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jueves, 26 de noviembre de 2015

"Visión del Señor Sobre el Monte Santo". Visión de Santa Hildegarda de Bingen.

 

"VISIÓN DEL SEÑOR SOBRE EL MONTE SANTO"

SCIVIAS ( CONOCE LOS CAMINOS )

PRIMERA PARTE, PRIMERA VISIÓN

SANTA HILDEGARDA DE BINGEN










¡Quisiéramos ver milagros! Exclaman riéndose burlonamente los ateos, cuando les invitamos a examinar atentamente con nosotros, los fundamentos de nuestra creencia y el esplendor del dogma católico, antes de negar descaradamente lo que ignoran. Pero si vieran el milagro, todavía negarían, atribuyéndolo a sortilegios, a la magia, a la ciencia vana, lo que no podrían explicar; porque, lo esencial no es ver el milagro, sino tener una alma susceptible de reconocerlo y de contemplarlo cuando se presenta a nuestros ojos: entonces, hay unas almas rebeldes al milagro, que está como el brillo de la potencia y de la gloria de Dios sobre el mundo; lo mismo que hay unos ojos incapaces de ver la luz de día. Pero los ciegos del alma padecen más gravemente y mil veces más numerosos que otros.


¡Queremos ver milagros! Y yo que no soy un iluminado, ni un visionario, pero un hombre como otros, por la gracia de Dios, habiendo conservado todas mis facultades visuales, a pesar de la contagiosa ceguera de tantos hombres de mi país y de mi generación, que se complacen con error, voy a hablarles de un milagro que se perpetuó, durante cerca de un medio siglo, con los ojos de los pueblos asombrados, pero convencidos.




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Visiones de Santa Hildegarda de Bingen.





Y este milagro tenía por sujeto a una mujer humilde, siendo el habitáculo del Espíritu de luz, que difundía por ella, a través del mundo, las ondas fecundantes de la sabiduría y de la caridad divina; una mujer humilde y ignorante de la ciencia de los hombres, hecha de repente, como a pesar de ella, otro Moisés, para convertir a su pueblo, subir la montaña de Sion, conversar con los ángeles y Dios mismo; y siempre bajo la inspiración divina, sondear el misterio, leer en el libro sellado de las Escrituras, hablar una lengua desconocida, escribir, sin cartas, páginas sublimes, mantenerse, en nombre de Dios, con los príncipes y los reyes; cazar al demonio que huía sólo delante de ella, estremeciéndose, como delante del querubín en llamas; curar a los enfermos que, teniendo fe en su santidad, ya la invocaban como santa, y probaban, de cerca o de lejos, los efectos maravillosos de su protección y de su confianza.


He aquí lo que fue dado a verles a los hombres, al mismo tiempo que el cielo comunicaba con la tierra cubierta de los asilos de la oración y de la virtud: Deliciae meae ese cum filiis hominum: dios que hace sus delicias de vivir entre los niños de los hombres (1).


Santa Hildegarda de Bingen en su primer libro: Scivias Conoce los Caminos), nos dice que a la edad de 42 años sobrevino una etapa de visiones más fuertes y recibió la orden sobrenatural de escribir las visiones que en adelante tuviese. El libro Scivias consta de tres partes, contenidas en ellas 26 visiones. Presentamos aquí la Primera Parte de Scivias, Primera Visión: "Visión del Señor sobre el Monte Santo". La primera parte trata del Creador, la creación y de las relaciones entre Dios, el cosmos y el hombre. Comienza con el conocimiento de Dios, la visión del Señor sobre el Monte Santo y la creación de los ángeles.





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El Ser resplandeciente.





Para leer el e-book, imprimir o descargar el archivo pdf, extracto de la Visión de Santa Hildegarda de Binguen: "Visión del Señor Sobre el Monte Santo", dar clic en el siguiente enlace:





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VIDEO:



(1) Traducción del francés del Prefacio de R.Chamonal, del libro Scivias ou Les TROIS  LIVRES  des VISIONS ET  REVELATIONS,  Sainte Hildegarde. París, Edición 1909.

martes, 17 de noviembre de 2015

"Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis". Visión de Santa Hildegarda de Bingen.

"LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS"


Visión de Santa Hildegarda de Bingen.


Interpretación correcta del significado de los 4 jinetes del Apocalipsis, en una visión dada por Dios a Santa Hildegarda de Bingen.








Palabras del Apocalipsis del apóstol Juan acordes con las materias descritas. El simbolismo ingenioso de los cuatro caballos, blancos, rojo, negro y pálido. Se describen los cuatro tiempos y sus cualidades desde el origen hasta al final del mundo.




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Simboliso ingenioso de los 4 Jinetes del Apocalipsis




"Libro de las obras divinas", Segunda Parte, Primera Visión, Extracto, de Santa Hildegarda de Bingen.




1ª Visión, 2ª Parte. De Santa Hildegarda de Bingen.




El "Libro de las Obras Divinas" es uno de las más fascinantes obras de Santa Hidelgarda de Bingen. Ella solo es un instrumento, todas sus obras las ha visto con los ojos interiores del espíritu, las ha escuchado con los oídos interiores, le han sido dictadas por “una luz cegadora de brillantez excepcional que fluyó por mi cerebro entero”.




Para leer el e-book, imprimir o descargar el archivo pdf, extracto de la Visión de Santa Hildegarda de Binguen: "Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis", dar clic en el siguiente enlace:





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Para ver el video de la Visión de Santa Hildegarda de Binguen: "Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis", dar clic en la siguiente imagen:



 Video:




Santa Hildegarda nació en 1098 en Bermersheim, cerca de Maguncia, Alemania, última de los diez hijos de un matrimonio de la nobleza local. Sus padres consideraron que Hildegarda debía ser dedicada al servicio de Dios, como “diezmo”. A los 6 años comenzó a tener visiones que siguieron durante el resto de su vida.Fue entregada para su instrucción a Jutta, de la familia de condes de Spannheim, la cual vivía en una pequeña casita adosada al monasterio de los monjes benedictinos fundada por san Disibodo en Disibodenberg. Por la fama de santidad de Jutta y de su alumna muchos padres ingresaron a sus hijas, formándose un pequeño convento benedictino agregado al convento de Disibodenberg, en el cual Hildegarda Llegó a ser abadesa. Ya en vida, fue respetada y admirada por su visiones y vida de santidad.

martes, 10 de noviembre de 2015

"Dios: Energía suprema y abrasadora". Visión de Santa Hildegarda de Binguen.

DIOS: ENERGÍA SUPREMA Y ABRASADORA

Visión de Santa Hildegarda de Bingen.




El "Libro de las Obras Divinas" es uno de las más fascinantes obras de Santa Hidelgarda de Bingen. Ella solo es un instrumento, todas sus obras las ha visto con los ojos interiores del espíritu, las ha escuchado con los oídos interiores, le han sido dictadas por “una luz cegadora de brillantez excepcional que fluyó por mi cerebro entero”.


En la obra se manifiestan algunos de los atributos de Dios:


* Su Sabiduría, que ordena la creación y todo lo hace con un fin.

* Su Omnipotencia, pues Dios es fuente de toda la vida, y todos los elementos,

sol, luna, estrellas, vientos, aguas, animales, vegetales, ángeles, incluso

involuntariamente los demonios en su libertad, cumplen su misión de modo

preciso.

* Su Misericordia, pues todos los problemas del cosmos y del hombre,

encuentran solución en su Verbo, nexo de unión entre toda la Creación.



"Libro de las obras divinas", Primera Parte, Primera Visión, de Santa Hildegarda de Bingen. A continuación se enuncian los títulos principales de los diversos subtemas. La Explicación detallada está en el video y en su obra escrita.


Situación de la maravillosa visión de qué trata la obra siguiente, descripción detallada de cierta imagen divina que aparece en forma de hombre y descripción de su vestido y de todo lo que hay a su alrededor.



El Espíritu del Mundo.



Palabras pronunciadas por la imagen por las cuales se entiende el amor, que se denomina vida ígnea de la substancia de Dios, y explicación de los múltiples efectos de su potencia en las diversas naturalezas o cualidades de la creación.


Dios ha representado en el hombre, hecho a su imagen y semejanza, a todas las criaturas. Tras la caída del hombre, Dios lo restableció únicamente por la benevolencia de su amor a través de su Encarnación y lo colocó en la felicidad que el ángel caído había perdido. Esto se muestra en el significado alegórico de la visión.


La fe devota abraza la excelencia de la divina caridad, y por su medio Dios se reconoce Uno en la Trinidad. Cómo Dios mismo custodia a los hombres con el mérito de la fe y los reconduce al cielo.


Cualquier persona sometida a Dios con humilde devoción, inflamada con la ayuda del Espíritu Santo, aunque sea pecador se supera a si misma, supera al diablo y es como los ángeles, que exultantes por la bondad de los justos alaban juntos la omnipotencia de Dios.


Desde la eternidad todas las cosas estaban en Dios, pero no como en un lugar, y cuando las creó se fueron diferenciando las unas de las otras según su numero, orden, espacio y tiempo.


El diablo y los ángeles desertores de la justicia, que anteriormente tenían gran poder, fueron reducidos por su ingratitud y soberbia hasta el punto de no tener ningún poder sobre ninguna criatura, si no en cuánto les es permitido por la voluntad del cielo.


El hombre que se dispone a imitar la justicia de su Creador, cuando se aparta de la irracionalidad propia de las bestias, empieza a brillar con el resplandor de la naturaleza racional.


Por la Palabra de Dios que dijo “Hágase la luz”, fue creada la luz racional, es decir los ángeles y, ya que algunos de ellos cayeron de la santidad, el Señor hizo otra vida racional, que se cubriría de carne, el hombre, destinado a ocupar el lugar y la gloria de los ángeles caídos.


Dios, al acoger en la fuerza de su amor a los predestinados, los nutre mediante la infusión de los dones del Espíritu Santo con todo aquello que necesitan.


El Hijo de Dios, al asumir la naturaleza de la humanidad sin contagio de pecado, y adoptar la carne, exhortó a la penitencia a publicanos y pecadores y los salvó en virtud de su fe en él.


La imitación del amor del Hijo de Dios, que destruyó al diablo con su cruz, también anula ahora la discordia y el resto de vicios entre los creyentes y reduce a la nada al antiguo seductor del género humano.


Adán y Eva se dejaron persuadir por el diablo que los envidiaba, y perdieron la gloria del vestido celestial, es decir la inmortalidad.


Dios tuvo piedad de ellos, y para castigar la culpa de la transgresión los expulsó del paraíso y los envió a esta tierra de destierro. Quien viole la fidelidad del matrimonio instituido por Dios debe sufrir su dura venganza, a menos que se arrepienta.


Dios escogió a la Virgen María, de la estirpe de Abraham, que creía en Él y le obedecía. De ella nacería como hombre, Cristo, fundador y rector de la nueva generación espiritual.


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VIDEO:





Santa Hildegarda nació en 1098 en Bermersheim, cerca de Maguncia, Alemania, última de los diez hijos de un matrimonio de la nobleza local. Sus padres consideraron que Hildegarda debía ser dedicada al servicio de Dios, como “diezmo”. A los 6 años comenzó a tener visiones que siguieron durante el resto de su vida. Fue entregada para su instrucción a Jutta, de la familia de condes de Spannheim, la cual vivía en una pequeña casita adosada al monasterio de los monjes benedictinos fundada por san Disibodo en Disibodenberg. Por la fama de santidad de Jutta y de su alumna muchos padres ingresaron a sus hijas, formándose un pequeño convento benedictino agregado al convento de Disibodenberg, en el cual Hildegarda Llegó a ser abadesa. Ya en vida, fue respetada y admirada por su visiones y vida de santidad.

martes, 3 de noviembre de 2015

"El vicio de la Avaricia y la virtud del Desprendimiento Total". Visión de Santa Hildegarda de Bingen.

EL VICIO DE LA AVARICIA Y LA VIRTUD DEL DESPRENDIEMIENTO TOTAL

Visión de Santa Hildegarda de Bingen.



El Liber Vitae Meritorum, "Libro de los méritos de la vida" (1158-1163) es una guía de cómo adquirir merecimientos, a fin de evitar o reducir, por medio de la penitencia en esta vida, cualquier posible castigo futuro.


Está dividido en seis partes. En las cuatro primeras un Hombre mira hacia cada uno de los cuatro puntos cardinales y en la quinta contempla la totalidad del orbe. Las cinco siguen el mismo esquema. En la sexta el Hombre remueve los confines de la tierra, en el sentido que se explica posteriormente. En estas cinco primeras partes, ve y describe un total de 35 imágenes, cada una representa un vicio que hace un parlamento en el que intenta justificar su actuación.









Santa Hildegarda de Bingen nos habla de su visión: "El vicio de la Avaricia y la virtud del Desprendimiento Total". El vicio de la Avaricia arranca todo, todo lo recoge en su regazo, y cuanto más reúne más tiene. Considera que no hay culpa alguna en coger cosas del quien tiene más que lo que necesita. Cuando tiene en su regazo todas las cosas que quiere esta satisfecha y encantada de todo, no tiene miedo de nadie, vive en la felicidad y no busca misericordia de nadie. Coge todo lo que quiere y lo consigue con su propia astucia, piensa que no es ladrón ni bandolero. Yace en la dureza, y se olvida totalmente de Dios al no confiar en Él. Es dura, áspera y sin misericordia, ya que no quiere el éxito de los demás. Nada es suficiente para ella, ya que sustrae la felicidad ajena. Se le opone la virtud del Desprendimiento total, llamándole fraude diabólico, veloz como un lobo para hacer presas y devorador de todo como un buitre. A esta virtud todas las cosas de Dios le bastan, tiene misericordia por todo y se presta tiernamente a todo lo que puede ser útil. Advierte a los fieles que los dones de Dios deberían ser suficiente para ellos y los anima a evitar la avaricia para no caer en la amargura de la áspera infelicidad.



 
La Avaricia, fraude diabólico.

El Desprendimiento Total, ayuda a los más necesitados.




La Avaricia es función del maleficio y alcanza su plenitud cuando él se presenta. Es siervo de los ídolos, porque, manteniéndose en la matriz del diablo, no se llena y no puede llevar nada a cabo según quiere. Desea las cosas de la tierra y no del cielo, no es honesta, quiere ataviarse de obscenidad, no se alegra del éxito de los demás y manifiesta su terrible envidia en su mirada. Sus acciones se traducen en muchos robos con dureza y aspereza, derrama sangre y mata a otros hombres por sus intereses personales. Roba a los religiosos entregados al espíritu y a los seglares los depreda. El ladrón que roba imita al diablo, si no se arrepiente de sus robos y homicidios sufrirá el castigo eterno.




Las acciones de la avaricia se traducen en muchos robos.




Los espíritus malignos enseñan a los hombres la avaricia, los animan a aspirar a cosas cada vez más grandes y en número mayor. Las almas que en vida pecaron de avaricia son atormentadas por una masa de aire ardiente, además de otros tormentos, por su deseo de acaparar las cosas. Los que cometieron robos por avaricia son castigados en un enorme pozo, del cual sale una llama que sube y baja impulsando a dichas almas en ella. También son atormentadas por los espíritus malignos, además de otros tormentos.



Purificación de los que en vida pecaron de Avaricia.



Para evitar los castigos futuros y para liberarse de los espíritus malignos que les sugieren la avaricia, en vida, los hombres deben mortificarse con ayunos y azotes. Deben usar un vestido áspero y arrodillarse diciendo excelsas oraciones a Dios. Además deben de reembolsar a los pobres todo lo que les sustrajeron.

Quien tiene fe lo considera para actuar el bien.




Penitencia: Ayunos, azotes, vestido áspero, reembolsar.




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