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sábado, 8 de julio de 2017

"Las Facultades de los Ángeles", El mundo de los Espíritus. R.P. Dom Bernard-Marie Maréchaux



El MUNDO DE LOS ESPÍRITUS


Las Facultades de los Ángeles



Reverendo Padre Dom Bernard-Marie Maréchaux





Nombramos potencias o facultades del alma la inteligencia y la voluntad. Son, así lo dijimos muy bien, como dos alas que la transportan a las regiones superiores. El espíritu angélico es proveído de estas dos alas, solo puede ser de esa manera, porque son el complemento necesario de todo ser espiritual. En él, son por lo tanto más poderosas y más rápidas ya que es espíritu puro. Entre la inteligencia y la voluntad humanas, y la inteligencia y la voluntad angélicas, hay la misma diferencia que entre la ala replegada del insecto y la envergadura de las grandes águilas.







Al ser posible nuestro conocimiento de los ángeles sólo por vía de comparación con nosotros mismos, vamos a estudiar la inteligencia humana, reconoceremos los lados imperfectos, y, comprendiendo que estas imperfecciones son propias de nosotros, las apartaremos de la idea que hay que hacerse de la inteligencia angélica que nosotros, llegaremos así a concebir un poco la clarividencia, la seguridad y la penetración.

El espíritu humano en la infancia está totalmente adormecido; se despierta, golpeado por las imágenes de las cosas sensibles; y, al principio, es accesible sólo a las impresiones materiales del placer y del dolor. Por fin la razón se revela: el hombre toma conciencia de si mismo, adquiere la idea del bien que no es el placer, de un dolor que no es el dolor; pasa al estado de ser moral. Luego su inteligencia se abre poco a poco, procura penetrar la verdad sobre todas las cosas; ayudado por la enseñanza social, concibe claramente que, allende el mundo material, hay un mundo abierto al solo pensamiento; y este mundo, se esfuerza por penetrarlo, lo hace su dominio. 

¡Qué esta formación es larga! ¡Qué estas investigaciones están sujetas a error! Y, hasta en las comprensiones que adquiere tan laboriosamente de cosas espirituales, el hombre arrastra siempre con él algo sensible de lo que no pude desembarazarse. Atado a un cuerpo, su pensamiento necesita tomar un punto de apoyo en el mundo sensible para lanzarse en el mundo intelectual.

Estas imperfecciones múltiples no existen en la inteligencia angélica.

Espíritu puro, el ángel no conoce este letargo del espíritu adormecido en un cuerpo. Su inteligencia jamás durmió, y jamás duerme: del primer momento de su existencia, produjo su acto, se jugó en los esplendores del mundo intelectual que era su propio elemento.



Con todas sus facultades desde su creación por Dios



No hubo en los espíritus angélicos formación intelectual. Dios les dio, conjuntamente con la naturaleza, las ideas madres de toda ciencia. Y le bastó al ángel de una ojeada para tomar posesión del dominio de ciencia ofrecido a su penetración, como le basta una ojeada al hombre colocado sobre una colina para abrazar un horizonte inmenso.

Esto no tiene que decir que la ciencia del ángel no sea susceptible de aumento; pero se extiende sin dificultad, sin esfuerzo, a los objetos que le son presentados, y que entran en el campo de su línea visual.

San Tomás no teme afirmar que, considerada en si misma y respecto a su objeto natural, esta misma ciencia está al amparo de todo error; porque de un solo golpe alcanza un objeto en su fondo, y lo abraza en todas sus cualidades. Ella misma no procede en efecto por raciocinios laboriosos, sino por una intuición segura. Allí dónde el espíritu angélico podía errar, era con relación a las cosas sobrenaturales y divinas que no son más de su esfera.

Por fin la ciencia de los ángeles es una ciencia pura, es decir exenta de toda imagen sensible que podría sólo debilitar la pureza y el vigor de la actividad intelectual. El ángel conoce muy espiritualmente, hasta las cosas materiales; mientras que el hombre conoce muy materialmente, hasta las cosas espirituales. La diferencia es grande, lo vemos.



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Tobías y Sara con el Ángel Rafael confinando al demonio




Es tan grande que san Tomás pone una mayor distancia entre el conocimiento de un ángel y la del hombre más sabio, que entre el conocimiento del hombre más sabio y uno de los más ignorantes. Así acerca de estos tres términos: un ángel, un san Tomás, un analfabeto. El ángel estará a un grado incomparablemente más elevado por encima de san Tomás, que san Tomás por encima del analfabeto. ¿Podemos dar una mejor idea de la trascendencia de la ciencia angélica?

Oh ángeles santos, águilas sublimes de las montañas eternas, que están inmersos en los esplendores emanados del Verbo, es sin embargo un don preferible a toda vuestra ciencia, y este don es concedido a los hombres como a ustedes: es la caridad.

Consideremos ahora la voluntad angélica. - La voluntad sigue la inteligencia, y lleva el espíritu hacia el objeto cuya belleza le es revelada. La inteligencia humana es a menudo limitada, la voluntad humana es vacilante; la vemos atarse a un objeto, luego lo deja; es libre, pero su libertad es trabada, disminuida por el impulso de las pasiones, que nacen del apetito sensual.

Si, como hemos visto, la inteligencia angélica difiere de la inteligencia humana por la prontitud y la seguridad de sus concepciones, la voluntad de los ángeles difiere de la nuestra por la energía e inquebrantable tenacidad de sus resoluciones.

El ángel es indiscutiblemente libre; y su libertad es más abierta que la nuestra, solo está disponible al atractivo de los bienes inmateriales; no prueba estas dificultades, estas fluctuaciones, que resultan de tendencias opuestas que nacen en el espíritu y en la carne.

Siendo libre y superiormente libre, el ángel mismo se determina a tal o cual fin. Pero se determina con una potencia de voluntad tan absoluta que su determinación se vuelve inmediatamente irrevocable.

El ángel por otra parte no es impecable de ninguna manera. Es un privilegio de la naturaleza divina de no poder decaer. Todo ser creado puede caer alejándose de su creador, como puede con la gracia perfeccionarse acercándosele.

Estas nociones eran necesarias para aclarar nuestro tema. Vamos a abordar pronto el gran drama primitivo de la caída de los ángeles. Pero antes contemplémoslos en los esplendores de su creación.



Para ver el video "Las Facultades de los Ángeles" del libro "El Mundo de los Espíritus"  del R. P. Dom Bernard-Marie Maréchaux, dar clic en la siguiente figura:




VIDEO:



BIBLIOGRAFÍA:

  1.  R. P. Dom Bernard-Marie Maréchaux, Ángels et Demons, Avec approbation des Supérieurs   de la Congrégation olivétaine

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