DE LA IMITACIÓN DE CRISTO Y DESPRECIO DE TODAS LAS VANIDADES DEL MUNDO
IMITACIÓN DE CRISTO
Tomás de Kempis
LIBRO PRIMERO
Contiene avisos provechosos para la vida espiritual
CAPÍTULO I
De la imitación de Cristo y desprecio de todas las vanidades del
mundo
Quien
me sigue no anda en tinieblas, dice el Señor. Estas palabras son de
Cristo, con las cuales nos exhorta a que imitemos su vida y
costumbres, si queremos ser verdaderamente iluminados y libres de
toda ceguedad del corazón. Sea, pues, todo nuestro estudio pensar en
la vida de Jesús.
La
doctrina de Cristo excede a la de todos los Santos; y el que tuviese
su espíritu, hallará en ella maná escondido. Más acaece que
muchos, aunque a menudo oigan el Evangelio, gustan poco de él,
porque no tienen el espíritu de Cristo. El que quisiere, pues,
entender con placer y perfección las palabras de Cristo, procure
conformar con él toda su vida.
¿Qué
te aprovecha disputar altas cosas de la Trinidad, si no eres humilde,
y con esto desagradas a la Trinidad? Por cierto las palabras
sublimes, no hacen al hombre santo ni justo; más la virtuosa vida le
hace amable a Dios. Más deseo sentir la contrición, que saber
definirla. Si supieses toda la Biblia a la letra, y las sentencias de
todos los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo, sin caridad y
gracia de Dios? Vanidad de vanidades, y todo es vanidad, sino amar y
servir solamente a Dios. La suprema sabiduría consiste en aspirar a
ir a los reinos celestiales por el desprecio del mundo.
Luego,
vanidad es buscar riquezas perecederas y esperar en ellas; también
es vanidad desear honras y ensalzarse vanamente. Vanidad es seguir el
apetito de la carne y desear aquello por donde después te sea
necesario ser castigado gravemente. Vanidad es desear larga vida y no
cuidar que sea buena. Vanidad es mirar solamente a esta presente vida
y no prever lo venidero. Vanidad es amar lo que tan rápido se pasa y
no buscar con solicitud el gozo perdurable.
Acuérdate
frecuentemente de aquel dicho de la Escritura: Porque no se harta la
vista de ver, ni el oído de oír. Procura, pues, desviar tu corazón
de lo visible y traspasarlo a lo invisible; porque los que siguen su
sensualidad, manchan su conciencia y pierden la gracia de Dios.
Para
ver el video de la obra "Imitación de Cristo",
escrita por Tomás de Kempis, Libro I, Capítulo 1: "De la
imitación de Cristo y desprecio de todas las vanidades del mundo",
dar clic en la siguiente imagen:
VIDEO:
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