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sábado, 14 de enero de 2017

"Los Siete Santos Durmientes de Éfeso", del Padre Jesuita Martín de Roa.


Del libro del Padre Martín de Roa, de la Compañía de Jesús


ESTADO DEL LOS BIENAVENTURADOS EN EL CIELO



FOLIO 1



ESTADO DE LA RESURRECCIÓN DE LOS

  DIFUNTOS Y LUGAR DONDE

SE HA DE CELEBRAR EL JUICIO


CAPÍTULO II


Resurrección de los muertos:
Dios les envió un sueño que duró no menos de 372 años.
Los Siete Durmientes de Éfeso.”




Figura de los 7 Santos Mancebos siendo auxiliados por María Santísima




Los Herejes, furiosa peste de la Religión Católica, y polilla única de toda verdad; cerrando los ojos a la luz de tantas, y tan grandes prendas, como tenemos de este artículo de la resurrección, varias veces han intentado contra el sus máquinas, tan de balde como en los demás. Fue así, que imperando Teodosio, celoso Príncipe de la Fe, se levantó en Éfeso, pesada contienda entre Católicos, y Herejes, sobre este punto: mas la Divina providencia tenía muchos siglos antes prevenido el remedio de tan dañosa ignorancia. Imperaba Decio, gran perseguidor de cristianos, cuando siete mancebos hermanos igualmente en la Fe, que en la sangre, dando vado a la furia de los ministros, se retiraron de la ciudad a una cueva no lejos de ella: no tan secreto, que los perseguidores no siguiesen su alcance. Tanta era la sed que traían de sangre cristiana. Apenas los siete mancebos entraron, cuando ellos la cerraron a piedra y lodo, para que allí acabasen de hambre, con muerte tanto mas penosa, cuanto mas larga. Cortada la esperanza de la salida, y remedio, se congojó en ellos la flaqueza humana. Se pusieron en las manos de Dios, donde tienen cierto el socorro los desahuciados. Los cogió al punto un sueño, no pesado, sino suave y reposaron en él, no menos que trescientos y setenta y dos años, hasta el Imperio de Teodosio; cuando los Herejes despertaron, y esforzaban mas la duda de la resurrección de los cuerpos. Entonces abierta la cueva, resucitaron del sueño, tan descansados, tan vigorosos, tan alentados; los vestidos, y calzado tan sanos, como si solo una noche hubieran pasado durmiendo. Sintieron solo la hambre, que en aquella edad suelen sentir los mozos, despertando del sueño. Salió uno de ellos a la ciudad, a comprar de comer; al pagar lo comprado, dio la moneda con la imagen de Decio. Repararon los vendedores en el sello, y reconociendo la antigüedad, sospecharon del dueño, que había dado en algún tesoro, y le llevaron al Gobernador. Puesto en su presencia, le preguntó, como o donde había hallado aquella moneda, en que cantidad, y con que compañeros. Extrañó el santo Mancebo la pregunta, como quien ignoraba los siglos que habían pasado, desde que se batió. Respondió, que aquella era la que corría, y se espantaba mucho que la extrañasen, siendo el cuño tan conocido. Como no satisficiese con la respuesta, mandó el juez herirlo con varas, hasta tanto que descubriese la verdad. En este tormento preguntó el paciente, quien Imperaba. Se sonrieron los verdugos, por ventura, dicen, ¿no sabes, que el gran Príncipe Teodosio? Paso señores, replicó él, que ahora no reina Teodosio, sino Decio, cuyo temor nos obligó a siete hermanos que somos, a escondernos en tal cueva, de donde vine yo a buscar con que socorrer su hambre. Oída esta relación, que en su sencillez mostraba ser verdadera, recibieron gran pesar de lo hecho, y acudiendo todos a la cueva, hicieron mas capaz la puerta, derribando las piedras, con que la habían cerrado en siglos pasados los ministros de Decio. Entrando dentro, encontraron luego una tabla, donde estaba escrito el nombre de Decio, la constancia de los siete mancebos en la profesión de la Fe: el tiempo, el como, y la causa porque se habían encerrado allí. Los Sacaron con el amor, y reverencia, que a tales personas se debía; y dieron cuenta de todo al Emperador Teodosio. El con su acostumbrada piedad, no permitió que los trajesen a su presencia, ni emperezó de ir a ver las maravillas de Dios en sus santos. Partió al punto de su Corte, llegó a Éfeso a grandes jornadas, donde por siete días se alegró con su vista, y se afervoró con su trato: los tuvo a su mesa, y les hizo todo el regalo, y honra posible. Durmieron ellos el último sueño de la muerte, y llevó él con solemne acompañamiento sus santos cuerpos a la cueva, donde los sepultó con magnificencia muy de tal Príncipe. Este suceso, como tan milagroso, bastó a sepultar la contienda, y quitar la duda, que los Herejes habían levantado, sobre este artículo de la resurrección de los muertos. Porque bien claro era de entender, que quien por tantos siglos había conservado aquellos santos mancebos, sin menoscabo en su cuerpo, ni en sus vestidos, como si por ellos no hubiera pasado una noche, y los había despertado con sus almas y cuerpos, también resucitaría a su tiempo con su infinito poder a todos los hombres, no en ajenos cuerpos, sino en los propios suyos, como si los despertara del sueño.




Dios auxilia maravillosamente a los 7 Cristianos Mancebos perseguidos




LUGARES Y CULTO ACTUAL DE LOS SIETE SANTOS DURMIENTES EN LA IGLESIA CATÓLICA


La cueva de los siete durmientes de Éfeso, donde los 7 mancebos durmieron el sueño que Dios les envió por varios siglos, se encuentra en Éfeso, Turquía.

En la Iglesia Católica, Los Siete Santos Durmientes de Éfeso tienen fiestas en el calendario bizantino el 4 de agosto y el 22 de octubre; en el Martirologio Romano se les conmemora como Santos Maximiano, Malco, Martiniano, Dionisio, Juan, Serapio y Constantino el 27 de julio.

Hay Iglesias o pequeñas capillas católicas en las cuales tienen a los siete santos durmientes de Éféso como santos patrones. Éstas son:

  1. En Francia:
    1. En la comunidad de Vieux-Marché en Côtes-d'Armor‎ :
      • La capilla de los Siete Santos Durmientes de Éfeso.
  2. En Alemania:
    1. Heilige Sieben Brüder (Unterrieden)

    2. Siebenschläferkirche (Rotthof)
    3. Siebenschläferkapelle (Stegaurach)
    4. Siebenschläferkapelle (Weyhers)


El texto escrito anterior puede ser visualizado en la siguiente imagen de libro abierto, puede no ser para lectura y no es para impresión, para imprimir usamos a continuación el enlace donde se puede descargar, imprimir o leer el e-book:




e-book:





Para ver el video correspondiente al texto escrito por el Padre Jesuita Martín de Roa en su libro: "Estado de los Bienaventurados en el Cielo",  del relato real, de la maravillosa ayuda que Dios dio a "Los Siete Santos mancebos de Éfeso",  dar clic en la siguiente imagen: 



VIDEO:


 







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