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domingo, 26 de junio de 2016

"Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado", Artículo 4º del Credo, explicado por San Tomás de Aquino.

PADECIÓ BAJO EL PODER DE PONCIO PILATO, FUE CRUCIFICADO, MUERTO Y SEPULTADO


 Artículo 4 del Credo, explicado por Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia Católica




   Jesucristo, el Verbo Encarnado de Dios, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado.









   Había una necesidad muy grande que Jesucristo, el Cordero de Dios, padeciera por la humanidad de todos los tiempos. Desde la eternidad Dios veía que todos los que morían descendían al infierno, se compadeció y envió a su único Hijo para encarnarse en la Virgen María y con su sacrificio en la Cruz nos redimiera y nos reconciliara con Él. Jesucristo aceptó el sacrificio que le pedía el Padre Celestial como remedio de nuestros pecados y como modelo de nuestros actos.







   Los judíos mataron a Jesucristo en su humanidad, pero no pudieron matar la divinidad. La divinidad de Jesús no abandonó nunca su sagrado Cuerpo, pues cuando el Verbo Eterno o Hijo de Dios bajó del cielo y se encarnó en la Virgen, la unión o hipóstasis de la divinidad con el alma de Jesús y el cuerpo formado de la Virgen fue completa y para siempre, Dios se hizo Hombre, sin dejar de ser Dios. La divinidad permaneció unida a su Cuerpo en el sepulcro y la divinidad permaneció unida a su alma al descender a los infiernos. Además Jesucristo, como Dios, esta en todas partes con el Padre Celestial y El Espíritu Santo. Por eso decimos que los judíos mataron a Jesucristo en su Humanidad y lo que hicieron con Él es como si se lo hubieran hecho a Dios, por eso los judíos fueron castigados como si hubieran matado a la divinidad misma.




¿Qué quieren que haga con este hombre?... ¡Crucificale!




Destrucción de Jerusalén por  el futuro Emperador Tito.



   
   El sacrificio de Jesucristo en la Cruz nos sirve como remedio de nuestros males. El hombre al pecar incurre en cinco males:


  1. El hombre cuando peca mancha su alma. El pecado deforma nuestras almas y las mancha, de tal manera que si pudiéramos ver nuestras almas con nuestros pecados, las veríamos horribles. Pero eso lo hace desaparecer la pasión de Cristo, su sangre derramada lava nuestras almas, dejándolas bellísimas, tal como es un alma sin pecado.
  2. Dios ama la belleza espiritual y el alma que se mancha por el pecado se hace enemiga de Dios. Pero eso lo borra Jesucristo con su Pasión y nos reconcilia con el Padre Celestial.
  3. El pecado debilita nuestras almas y nos inclinamos más a pecar después del primer pecado. De tal manera que un pecador no puede dejar de seguir pecando sin la gracia de Dios. Pero, Dios derrama su gracia sobre el hombre que frecuenta los sacramentos instituidos por Jesucristo. Con ayuda de la gracia divina es suficiente para que el hombre se mantenga sin pecados mortales.
  4. Al pecar merecemos una pena o castigo y la culpa del pecado mortal es infinita por haber ofendido a Dios cuya majestad es infinita. Pero Cristo nos levanta esa pena y los méritos infinitos de Jesucristo sirven para perdonar innumerables pecados y lavar innumerables almas, tantas veces lo necesiten recurriendo a los sacramentos. Por eso las almas de los bautizados quedan limpias de todo pecado y los sacerdotes perdonan los pecados con la sangre de Cristo.
  5. Al ser Dios ofendido por el pecado no somos merecedores del Cielo empíreo. Antes del sacrificio de Jesucristo en la Cruz toda la humanidad moría e iba al infierno. Adán es expulsado del paraíso terrenal y las puertas del cielo fueron cerradas para él y todos sus descendientes. Cristo con su dolorosa Pasión nos reconcilia con el Padre Celestial, la debilidad fue suprimida, la pena fue expiada, los desterrados pueden ir al cielo.


    Jesucristo, con su Pasión, es modelo para todos nosotros. Ningún hombre ha sufrido más que nuestro Señor Jesucristo. Hay hombres que han sufrido mucho, si no tuvieran el ejemplo de Cristo se desesperarían, pecarían e irían al infierno. Pero, Jesucristo es ejemplo de toda virtud: caridad, paciencia, humildad, obediencia y desprecio de las cosas terrenas. Basta acordarse de Él pendiente en la Cruz... sin Cristo no hay salvación para ningún hombre y por Él van al cielo todos los que deseen seguirlo en el camino de los sufrimientos y la virtud.


 
¡Nadie ha sufrido tanto como Jesucristo! es modelo de nuestros actos


Pasión de Cristo como remedio de nuestros pecados



   Para leer el e-book de la Explicación de San Tomás de Aquino del Artículo 4 del Credo de los Apóstoles: "Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado", dar clic en la siguiente imagen de libro abierto:



e-book:

 

   Para ver el video de la Explicación de San Tomás de Aquino del Artículo 4 del Credo de los Apóstoles: "Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado", dar clic en la siguiente imagen:


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