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domingo, 26 de abril de 2015

"Dios Inicia la Creación por Cristo y para Cristo". Revelación de la Venerable madre Sor María de Jesús de Ágreda

CÓMO DIOS INICIA LA CREACIÓN POR CRISTO Y PARA CRISTO


Venerable madre Sor María de Jesús de Ágreda



La Venerable Madre Sor María de Jesús de Ágreda nos habla en su revelación: "Inicio de la Creación por Dios para Cristo y por Cristo" del instante en que Dios dió inicio de la creación de todas las cosas materiales existentes para el hombre, y a los ángeles y hombres para que Cristo fuese su Señor y Monarca.



Dios creó todo lo existente por Cristo y
para Cristo y sin Él nada sería creado.



Dios dió inicio de todas sus obras ad extra, es decir fuera de si mismo. Primero creo el cielo empíreo y la tierra, para formar en su centro el infierno; porque en aquél instante en que fue creada la tierra quedaron cavernas muy profundas y dilatadas capaces para infierno, limbo y purgatorio. En el infierno fue creado al mismo tiempo el fuego material y todas las demás cosas que sirven ahora para suplicio de los condenados. Dios dividió la luz de las tinieblas y llamó a la luz día y a las tinieblas noche; cosa similar hizo al separar a los ángeles buenos a los que les dió su vista eterna, llamándolos día y día eterno; a los ángeles malos llamó noche de pecado y fueron lanzados a las tinieblas infernales. La misericordia y la justicia divinas actuando juntas para otorgar el premio a los que son fieles a Dios y el castigo a los que se le oponen.




Dios creó el cielo y la tierra para que fueran
 habitados por Cristo y su  Madre Santísima.


Los hombres habitarían en la tierra por varios años.
Después irían a vivir en el cielo si perseveraban en
el amor a Dios.




Los ángeles fueron creados en el cielo empíreo y en gracia, para que merecieran con ella el premio de la gloria; aunque estaban en el cielo aún no se les había mostrado la divinidad cara a cara, hasta que con la gracia lo merecieran los que fueran obedientes a la voluntad divina. La creación fue dividida en tres mórulas o instantes. En el primero fueron todos los ángeles creados con gracias y dones, quedando todos hermosísimos y perfectas criaturas. En el segundo instante Dios les manifestó a todos los ángeles el porque fueron creados y su voluntad de que lo reconocieran como a supremo Señor; los ángeles buenos perseverando en gracia merecieron la felicidad eterna y los ángeles rebeldes a la voluntad divina merecieron el castigo que tienen.



Dios ama con un amor grandísmo a todas sus criaturas.
Él quiere que todos los ángeles lo amen y le agradezcan
 el haberlos llamado a la existencia.



En este segundo instante pudieron ocurrir muchas cosas, la piedad divina se detuvo un instante y les propuso el bien y el mal, la verdad y la falsedad, lo justo y lo injusto, su gracia y amistad y la malicia del pecado y enemistad con Dios, el premio y el castigo eterno y la perdición para Lucifer y los que lo siguiesen. Aún así, toda la bondad que Dios manifestó no fueron suficientes para detener a Lucifer y sus secuaces, fueron pertinaces y lanzados a lo profundo de las cavernas infernales y los ángeles buenos confirmados en gracia y gloria eterna.



Los ángeles inobedientes fueron lanzados
 a lo profundo de las cavernas infernales.



Lucifer fue creado con mayores dones y hermosura que los demás ángeles. En ese instante se contempló y se miró hermosísimo, amo todos su dones y gracias y los miró como suyos, en este instante perdió tiempo en eso en lugar de agradecer a Dios como causa única. Se remiró y se agradó muchísimo por todas las gracias y dones que tenía y que ninguno de los demás ángeles poseía tan grandes como él, pero también pensó en conseguir las demás gracias y excelencias que no tenía. Como no las pudo conseguir concibió mortal odio contra Dios, que de la nada las había creado, y contra todas sus criaturas. De ahí se originó toda la maldad existente.



Lucifer fue el ángel creado con mayores
gracias y dones que los demás ángeles.
 Aún así ambicionó lo que no tenía.



En primer lugar los ángeles tuvieron conocimiento del ser de Dios, uno en substancia y trino en personas, infinito en su ser y atributos. A la petición de Dios de que todos lo reverenciaran y reconocieran como a supremo señor todos obedecieron. Los ángeles buenos con amor y justicia y Lucifer lo hizo por parecerle lo contrario imposible, lo hizo con tibieza y más por la fuerza de la razón que por amor y voluntad de obedecer. Ahí empezó su mala disposición y perseveró hasta revelarse contra Dios.



Todos los ángeles, buenos y malos,
reverenciaron a Dios como creador.



En segundo lugar les manifestó Dios que había de crear al hombre para que viviera en la tierra y después fuera al cielo. Y que la segunda persona de la Trinidad habría de encarnarse en la naturaleza humana. levantando al hombre a la naturaleza divina por la unión hipostática, y que a aquél supuesto hombre y Dios deberían de reconocerlo como Señor y Monarca de todos los ángeles y hombres; porque por él y para él había sido creados y serían creadas todas las cosas y por sus merecimientos habían recibido la gracia que ahora poseían y la gloria que tendrían.



Por Cristo los ángeles buenos fueron
 confirmados en gracia para perseverar
 obedientes a Dios.



A este precepto los ángeles buenos se rindieron y obedecieron con humilde afecto; pero Lucifer se reveló y animó a los demás ángeles rebeldes a que no lo hicieran, convenciéndoles de que tendrían principado independientes de Cristo y que Lucifer sería su cabeza. Aquí es cuando sucedió la horrenda batalla en el cielo en la que Miguel y los ángeles buenos pidieron permiso a Dios para oponerse a Lucifer y sus secuaces, peleaban con las armas de la razón y de las palabras.



Rebelión de Lucifer y
sus secuaces en el cielo.




En tercer lugar se les puso otro tercer precepto de que tendrían como superiora a la mujer que sería Madre del Verbo humanado, la cual les aventajaría a todos en gracias y gloria en el cielo, sería la Reina de ángeles y hombres. A este precepto todos los ángeles buenos obedecieron y alabaron a Dios por sus designios. Pero Lucifer y sus secuaces se opusieron con horrendas blasfemias. Aquí es cuando Lucifer apeteció ser Señor y Rey de todos los ángeles y hombres y que si había de ser la unión hipostática fuera con él. Lucifer amenazó con perseguir a todo el género humano y a la Madre del Verbo humanado hacerla caer del estado en que Dios prometía.



Dios reveló a los ángeles que la segunda
persona de la Santísima Trinidad se
 encarnaría en la naturaleza humana.



Dios se enojó muchísimo por la rebeldía de Lucifer y sus secuaces y lo humilló diciéndole que si por su soberbia entrara la muerte en el mundo por la humildad de esa mujer entraría la salud y la vida de los mortales. Esa mujer le pisaría la cabeza y por ella sería vencido y aniquilado.



Dios no resiste la soberbia de Lucifer
 y lo humilla, diciéndole que la Madre
 del Verbo humanado le vencería y
le  pisaría la cabeza.




Para leer el e-book, imprimir o descargar el archivo pdf, de la Revelación de la Venerable Madre Sor María de Jesús de Ágreda: ""Cómo Dios inicia la creación por Cristo y para Cristo", dar clic en el siguiente enlace:






Para ver el video de la Revelación de la Venerable Madre Sor María de Jesús de Ágreda: "Dios inicia la creación por Cristo y para Cristo", dar click en el siguiente enlace:





viernes, 10 de abril de 2015

"Del número de los pecados". Meditación 18 de San Alfonso María de Ligorio

Del Número de los Pecados


Meditación 18 de San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia


San Alfonso María de Ligorio nos habla en su Meditación 18: "Del número de los pecados", acerca de esa posible y terrible realidad que el cristiano debe considerar para no verse condenado en el infierno por el siguiente pecado grave que cometa, burlándose de la misericordia de Dios que aunque infinitamente misericordioso no esperará al pecador toda la vida para su conversión. Dios tiene todo determinado para cada persona: años que ha de vivir, dones de salud y talento que ha de otorgarle, así como tiene contado el número de pecados que le ha de perdonar y completo ese número no le perdonará más. Lo afirman los grandes padres de la iglesia y místicos católicos, los cuales no hablaron sin fundamento sino basados en las divinas escrituras.



Jesús le dijo a la adúltera:
"Yo tampoco te condeno, vete y no peques más". 


El pecador debe de temblar aún por los pecados que Dios le ha perdonado; porque si añade otro podrá ser que éste con aquellos completen el número y entonces no habrá más misericordia para él. El Señor sufre con paciencia a las naciones para castigarlas en el colmo de los pecados, cuando llegue el día del juicio. Dios espera con paciencia el día en que se colme el número de pecados que le ha de perdonar a tal nación, y después castiga. En las sagradas escrituras hay muchos ejemplos en los cuales Dios espera a que el número de pecados que ha de perdonar este completo y después no perdonará más, no hay más misericordia para esa individuo o nación cuando se colma la medida. Si es una nación cristiana se debe implorar siempre la misericordia divina de Dios y aceptar con resignación los justos designios que Dios haga para purificarla.


Dios entregó  la nación de los Amorreos  a sus
 enemigos cuando se completó el número de sus pecados.



El Rey Baltazar de Babilonia fue juzgado por Dios al profanar
los vasos sagrados del templo de Jerusalén  y  lo halló falto
 en sus buenas obras, esa misma noche murió.


Dios siempre perdona los pecados si hay verdadero arrepentimiento, deseos de convertirse a Él  y mudar de vida haciendo su santa voluntad. Pero aquél pecador que dice que esta joven, que debe de disfrutar de los placeres de este mundo mientras pueda, que después se arrepentirá y dejará todo, esta labrando su propia condenación en el infierno. Dios cuenta las culpas que ha de perdonar no los años; Dios no puede perdonar esa voluntad perversa de pecar, a mayor cantidad de pecados los demonios se apoderan del pecador y no lo dejan arrepentirse ni dejar la vida de vicio y placeres a los que se ha acostumbrado, la medida la colmará pronto y después Dios lo puede abandonar, que es lo peor, o lo puede castigar con la muerte antes de que sean demasiados pecados que lo hagan sufrir más en el infierno... aún así Dios muestra su misericordia y se apiada de ese miserable pecador empedernido. El número de pecados que Dios perdona es variable: uno, dos, cien o mil y depende de la misericordia que Dios muestre hacia cada pecador, a mayor misericordia mostrada por Dios mayor sera la pena en el infierno por no haberle respondido con la virtud. Tristemente, niños de 5 años, de 8 ó 12 años en el infierno. El pecador, que confiesa los pecados a un sacerdote y se arrepiente en el sacramento de la penitencia, corre un gran peligro de condenación al confesar siempre los mismos pecados y no dejarlos para siempre, es una burla que se le hace al Señor, Dios se burlara de él en la hora de su muerte.


El pecador no piensa dejar pronto su vida de pecado...
  Dios  no puede perdonar esa voluntad perversa de pecar.


El pecador que confiesa siempre los mismos pecados y
no los abandona está en peligro de condenación eterna.


Dios promete perdonar siempre al pecador que se arrepiente, pero no promete darle larga vida al pecador hasta que se arrepienta. Nos hacemos amigos de demonio por el pecado, cada pecado grave es una carga más para el pecador y la gracia de Dios no fluye sobre él para ayudarle a vencer el pecado. Posiblemente, para cualquier pecador, el siguiente pecado será el que lo lleve a la condenación eterna si muere repentinamente, por un deleite brutal, por no privarse de pecar una vez más, por no pedir la ayuda de Cristo y de su santísima Madre la Virgen María. 



Ellos prefirieron alimentar su amor culpable...
 hasta que Dios les envió la muerte repentina.


Para leer el e-book, imprimir o descargar el archivo pdf, de la Meditación 18 de San  Alfonso María de Ligorio: "Del número de los pecados", dar click en el siguiente enlace:



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VIDEO: