REVELACIONES
DE SANTA MATILDE DE HACKEBORN
EL LIBRO DE LA GRACIA ESPECIAL
QUINTA
PARTE
CAPÍTULO
XVIII
19.
Como podemos rezar con éxito por las almas de los difuntos.
Un
día que había comulgado y ofrecido a Dios la Hostia preciosa para
la liberación de almas, la remisión de sus pecados y la reparación
de sus negligencias, el Señor le dice: "Reza por ellas el
Padrenuestro en unión con la intención que tuve saliendo de mi
Corazón para enseñárselo a los hombres. " Al mismo tiempo la
inspiración divina le reveló lo que sigue:
Para
las primeras palabras: "Padre Nuestro que estás en los cielos",
debemos pedir para las almas el perdón de la falta cometida hacia un
Padre tan adorable y tan amable. Su bondad, en efecto, a elevar a
los hombres a tal honor de que son nombrados y son en realidad los
hijos de Dios. Ellos, al contrario, no aman y reverencian a Dios; no
le han dado el honor que se le debe; le tienen frecuentemente
irritado por los mismos pecados que hieren su corazón, donde había
resuelto reinar como en su cielo. Rogamos entonces en unión de esta
amorosa satisfacción ofrecida por ellos por su hermano inocente
Jesucristo, de modo que el Padre reciba en reparación del pecado, el
amor del Corazón divino con el honor y la reverencia que le han sido
dados por el Dios hecho hombre.
"Santificado
sea tu nombre", en reparación de que los hombres no han
respetado el nombre de Dios, el nombre de tal Padre; de que lo
tomaron en vano o demasiado a menudo olvidado, y se hicieron
indignos, por su vida depravada, de ser llamados con el nombre de
cristianos, lo que tenían del Cristo. Pedimos entonces al Padre
dignarse aceptar la tan perfecta santidad con la cual el Hijo exaltó
su nombre en todos sus discursos, y lo honró con todos los actos de
su santa Humanidad.
"Venga
a nosotros tu reino." Con estas palabras Jesucristo tenía la
intención de pedir el perdón para las almas que no tenían bastante
deseó del reino de Dios, ni aspiraron al mismo Dios quién quiere
ser buscado diligentemente, porque solo Él es el verdadero descanso
y la alegría eterna. Rogamos entonces al Padre aceptar el muy santo
deseo que siente su amable Hijo de tener aquellos para herederos de
su reino, y de reparar por su amor la tibieza que mostraron por el
bienestar.
Jesús y el joven rico que mostró tibieza para seguirlo |
"Hágase
tu voluntad en la tierra como en el cielo." Los hombres no han
preferido la voluntad de Dios a la suya, ellos no le han amado en
todas las cosas. Pedimos entonces al Padre olvidar esta
desobediencia, en virtud del muy amado Corazón de su Hijo unido con
el suyo por la muy pronta sumisión que le hizo obediente hasta la
muerte. Ella conoció en particular que las personas religiosas pecan
mucho contra estas palabras: hágase tu voluntad, etc... porque
raramente ofrecen su voluntad a Dios; y, cuando ellas la han
ofrecido, a menudo se la retiran. Por eso es muy necesario
mencionarles esta demanda, porque su negligencia los retiene después
de la muerte en un gran alejamiento de Dios.
"Danos
hoy nuestro pan de cada día." Muchas almas no han recibido el
muy noble y tan provechoso sacramento de la Eucaristía con bastante
deseo, de devoción y de amor, y fueron indignas de él; un número
más grande todavía lo tiene sólo raramente o jamás lo han
recibido. Rogamos al Padre que acepte el amor iluminado, el inefable
deseo, la gran santidad y la devoción que tenía Jesucristo su Hijo
cuando nos hizo este don supremo.
"Y
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden." A estas palabras debemos pedir perdón por todas
las faltas cometidas por las almas, es decir por los siete pecados
capitales y todos aquellos que derivan de ellos, implorar también el
perdón para los que se negaron a amar a sus adversarios y a
reconciliarse con ellos, y en fin suplicar a Dios aceptar la oración
tan amorosa de su Hijo por sus enemigos.
Almas en el Purgatorio |
"Y
no nos dejes caer en tentación": es decir perdona a esas almas
de no haber resistido a los vicios y a la concupiscencia, y de estar
voluntariamente implicadas en el dolor cediendo al diablo y a la
carne. Rogamos que el Padre celestial acepte, en reparación de todas
estas faltas, la gloriosa victoria que Cristo obtuvo sobre el diablo
y el mundo, de aceptar toda entera su muy santa vida con sus
trabajos y sus sufrimientos, y por fin le pedimos librar esas almas
de todo dolor y de conducirlas al reino de gloria que es Él mismo.
Amen.
Cuando
hubo recitado la Oración dominical a las antedichas intenciones, vio
una gran multitud de almas dar gracias a Dios por su liberación,
con una alegría extrema. (1)
Almas liberadas agradeciendo |
Para
ver el video de la Revelación de Santa Matilde de
Hackeborn: "Como podemos rezar con éxito por las almas de los
difuntos", dar click en la siguiente imagen:
VIDEO:
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA:
- Maison Alfred Mame et fils (1921) "Le Livre de la Gratia Espéciale Révélationes de Sainte Mechtilde" (nouvelle édition, revue et corrigée. Tours et Paris
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