Del
libro del Padre Martín de Roa, de la Compañía de Jesús
ESTADO DEL LOS BIENAVENTURADOS EN EL
CIELO
CAPÍTULO
XVII
Maravilloso
ejemplo de la grandeza de los gustos en el cielo: Dios
mostró a un monje la eternidad y regresó 300 años después al
Convento
El
Padre Martín de Roa, de la Compañía de Jesús, en Huesca,
España, escribió un libro en el año 1628, titulado: "Estado
de los Bienaventurados en el Cielo". En el cita un bello ejemplo
narrado en otro libro: "El Espejo de los Ejemplos", el
relato es el siguiente:
El
glorioso padre San Agustín, libro tercero de libre arbitrio: que
como también sabía dar su punto a cada cosa, por tan inferiores
tuvo los gustos del mundo, comparados con los del Cielo, que no dudó
afirmar, ser mejor gozar de estos por un solo día, que de los otros
por millares de siglos. Señalada muestra de esto fue, lo que de un
santo monje se cuenta en el Espejo de los ejemplos. Pedía a nuestro
Señor se le enseñase como se entiende aquel verso de David: mil
años a vuestra vida, son Señor, como un día que pasó ayer.
Estando un día en esta
consideración, se le
apareció
un ave de muy agradable parecer, volando cerca de su persona: le
llevó tras la vista la afición, y la fue siguiendo, hasta salir a
un espacioso y cerrado bosque cercano al Monasterio. Allí lo
entretuvo la avecilla con la suavidad de su canto no menos de 300
años; tan arrebatado, y suspenso, que ni comió, ni bebió, ni
sintió hambre, ni sed. Pasado este tiempo lo dejó la ave, y vuelto
en sí, se
persuadió, que aquella noche acabados Maitines había salido del
Monasterio. Se recogió a él, llamó a la puerta: y preguntado
del
portero quien era, respondió, el Sacristán soy de esta casa, que
salí fuera esta noche, después de Maitines. Lo tuvo el portero por
falta de seso: porque conocía muy bien quien hacía
el oficio, y a él no lo conocía. Le preguntó más, quién
era su Abad, Prior,
Procurador, y Monjes
su compañeros. Se los
nombró, tan desconocidos para él, como el mismo que los nombraba.
Viendo el Monje,
que aún
con todo ello no le daba puerta, le rogó le llevase al Abad. Puesto
en su presencia, dio razón de quien era, de su Abad, y Monjes
de aquel monasterio, con tanta sencillez, y verdad, que obligó a
mirar los libros antiguos. Hallaron en ellos, que había sido aquello
así, trecientos años antes
del tiempo en el que estaban.
Refrió
entonces él,
lo que le había pasado: y
como quien había recibido ya prendas de la gloria del Cielo, le dio
enfado la tierra. Recibió con afectuosa devoción los Sacramentos de
aquel último trance, y pasó de esta vida a gozar de la suavidad
eterna, que había comenzado a gustar en la tierra.
Para
ver el video correspondiente al texto escrito por el
Padre Jesuita Martín de Roa en su libro: "Estado de los
Bienaventurados en el Cielo", del relato real, de la
Eternidad que le reveló Dios a un monje santo, dar clic en la
siguiente imagen:
VIDEO:
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