El Ave María
Comentado
por Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia
El
siguiente video contiene en audio todos los comentarios, escritos por
Santo Tomás de Aquino, del Ave María:
VIDEO:
PROLOGO
1.
- En esta salutación se contienen tres cosas.
Una
parte la compuso el Ángel, a saber: "Dios te salve, llena de
gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres".
Otra
parte la compuso Isabel, la madre de Juan Bautista, a saber: "Bendito
el fruto de tu vientre".
La
tercera parte la agregó la Iglesia, a saber: "María",
porque el Ángel no dijo "Ave, María", sino "Ave,
llena de gracia".
Y
este nombre, a saber, "María" cuadra por su significado
con las palabras del Ángel, como será manifiesto.
"Dios te salve" o "Yo te saludo"
2.-
Acerca de lo primero hemos de considerar que en la antigüedad era
algo muy notable que los Ángeles se les aparecieran a los hombres; y
los hombres consideraban que era un honor inestimable el mostrarles
su veneración. Por lo cual la Escritura alaba a Abraham por haber
recibido en hospedaje a los Ángeles y por haberles mostrado
veneración. Ahora bien, cosa nunca oída era que el Ángel se
inclinara ante un hombre sino después de que saludó a la Santísima
Virgen diciéndole reverentemente "Dios te salve".
3.-
Que antiguamente no reverenciara el Ángel al hombre, sino el hombre
al Ángel se debía a que el Ángel era superior al hombre; y esto en
cuanto a tres cosas:
Primeramente
en cuanto a la dignidad, por ser el Ángel de naturaleza espiritual.
Sal. 103, 4: "A sus ángeles los hizo espíritus"; mas el
hombre es de naturaleza corruptible, por lo cual decía Abraham: "Yo
que soy polvo y ceniza hablaré a mi Señor". Por lo tanto no
era correcto que una criatura espiritual e incorruptible le rindiera
homenaje a una corruptible, o sea, al hombre.
En
segundo lugar en cuanto a la familiaridad con Dios. Porque el Ángel
era un familiar de Dios, pues le asistía. Dan. 7, 10: "Millares
de millares le servían y le asistían diez millares de centenas de
millares".
Y
el hombre es como un extraño y está alejado de Dios por el pecado.
Sal. 54, 8: "Me alejé huyendo". Por lo cual lo conveniente
es que el hombre reverencie al Ángel, como cercano y familiar del
Rey.
En
tercer lugar su preeminencia se debía a la plenitud del esplendor de
su gracia divina: en efecto, los Ángeles participan con suma
plenitud en la luz divina misma. Job 25, 3: "¿Pueden contarse
sus soldados y sobre alguno no se levanta su luz?". Y por eso
siempre aparecen esplendorosos.
Mas
los hombres ciertamente participan de esa misma luz de la gracia,
pero poco, y con cierta oscuridad.
4.
- Así pues, no era conveniente que el Ángel rindiera homenaje al
hombre, hasta que se hallara en la naturaleza humana alguien que en
las dichas tres cosas excediera a los Ángeles. Y esa criatura humana
fue la Santísima Virgen María. Y por eso, para indicar que en esas
tres cosas lo aventajaba, quiso el Ángel rendirle su reverencia con
estas palabras: "Dios te salve" (o "Yo te saludo").
Llena de Gracia
5.
- a) Así es que la Santísima Virgen aventaja a los Ángeles en esas
tres cosas.
Y
primeramente en la plenitud de la gracia, que es mayor en la
Santísima Virgen que en cualquier Ángel ; y por eso, para indicar
tal cosa, el Ángel le rindió pleitesía diciéndole "llena de
gracia", como si le dijera : te rindo homenaje porque me excedes
en plenitud de gracia.
6.-
Ahora bien, se dice que la Santísima Virgen es la llena de gracia en
cuanto a tres cosas.
Primeramente
en cuanto al alma, en la que poseyó toda plenitud de gracia. Porque
la gracia de Dios se da para dos cosas: a saber, para hacer el bien y
para evitar el mal; y en cuanto a estas dos cosas la Santísima
Virgen poseyó una gracia perfectísima. Porque Ella evitó todo
pecado mejor que cualquier otro santo, tras de Cristo. En efecto, el
pecado es u original, y de éste fue librada desde el útero por la
Inmaculada Concepción o mortal o venial, y de éstos fue librada.
Por lo cual dice Can. 4, 7: "Toda hermosa eres, amiga mía, y no
hay mancha en ti".
Dice
San Agustín en su libro De la Naturaleza y de la Gracia:
"Exceptuando a la Santa Virgen María, si todos los Santos y
Santas cuando vivían aquí (en la tierra) hubiesen sido interrogados
si estaban exentos de pecado, todos hubiesen proclamado al unísono:
«Si dijéramos que no tenemos pecado, nos engañaríamos a nosotros
mismos y no nos asistiría la verdad.» Exceptuada, digo, esta Santa
Virgen, acerca de la cual, por el honor debido a Nuestro Señor,
cuando de pecados se trata no quiero mover absolutamente ninguna
cuestión. En efecto, sabemos que le fue conferida más gracia para
vencer por todos sus flancos al pecado, a Ella, que mereció concebir
y dar a luz al que nos consta que no tuvo pecado alguno".
7.-
También cumplió Ella las obras de todas las virtudes, y los demás
Santos alguna particular: porque uno fue humilde, otro fue casto, un
tercero misericordioso; y por eso se les presenta como ejemplo de
virtudes particulares, como a San Nicolás como modelo de la
misericordia. Pero a la Santísima Virgen como modelo de todas las
virtudes; pues es Ella el modelo de la humildad: Luc. 1, 38: "He
aquí a la esclava del Señor"; y luego 1, 48: "Ha puesto
los ojos en la humildad de su esclava"; de la castidad: "pues
no conozco varón" (Luc. 1, 34); y de todas las virtudes, como
consta plenamente. Así es que la Santísima Virgen es la llena de
gracia tanto en cuanto a hacer el bien como en cuanto a evitar el
mal.
8.-
En segundo lugar fue la llena de gracia en cuanto a la redundancia
[de la gracia] de su alma sobre su carne o cuerpo. Porque gran cosa
es en los Santos el poseer la gracia suficiente para la santificación
del alma ; pero fue tal su plenitud en el alma de la Santísima
Virgen que de ella redundó la gracia en su carne para que de esta
misma concibiera al Hijo de Dios. Por lo cual dice Hugo de San
Víctor: "Porque el amor del Espíritu Santo ardía en el
corazón de la Virgen de manera singular, por lo que operaba en su
carne maravillas para que de ella naciera el Dios Hombre" Luc.
1, 35: "El Santo que nacerá de ti será llamado el Hijo de
Dios".
9.-
En tercer lugar por su redundancia en todos los hombres. En efecto,
cosa grande es en cualquier Santo que posea tanta gracia que sea
suficiente para la salvación de muchos; pero lo máximo sería que
poseyeran tanta gracia que fuera suficiente para la salvación de
todos los hombres: y esto es lo que ocurre en Cristo y en la
Santísima Virgen. Porque en todo peligro puedes obtener la salvación
gracias a esta gloriosa Virgen. Por lo que dice el Can. 4, 4: "Mil
escudos (o sea remedios contra los peligros) penden de ella".
Asimismo en todo acto de virtud la puedes tener como auxilio, por lo
cual dice Ella misma, Ecl. 24, 25: "En mí está toda esperanza
de vida y de virtud".
MARÍA
l0.-
Por lo tanto, tan llena es de gracia que excede a los Ángeles en la
plenitud de la gracia y por lo mismo justamente se llama María, que
quiere decir "iluminada interiormente"; por lo cual dice
Is. 58, 11: “Llenará tu alma de sus esplendores”; y (también
quiere decir) "iluminadora de los demás", en cuanto a todo
el universo, por lo cual se le compara con el sol y la luna.
EL SEÑOR ES CONTIGO
11.-
6) En segundo lugar aventaja a los Ángeles en su intimidad con Dios.
Por lo cual dijo el Ángel reconociéndola: "El Señor es
contigo"; como si le dijera: te rindo homenaje por tu mayor
familiaridad con Dios que la mía, puesto que "el Señor es
contigo".
El
Señor —le dijo—, el Padre con su Hijo: lo que no poseyó ningún
Ángel ni ninguna otra criatura. Luc. 1, 35: "El que ha de nacer
de ti será Santo, y será llamado Hijo de Dios".
El
Señor Hijo en el seno (de María). Is. 12, 6: “Alégrate
sobremanera y prorrumpe en alabanzas, casa de Sión, que grande es en
medio de ti el Santo de Israel.” El Señor está con la Santísima
Virgen de manera distinta que con el Ángel; porque con Ella está
como Hijo, y con el Ángel como Señor.
El
Espíritu Santo (está en María) como en un templo, por lo cual la
llamamos "Templo del Señor, Santuario del Espíritu Santo",
porque concibió del Espíritu Santo: Luc. 1, 35: "El Espíritu
Santo vendrá sobre ti".
Así
es que mayor intimidad con Dios tiene la Santísima Virgen que el
Ángel. Y por eso se canta de Ella: "Vos sois el digno Trono de
toda la Trinidad".
Así
es que estas palabras "El Señor es contigo" son las más
nobles que se le podían haber dicho.
MARÍA
12.-
Con razón, pues, reverencia el Ángel a la Santísima Virgen, por
ser la Madre del Señor, por lo cual es la Señora. De modo que le
conviene a Ella el nombre de María, que en lengua siríaca significa
"Soberana".
13.-
c) En tercer lugar aventaja Ella a los Ángeles en cuanto a pureza:
porque la Santísima Virgen no sólo era pura en sí misma, sino que
también procuró la pureza en los demás. En efecto, fue purísima
tanto en cuanto a todo pecado, porque no incurrió ni en el pecado
mortal ni en el venial, como también en cuanto a la pena.
BENDITA TÚ ENTRE LAS MUJERES
14.-
En efecto, tres maldiciones se les echaron a los hombres a causa del
pecado.
La
primera se le echó a la mujer, a saber, que concebiría fruto de su
seno con corrupción (del pecado original), con molestias lo llevaría
(en la gestación) y con dolor lo pariría.
Pero
a (todo) esto fue inmune la Santísima Virgen: porque sin la
corrupción [del pecado] concibió; con gozo lo llevó [en su seno] y
con alegría suma lo dio a luz. Isaías 35, 2: "Germinará un
renuevo llena de alborozo y entonando alabanzas".
15.-
La segunda se le echó al hombre: que con el sudor de su rostro
comería su pan. De esto fue inmune la Santísima Virgen: porque,
como dice el Apóstol, 1 Cor. 7, 32-34, "las vírgenes están
desligadas de los cuidados de este mundo, y en solo Dios se ocupan".
16.-
La tercera fue común a los varones y a las mujeres: a saber, que al
polvo volverían. Y de esto fue exenta la Santísima Virgen, porque
con su cuerpo fue asunta al cielo. En efecto, creemos en el Dogma de
la Asunción, que habiendo muerto (dormición de la Virgen María, el
13 de agosto) fue resucitada y llevada al cielo. Sal. 131, 8:
"Levántate, Señor, para el lugar de tu reposo, tú y el arca
de tu santidad".
MARÍA
17.-
Por lo tanto, Ella fue exenta de toda maldición, y por eso "bendita
entre las mujeres": Porque Ella sola levantó la maldición, y
trajo la bendición, y abrió las puertas del Paraíso; y por eso le
conviene el nombre de "María", que significa "estrella
de los mares"; porque así como por la estrella del mar se
dirigen los navegantes al puerto, así también los cristianos se
dirigen a la gloria por María.
BENDITO ES EL FRUTO DE TU VIENTRE
18.-
Suele el pecador buscar en alguna cosa lo que no puede conseguir,
pero que el justo lo obtiene. Prov. 13, 22: "La hacienda del
pecador se guarda para el justo". Así Eva buscó un fruto, y no
halló en él todo lo que deseaba; mas la Virgen Santísima halló en
su fruto todas las cosas que Eva deseó.
19.-
Porque Eva deseó en su fruto tres cosas. Primeramente, lo que
falsamente le prometió el diablo, a saber, que serían como Dioses,
conocedores del bien y del mal. "Seréis (le dijo aquel
mentiroso) como dioses", como dice el Gén. 3, 5. Y mintió,
como mentiroso que es y padre de la mentira, porque habiendo comido
el fruto, Eva no se hizo semejante a Dios, sino desemejante, pues
pecando se apartó de Dios, su salvación, y por eso fue expulsada
del paraíso.
En
cambio, eso (la santificación) lo halló la Santísima Virgen, y
todos los cristianos, en el fruto de su vientre, pues por Cristo nos
unimos y nos asemejamos a Dios. 1 Jn. 3, 2: "Cuando se
manifieste seremos semejantes a El, porque lo veremos tal como El
es".
20.-
En segundo lugar Eva deseó en su fruto la delectación, porque éste
era bueno para comerse; pero no la halló, porque inmediatamente se
dio cuenta de su desnudez y sufrió. En cambio, en el fruto de la
Virgen hallamos la suavidad y la salud. Jn. 6, 55: "Quien come
mi carne posee la vida eterna".
21.-
En tercer lugar, el fruto de Eva era de hermoso aspecto; pero más
hermoso es el de la Virgen, en el que los Ángeles desean detener su
mirada. Sal. 44, 3: "El más hermoso de los hijos de los
hombres", porque Él es el esplendor de la Gloría de su Padre.
Así
es que no pudo hallar Eva en su fruto lo que tampoco ningún pecador
hallará en sus pecados.
Por
lo cual lo que deseemos busquémoslo en el fruto de la Virgen.
22.-
Este fruto es bendecido por Dios, porque de tal manera lo llenó de
toda gracia que al venir a nosotros le rinde honor a Él. Ef. 1, 3:
"Bendito sea Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos
ha bendecido en Cristo con toda suerte de bendiciones espirituales"
; (es bendecido) por los Ángeles: Ap. 7, 12: "Bendición y
gloria y sabiduría y acción de gracias, el honor y el poder y la
fuerza a Nuestro Dios"; (es bendecido) por los hombres : el
Apóstol en Flp. 2,11: "Toda lengua confiese que Jesucristo es
Señor para gloria de Dios Padre". Sal. 117,
23
: "Bendito sea el que viene en el nombre del Señor".
Por
lo tanto, así es bendita la Virgen : pero su fruto lo es todavía
más.
Nota
El
"Jesús" que añadimos al "bendito es el fruto de tu
vientre" procede del Papa Urbano IV (1261-1264).
La
parte final de nuestra Avemaría -Santa María, Madre de Dios, ruega
por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén-
fue añadida por el Papa San Pio V (1566-1572) de santa y feliz
memoria (su cuerpo es incorrupto en la Basílica Patriarcal Santa
María la Mayor).
FIN