "De la eternidad del infierno" dar clic en el siguiente enlace:

VIDEO:



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