MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
ACTO
DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo
Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estás vivo e
inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tienes en vuestra
presencia, pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra
misericordia. Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido, por ser
Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud. Concédenos luz y gracia
para meditar tus virtudes y formar según ellas nuestro pobre
corazón. Amén.
DÍA
22: PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN, POR LA EDUCACIÓN CRISTIANA DE LOS
NIÑOS Y NIÑAS
I.
Son los niños y las niñas las flores tempranas del jardín de
Cristo y la porción predilecta de su amantísimo Corazón.
Jesucristo en su vida mortal manifestó por la niñez singular
preferencia. Un pasaje del Santo Evangelio nos muestra al Salvador
llamando en torno de sí esas tiernas primicias de su rebaño, y
prodigándoles dulces agasajos y recomendándolas a los cuidados y
solicitud de los Apóstoles. La Iglesia, heredera del Divino Maestro,
no se muestra menos celosa en esta maternal predilección.
Pero
también el enemigo muestra decidido empeño en apoderarse de esos
corazones; y el mundo le secunda, y muchos padres le favorecen de un
modo espantoso en esta obra infernal de robárselos a Dios. ¡El
síntoma más pavoroso de nuestros desventurados tiempos es la
corrupción de la niñez! Roguemos, pues, hoy, por los niños al
Sagrado Corazón.
Salva,
¡oh buen Jesús!, de la peste del siglo a esas pobres almas, apenas
salidas de las aguas de tu Bautismo y ya enlodadas quizás por la
cenagosa corriente de la corrupción. Conserva en sus corazones la
posesión completa que tuviste de ellos cuando por aquel Sacramento
los redimisteis de las garras de Satanás. ¡Mira, Divino Jesús,
cómo están hoy deterioradas y quebrantadas las más bellas flores
de tu jardín!
¡Oh
dulce Jesús, bondadoso amigo de los niños y niñas!, te pedimos hoy
con mucho dolor por esas prendas que el demonio procura robar a tu
Corazón.
Medítese
unos minutos.
II.
¡A quién no entristece ver tan alejadas de Dios a tantas almas
tiernas, que debieran ser el bello adorno y la más preciada
esperanza del Catolicismo! Unas sumidas en las tinieblas de la
infidelidad en países no cristianos, otras entregadas a la educación
perversa en escuelas impías, otras presenciando cada día ejemplos
corruptores en aquellos mismos, que por el bien, debieran ser su
espejo y su luz. ¡Cuántos de esos niños y niñas llevan a la
primera Comunión el alma ya embrutecida por el vicio! ¡Cuántos
después de esta toma de posesión que realiza en ellos el Hijo de
Dios, lo lanzan inmediatamente de su corazón para alzar en él el
trono de su enemigo! ¡Y cuántos quedarán en poder de este enemigo
la mayor parte de la vida y cuántos eternamente!
¡Oh
dulce Corazón de Jesús! Bien merecen estas víctimas de la astucia
infernal, las súplicas más fervientes de tus devotos. Te rogamos,
pues, por este plantel predilecto que ha de ser mañana tu cosecha.
Hazla tuya, líbrala de los lazos que se le tienden, de los falsos
maestros, de los malos padres, de las lecturas y distracciones
perversas, de los amigos de la perdición. Se Tú el Custodio de su
candor, el guía de sus pasos, el dulce objeto de sus primeros
afectos; atráelos y enamóralos, ríndelos con el suavísimo influjo
de tu amor, clava en ellos el sello de tu perpetuo dominio, y sea
este completo en ellos toda la vida, traspase la muerte y dure por
toda la eternidad.
Medítese,
y pídase la gracia particular.
ORACIÓN
Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido
a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de
amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de
continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia
de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para
hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a
los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira
que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el
mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy
ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas,
para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh
poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito
apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado
Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis
pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo
espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando
con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de
tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te
hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en
cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la
eternidad. Amén.
Aquí
se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en
recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza,
con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María
Alacoque.
Para
ver el video de la Devoción al Sagrado Corazón de
Jesús, Junio 22: "Pidamos la Sagrado Corazón, por la
Educación Cristiana de los Niños y Niñas", dar clic en la
siguiente imagen
VIDEO:
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