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domingo, 19 de marzo de 2017

"En la Santa Iglesia Católica", Artículo 9º del Credo de los Apóstoles, explicado por San Tomas de Aquino.


EN LA SANTA IGLESIA CATÓLICA




Artículo 9º del Credo Apostólico, explicado por San Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia



La Iglesia Católica es la Iglesia fundada por Cristo, que designó al Apóstol Pedro como responsable o cabeza de su Iglesia para que apacentara sus ovejas, o sea, cuidara de sus fieles. Así como el hombre tiene alma y cuerpo, todos los creyentes en Cristo forman el cuerpo de la Iglesia y el alma que vivifica al cuerpo de la Iglesia es el Espíritu Santo. Cristo es la cabeza de la Iglesia y el sucesor del Apóstol San pedro, el Papa, es el representante o Vicario de cristo aquí en la Tierra. Al creer en el Espíritu Santo se no manda en el Credo creer en la Santa Iglesia Católica. Por todo lo anterior, se dice que la Iglesia Católica es una, santa, católica o universal y es fuerte y firme. La Iglesia tiene tres partes. Una existe en la tierra, otra en el cielo, y otra en el purgatorio.



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La Iglesia Católica es una, porque aunque haya herejes y cismáticos que han inventado diversas sectas, ellos no pertenecen a la Iglesia. En la unidad de la fe, todos los cristianos que pertenecen al cuerpo de la iglesia creen lo mismo. En la unidad de la esperanza, todos han sido afirmados en la misma esperanza de llegar a la vida eterna. En la unidad de la caridad, todos los cristianos se unen en el amor a Dios y en el amor mutuo. Cristo es la cabeza de la Iglesia y el cuerpo de la Iglesia crece por la caridad, edificándose en el amor.

Nadie debe menospreciar ni sufrir el ser apartado o arrojado de esta Iglesia. Porque solo en la Iglesia Católica esta la plenitud de salvación.



La excomunión de Roberto el piadoso



La Iglesia es lo mismo que congregación, por lo cual la Santa Iglesia es lo mismo que la asamblea de los fieles. Es de saberse que hay otra congregación, pero es la de los perversos e impíos. Esta es mala, pero la Iglesia de Cristo es Santa. El templo de Dios es Santo y nosotros somos ese templo en el cual habita el Espíritu Santo. Los fieles de esta congregación son santificados por 4 realidades: la sangre de Cristo, la unción del Espíritu Santo, la inhabitación de la Trinidad y la invocación de Dios.

Por lo tanto, debemos de evitar mancha nuestra alma con el pecado porque somos templo de Dios. Si profanamos dicho templo seremos apartados de Dios.

La Iglesia es católica o universal porque existe en todo lugar. El Evangelio ha sido predicado en todo el mundo, a pesar de las oposiciones que han causado mucho mal para la conversión del mundo entero. Es universal en cuanto a la condición de los hombres en que ninguno es rechazado. Es universal en cuanto al tiempo, porque la iglesia durará hasta el fin de los siglos, después la iglesia solo existirá en el cielo.

La Iglesia Católica es firme porque su principal fundamento es Cristo. Ciertamente los Apóstoles y su doctrina son secundarios. La Iglesia Católica es apostólica porque esta fundamentada por los doce apóstoles, el apóstol Pedro fue nombrado su cabeza. La Iglesia nunca puede ser destruida: ni por las persecuciones, ni por los errores, ni por las tentaciones de los demonios.



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Persecución de los cristianos en el Imperio Romano



La Iglesia de Pedro siempre fue firme en la fe. La Iglesia de Pedro se robustece en la fe y esta limpia de los errores. Mientras que en otras parte o es nula la fe o esta mezclada con muchos errores. Cristo ha cuidado que no desfallezca la fe en la Iglesia Católica y estará con ella hasta la consumación de los siglos.



La cátedra de San Pedro, primer Papa de la Iglesia



 
Para leer el e-book, imprimir o descargar el archivo pdf, de la Explicación de San Tomás de Aquino del Artículo 9 del Credo de los Apóstoles: "En la Santa Iglesia Católica", dar clic en el siguiente enlace:





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domingo, 12 de marzo de 2017

"De los inmensos bienes de las almas glorificadas"; por el Padre Jesuita Martín de Roa.


 
Del libro del Padre Martín de Roa, de la Compañía de Jesús

ESTADO DEL LOS BIENAVENTURADOS EN EL

 CIELO




CAPÍTULOS XVI y XVII:
 
De los inmensos bienes de las almas glorificadas. Del amor y gozo de los bienaventurados. Maravillosos ejemplos de la grandeza de los gustos en el cielo.









El alma del hombre ha sido creada por Dios y solo encuentra la felicidad, la dicha y el descanso eternos en Él. Poseer a Dios es el Cielo, es la posesión del sumo bien, la máxima dicha, porque al contemplar cara a cara el rostro de Dios el alma goza y su corazón se harta de deleites divinos, ve claramente al mismo Dios y en él todo lo que desea... esa es la bienaventuranza esencial de los justos.

El cielo es un lugar inmenso, el universo físico es como una antesala comparado con este. Todo fue creado por Dios para Cristo como Rey eterno, que hará la felicidad de sus ángeles y de los hombres redimidos por Él, de aquellos que hicieron buen uso de la gracia divina, obedecieron a Dios y quisieron salvarse. En el Cielo se goza con todos los sentidos de las perfecciones divinas y delicias que ahí existen. Dichosos por siempre los que ahí adoran y gozan de la Santísima Trinidad en ese reino celestial.



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Dios, creador de todo lo existente.



Aunque el cielo o paraíso celeste tiene cosas inimaginables para la mente del hombre, sin contemplar a Dios los Bienaventurados en el cielo estarían en un paraíso donde hay cosas bellísimas, pero no tendrían la máxima dicha que hace la felicidad principal y completa del Bienaventurado. Vivir sin Dios es la más espantosa de las miserias, porque Dios hace la felicidad del hombre y al carecer de Él se tiene el más horrible de los sufrimientos. Vivir sin Dios es entregarse a la peor de las esclavitudes, porque el alma jamás encontrará el descanso y el amor que Dios da a sus criaturas, el odio más atroz llenará su alma, odio hacia Dios y hacia todo lo creado. El infierno es vivir sin Dios, es carecer de sus dulces consuelos en el alma, este es el principal castigo del condenado: aunque el sumo bien no puede habitar en el alma que se ha entregado al mal. Los demás castigos en el infierno son para satisfacer la justicia divina por despreciar a todo un Dios, son tormentos secundarios, pero necesarios y justos, ahí padecen todos los sentidos, principalmente con los que más se pecó.

Los Bienaventurados sabrán, en Dios, todo lo que hubiere pasado en el mundo, en el universo eterno, en el cielo. Conocerán todos los misterios, sabrán todo lo que quieran saber, en Dios, que siendo infinito tiene respuestas para todos por cada instante de la eternidad. Sabrán todo en Dios después del juicio final.


En el Cielo los Bienaventurados aman a Dios mas que así mismos, al contemplar el océano de virtudes y perfecciones que posee. De la vista clara de la divina esencia nace en los bienaventurados el deseo del amor, que los lleva poderosamente a Dios, sin que puedan alejarse un poco sin dejar de amarlo. El gozo ahí es inmenso con la vista del tesoro infinito que es Dios, de habitar aquél reino celestial colmado de todos los bienes, cuya posesión será eterna y sin mudanza de fortuna.

Los Bienaventurados en el Cielo tendrán gusto por el conocimiento y vista de las virtudes que hermosean sus almas. Adoran a Dios como el principio y origen de todas las cosas, ofreciéndole perpetuo sacrificio de alabanza. Humildemente se reconocen desposeídos de todo bien y a Dios como autor de todo lo bueno que poseen, todo lo refieren a su honra y gloria dando gracias eternamente al señor. Se gozarán de tener cuerpos glorificados, a semejanza del Señor; se gozarán en la compañía de los ángeles y hombres, todos se amarán como hijos de Dios y hermanos, se amarán todos como a sí mismos, alegrándose de la gloria de ellos. 



Ven el rostro de Dios

 

El el Cielo contemplarán, en Dios, todo lo que hicieron en la tierra, sus penas, sus pecados cometidos y perdonados por Dios, sin perturbar en nada su gozo presente el dolor pasado; viéndolo así mas se reconocerán como deudoras del que los libró de la muerte eterna.

El glorioso Padre san Agustín no dudó en afirmar: que es mejor gozar de los gustos del Cielo por un solo día, que de los gustos del mundo por millares de siglos.

Incluso los espíritus malignos que viven en el aire, aquí en la tierra, que pudieron contemplar en el cielo, antes de la caída de los ángeles, por un solo instante la cara de Dios, preferirían padecer todas las penas de todos sus compañeros hasta el día del Juicio para verla otro tanto, pues es tan grande la hermosura de Dios que ni juntando la hermosura de todas las criaturas, todo eso junto, con respecto a la hermosura de Dios, sería como una noche tenebrosa con respecto a un día claro y sereno.





Para leer el e-book, imprimir o descargar el archivo pdf, correspondiente al texto escrito: “De los inmensos Bienes de las Almas Glorificadas”, por el Padre Jesuita Martín de Roa en su libro: "Estado de los Bienaventurados en el Cielo", dar clic en la siguiente enlace: 






Para visualizar (no es para lectura, el anterior enlace si) el e-book del texto escrito por el Padre Martín de Roa, de la Compañía de Jesús, titulado: "De los inmensos bienes de las almas glorificadas", dar clic en la siguiente imagen de libro abierto:




e-book:




Para ver el video correspondiente al texto escrito: “De los inmensos Bienes de las Almas Glorificadas”, por el Padre Jesuita Martín de Roa en su libro: "Estado de los Bienaventurados en el Cielo", dar clic en la siguiente imagen: 


VIDEO:
 

sábado, 4 de marzo de 2017

"De una operación triple del Espíritu Santo en los apóstoles y en toda alma de deseo ", Revelaciones de Santa Matilde de Hackeborn.


REVELACIONES DE SANTA MATILDE DE HACKEBORN

EL LIBRO DE LA GRACIA ESPECIAL

PRIMERA PARTE

CAPÍTULO 22

40. De una operación triple del espíritu santo en los apóstoles y en toda alma de deseo.









En la santa vigilia de la hermosa fiesta del Pentecostés, como esta pobre sierva de Dios aspiraba a convertirse en el receptáculo del Espíritu Santo, el Señor le dice: “El Espíritu Santo operó tres cosas en los apóstoles: en la primera operación, los inflama del amor divino, es decir que su venida los transformó tanto que en lugar de ser tímidos, débiles y llenos de amor a si mismos, como hasta ese momento, ellos se mostraron bastante fuertes para no temer ni siquiera a la muerte; ellos tienen más bien, desde ese día, estimado como una gloria y una felicidad de sufrir persecución por el amor de Dios. En segundo lugar, como el fuego purifica el hierro y en similitud, así el Espíritu Santo purifica a los apóstoles de toda mancha y los santifica plenamente en si mismos. En tercer lugar, lo mismo que el molde da al oro fundido en el crisol su forma exacta, así el Espíritu Santo hizo por decirlo así fluir en Dios a los apóstoles, primero licuados por el fuego de su amor, con el fin de darles la forma de la imagen divina, y de realizar en ellos estas palabras del salmo: Yo lo he dicho, ustedes son dioses. (Ps. LXXXI, 6.) "En este ejemplo, el que desea recibir al Espíritu Santo puede pedirle cumplir en su alma tres operaciones, a saber: hacerlo fuerte contra todo dolor; disponerlo a todo bien, separándole del temor natural a sufrir hasta hacerle aceptar alegremente las adversidades, por el amor de Dios. Por último, le pide al Espíritu Santo la remisión de sus pecados para que, totalmente licuado por el fuego del amor divino, el pase en Dios, y en esta unión bienaventurada, se le vuelva semejante.




Maino Pentecostés Prado detalle
Pentecostés



" El Espíritu Santo hizo beber también a los apóstoles en tres copas de modo que el pueblo no creyó sin razón en su embriaguez. Primero, los rellena tanto del vino del amor que, parecidos a hombres ebrios, se olvidaban de ellos mismos, no buscando más honor, ni ventaja material, sino sólo la gloria de Dios. Les sirvió luego vino del consuelo y de la dulzura divinos, por lo que no sentían más gusto por ninguna alegría y consuelo de la tierra. Los embriagó, en tercer lugar, de un néctar, que es el amor de las cosas celestiales; los hizo como insensatos al punto que, en el deseo y el amor que los abrasaba por Dios, se habrían enfrentado a mil muertes para llegar hasta él. 



Gebhard Fugel Pfingtspredigt
Primer  discurso de Pedro después de Pentecostés.


 

"El alma fiel debe pedirle al Espíritu Santo de darle a beber también ese vino del divino amor, que producirá en ella el olvido de sí y el desprecio de todo honor y de todo beneficio que no interesa a la gloria de Dios. También que ella pida la plenitud de la suavidad del Espíritu Santo, con el fin de no complacerse jamás con las alegrías y las delicias de la tierra, y en fin que ruegue a Dios la abrase de tal amor por las cosas celestes y espirituales, que aspire a él con todo el corazón, teniendo por nada la muerte y todos los sufrimientos. " (1)



Para ver el video de la Revelación a Santa Matilde de Hackeborn: “De una operación triple del Espíritu Santo en los apóstoles y en toda alma de deseo”, de su Libro de la Gracia Especial, dar clic en la siguiente imagen:




 VIDEO:



BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA:

  1. Santa Matilde de Hackeborn:  "Le Livre de la Gratia Espéciale.  Révélationes de Sainte Mechtilde". Editor: Alfred Mame et fils (nouvelle édition, revue et corrigée. Tours et Paris 1926).