EL MODO DE ACCIÓN DE LOS ESPÍRITUS
La
acción de los espíritus sobre las almas
Reverendo
Padre Dom Bernard-Marie Maréchaux
El alma humana no puede actuar directamente y sin intermediario en otra alma humana. Todavía una verdad de sentido común que todos los sofismas del mundo no pueden derribar. Por mucho que quiera comunicarle mi pensamiento a tal persona; mi voluntad no basta para efectuar esa comunicación.
Al
igual que el alma actúa sobre los cuerpos extraños a través de su
propio cuerpo, y de ese admirable instrumento que se nombra la mano;
del mismo modo ella se pone en contacto con las almas, sus hermanas,
unidas como ella con un cuerpo, a través de ese otro instrumento aún
más maravilloso que se nombra la voz y la palabra.
En
el hombre, ser compuesto por espíritu y materia, es necesario que el
pensamiento se materialice en la voz; o generalmente en un signo
cualquiera, para que pueda transmitirse. Esto nos trae a la memoria
los bellos versos del poeta, hablando de almas:
Y
los llantos y los cantos son las voces inmortales
De
esas hijas de Dios que se llaman entre ellas.
Los
pensamientos se expresan por la palabra, simple, rítmica cantada;
los sentimientos se expresan, a falta de la palabra, por los llantos
y por la risa. El cuerpo se hace así de una vez el intérprete y el
espejo del alma.
Estas 2 almas se comunican hablando |
¿Cómo
el ángel, ser incorpóreo, comunica su pensamiento? Es necesario que
pueda comunicarlo espiritualmente, directamente, sin intermediario; y
es, en efecto, lo que la teología nos enseña acerca de estos
espíritus puros. Uno de ellos quiere transmitir su pensamiento a
otro, basta que lo dirija a él por un esfuerzo de voluntad, para que
éste lo reciba y tome conocimiento. Y cuando decimos esfuerzo, no
nos referimos a un acto penoso, sino solamente un acto deliberado y
deseado. Sucede así una comunicación de pensamientos; hay, como
dice san Pablo, una lengua para uso de los ángeles: lengua viva como
un cruzamiento de luz, límpida como una mirada recíproca, profunda
como una intuición mutua. Los ángeles pueden contener su
pensamiento en si mismos; y entonces es impenetrable a otros ángeles.
Para manifestarlo, les basta con querer; y lo manifiestan a quien
quieren.
¿Pero
cuál será su modo de comunicación con los hombres? El hombre no
puede recibir comunicación directa del pensamiento de un ángel como
del pensamiento de uno de sus semejantes. Su inteligencia es incapaz
de percibir un pensamiento, que no le sea presentado de forma
sensible. No puede entrar en el concierto intelectual de los
espíritus angélicos.
¿Cómo
pues el ángel hará para entrar en relación con el alma humana? ¿Se
servirá de palabras sensibles que formará en los aires, como Dios
las hacía resonar en los oídos de Moisés e incluso en todo el
pueblo de Israel? No, esta forma exteriormente sensible del lenguaje
humano no se le impone. Directamente podrá dirigirse a la
imaginación del hombre, y formar allí imágenes y signos que serán
el vehículo de su pensamiento.
Sin palabras, sin pensamientos. Actúan en la imaginación |
Observemos,
en efecto, la constitución, si se puede así hablar, del alma
humana. Hay en ella una parte que sobrepasa al cuerpo: es la parte
intelectual, la inteligencia y la voluntad. Hay una parte que confina
el cuerpo: es la parte sensible, la imaginación y la sensibilidad.
La parte superior e intelectual está absolutamente cerrada a los
ángeles: solo Dios puede poner directamente un pensamiento en
nuestra inteligencia, afectar, y cambiar directamente nuestra
voluntad al principio. El ángel tiene acceso sólo en la parte
sensible donde se forman las representaciones, la imaginación y los
sueños.
Y
aún observemos ahora mismo que no penetra, hablando con propiedad,
incluso en esta parte del alma; se insinúa por la sutileza de la
naturaleza en lo que en el cuerpo afecta mucho más cerca al alma, y
por ahí fomenta en ella ciertas representaciones imaginativas que
constituyen un verdadero lenguaje, no de sonidos articulados, sino
de impresiones hábilmente calculadas.
Protección espiritual y comunicación sensible |
Este
procedimiento no tiene nada que deba sorprendernos, si observamos lo
que pasa en nosotros. Las imágenes de las cosas exteriores, que
recibimos por la vía de los sentidos, van a imprimirse en el
cerebro; son representativas de las ideas, también van dirigidos,
después de haber impactado nuestros oídos, a imprimirse en el
órgano cerebral. El
cerebro es un directorio completo de impresiones imaginativas y de
signos fonéticos correspondientes a las ideas; es
un teclado donde
todas las notas socavan la imaginación y de ahí se reflejan en la
inteligencia. ¡No
es de extrañar que el ángel,
ser espiritual, viene a tocar este teclado interior, y
excita así en nuestra alma un mundo de sentimientos e ideas! Esto
nos hace comprender las tentaciones que proceden de los espíritus
malignos, ellos pueden, en un abrir y cerrar
de ojos, excitar una tormenta interior, ellos alterarían nuestra
alma si Dios no pone orden; un artista hábil consigue
bien trasportar, y hasta
a veces enloquecer su auditorio, solo
actuando sobre
el órgano de la audición.
Sentimos
la necesidad de apoyar en una autoridad la doctrina que exponemos.
San Tomás va a proporcionárnosla.
El
dice expresamente que los ángeles actúan en nosotros por los
impulsos dados a los espíritus vitales y a los humores, per motum
localem spirituum et humorum. En lugar de estos términos antiguos,
ponga las expresiones de la ciencia moderna que,
en el fondo, significan lo mismo; dice que los ángeles estremecen
el sistema nervioso, actúan sobre la sustancia cerebral, y
por ahí excitan la imaginación y remueven las ideas: usted tiene el
pensamiento de San Tomás en confirmación de nuestra tesis.
(Sum. Prima Pars, q. CXL,
art. 3)
La
Santa Escritura proporciona a esta misma tesis un apoyo decisivo,
cuando nos dice, por ejemplo, que un ángel se aparece en sueños a
San José, Mateo, capítulo 1, versículo 20. he aquí un ángel que
excita un sueño, que se agrega a un sueño, que aparece en un sueño,
es decir que se manifiesta a la imaginación interiormente. Esta
aparición implica evidentemente una acción muy sutil sobre el alma.
Esta acción puede calificarse a la vez de interna y externa; es
interna, en que se produce dentro de nosotros mismos y sin golpear
los sentidos exteriormente; y sin embargo, es externa al alma, en que
no surge dentro del alma, sino que proviene de imágenes que le son
presentadas.
Retengamos
bien esta distinción. El ángel no actúa directamente en nuestra
alma y sobre nuestra alma; pero el nos habla un lenguaje simplificado
que se dirige a nuestra imaginación sin pasar por nuestros sentidos.
Si
él puede hablarnos de este modo, él también puede excitar nuestras
pasiones. Desde este punto de vista su poder es muy terrible. Se
tratará más adelante.
Para
ver el video: "La acción de los espíritus sobre las almas",
del libro: "Ángeles y demonios", del Reverendo Padre Dom
Bernard-Marie Maréchaux dar clic en la siguiente figura:
VIDEO:
BIBLIOGRAFÍA:
R.
P. Dom Bernard-Marie Maréchaux, Ángels et Demons, Avec
approbation des Supérieurs
de
la Congrégation olivétaine
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