ESTADO DE LOS CONDENADOS EN EL INFIERNO
Padre
Martín de Roa, de la Compañía de Jesús
Dios,
en su justa ira, diseño el infierno para Satanás y sus demonios,
después de la rebelión de Lucifer y sus seguidores en el cielo. Por
lo tanto, el Infierno es justo e inmutable. Si Adán y Eva no
hubiesen cometido el pecado original, bien pudieron hacerlo si
hubieran obedecido, todos sus descendientes hubieran ido al Cielo
después de vivir un tiempo en la tierra. Pero, por el pecado
original entró al mundo la enfermedad y la muerte, ahora todos irán
al Infierno a hacerle compañía a Satanás y sus demonios. Hasta que
Jesucristo reconcilie al hombre con su Padre Celestial y el que
quiera seguirlo, aprovechando los méritos infinitos del Hijo Único
de Dios, podrá ir al Cielo. Pero, no todos se convierten y conocen a
Dios y su Cristo, esos son presa del demonio. El alma del réprobo es
conducida al Infierno inmediatamente después del Juicio Particular,
en el que el Justo Juez dicta la sentencia de condenación para aquél
que por gozar en el mundo intereses de cuerpo, no permitidos por las
leyes divinas, descuidó la salvación de su alma.
Los Lebreles lo despedazan dos veces diariamente |
El
condenado en el infierno es digno de lástima: estará en el infierno
por toda la eternidad, atormentado por su conciencia y por el fuego
que nunca acaba. Ha perdido a Dios y Él ya no habita más en su
alma, ese es el mayor tormento del condenado. Todo réprobo en el
Infierno sabe que hubieran bastado unos instantes para arrepentirse
de su mala vida y mover a Dios a misericordia.. Así, de este modo,
todos los pecadores debieran hacerlo, encomendarse a Dios, en vida…
pero no lo hacen, prefieren seguir en los vicios y el pecado, así el
demonio tiene cada vez más imperio sobre sus almas y les hace muy
difícil encontrar la conversión a Dios y el arrepentimiento de
corazón tan necesarios para que Él les muestre su Misericordia y
puedan salvarse. A ellos, que así endurecen su corazón, les llega
la muerte repentina y sus almas no pueden ir al Cielo con Dios, están
manchadas por los pecados mortales y su destino es el Infierno. La
justicia de Dios es terrible en el infierno… no se puede rechazar a
todo un Dios perfectísimo y de majestad infinita. Los poderosos y
perversos demonios serán crueles verdugos de los condenados hasta
antes del Juicio Universal, después, Dios calmará los ímpetus de
Satanás. Ellos no pueden hacer nada, todos se odian y odian todo…
por no tener más a Dios en sus almas.
Infierno: Todos se odian, atormentados pasan del frío al calor |
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de Roa, de la Compañía de Jesús, titulado: "Estado de los
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