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jueves, 24 de diciembre de 2015

"Nacimiento de Jesús. La eficacia salvadora de la divina maternidad de María". Revelación de la mística italiana María Valtorta

NACIMIENTO DE JESÚS. LA EFICACIA SALVADORA DE LA DIVINA MATERNIDAD DE MARÍA


Mística italiana María valtorta, del Poema del Hombre Dios o El Evangelio como me ha sido revelado, Intro y Vida Oculta.





Maravillosos detalles del nacimiento del divino redentor de la humanidad en el pobre pesebre de Belén, en aquella fría noche invernal, relatados por la mística italiana, María Valtorta,  que presenció y acompaño a María y José en ese pobre refugio en el cual encontraron amparo.





Adoration of the shepherds reni.JPG






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viernes, 18 de diciembre de 2015

"Mañana de la Resurrección y Oración de María Santísima". Revelación de la mística María Valtorta.

MAÑANA DE LA RESURRECIÓN

Y ORACIÓN DE MARÍA 


 Revelación de la mística italiana María Valtorta.






La mística italiana María Valtorta narra lo que presenció en la mañana de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo y la oración de María pidiendo a la Santísima Trinidad la pronta Resurrección de su divino Hijo.










La mística María Valtorta presenció la mañana de la Resurrección, veía, oía, olía los suaves aromas de los perfumes con que las santas mujeres preparaban la mezcla para ungir nuevamente el divino Cuerpo de Jesús que descansaba en el sepulcro donde fue depositado. Nos habla sobre el sufrimiento que María Santísima sentía por la ausencia de su divino Hijo Jesús, del de las santas mujeres que lloraban a su divino Maestro, de las lágrimas que San Pedro apóstol vertía por los remordimientos de haber negado 3 veces a Jesucristo antes de la crucifixión, del apoyo que San Juan apóstol daba acompañando a María Santísima en su soledad y a San Pedro en su pesar interno.





Mística italiana María Valtorta, alma víctima, inválida por un golpe .





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sábado, 5 de diciembre de 2015

"El Destierro del Paraíso". Visión de Santa Hildegarda de Bingen.

EL DESTIERRO DEL PARAÍSO

SCIVIAS ( CONOCE LOS CAMINOS )

PRIMERA PARTE, SEGUNDA  VISIÓN

SANTA HILDEGARDA DE BINGEN





John Roddam Spencer Stanhope - The Expulsion from Eden, 1900.jpg




¡Quisiéramos ver milagros! Exclaman riéndose burlonamente los ateos, cuando les invitamos a examinar atentamente con nosotros, los fundamentos de nuestra creencia y el esplendor del dogma católico, antes de negar descaradamente lo que ignoran. Pero si vieran el milagro, todavía negarían, atribuyéndolo a sortilegios, a la magia, a la ciencia vana, lo que no podrían explicar; porque, lo esencial no es ver el milagro, sino tener una alma susceptible de reconocerlo y de contemplarlo cuando se presenta a nuestros ojos: entonces, hay unas almas rebeldes al milagro, que está como el brillo de la potencia y de la gloria de Dios sobre el mundo; lo mismo que hay unos ojos incapaces de ver la luz de día. Pero los ciegos del alma padecen más gravemente y mil veces más numerosos que otros.


¡Queremos ver milagros! Y yo que no soy un iluminado, ni un visionario, pero un hombre como otros, por la gracia de Dios, habiendo conservado todas mis facultades visuales, a pesar de la contagiosa ceguera de tantos hombres de mi país y de mi generación, que se complacen con error, voy a hablarles de un milagro que se perpetuó, durante cerca de un medio siglo, con los ojos de los pueblos asombrados, pero convencidos.


Y este milagro tenía por sujeto a una mujer humilde, siendo el habitáculo del Espíritu de luz, que difundía por ella, a través del mundo, las ondas fecundantes de la sabiduría y de la caridad divina; una mujer humilde y ignorante de la ciencia de los hombres, hecha de repente, como a pesar de ella, otro Moisés, para convertir a su pueblo, subir la montaña de Sion, conversar con los ángeles y Dios mismo; y siempre bajo la inspiración divina, sondear el misterio, leer en el libro sellado de las Escrituras, hablar una lengua desconocida, escribir, sin cartas, páginas sublimes, mantenerse, en nombre de Dios, con los príncipes y los reyes; cazar al demonio que huía sólo delante de ella, estremeciéndose, como delante del querubín en llamas; curar a los enfermos que, teniendo fe en su santidad, ya la invocaban como santa, y probaban, de cerca o de lejos, los efectos maravillosos de su protección y de su confianza.




Prophecies Hildegard.jpg
Santa Hildegarda, la vidente.





He aquí lo que fue dado a verles a los hombres, al mismo tiempo que el cielo comunicaba con la tierra cubierta de los asilos de la oración y de la virtud: Deliciae meae ese cum filiis hominum: dios que hace sus delicias de vivir entre los niños de los hombres (1).


Santa Hildegarda de Bingen en su primer libro: "Scivias: Conoce los Caminos", nos dice que a la edad de 42 años sobrevino una etapa de visiones más fuertes y recibió la orden sobrenatural de escribir las visiones que en adelante tuviese. El libro Scivias consta de tres partes, contenidas en ellas 26 visiones. Presentamos aquí la Primera Parte de Scivias, Segunda Visión: "El Destierro del Paraíso". La primera parte trata del Creador, la creación y de las relaciones entre Dios, el cosmos y el hombre. Sigue con la caída de Lucifer, el posterior engaño de Adán y Eva por Satanás, el matrimonio de Adán y Eva instituido por Dios, de la santidad de las relaciones sexuales en el matrimonio por amor a los niños y no por lujuria, la institución de la Castidad por Dios, expulsión de Adán y Eva del Paraíso Terrenal; después de la Redención, el hombre brilla en el cielo con esplendor más grande que primitivamente en el Paraíso.


 
El Destierro del Paraíso


El Redentor de toda la humanidad.




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"El Destierro del Paraíso"



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Para ver el video de la Visión de Santa Hildegarda de Binguen: "El Destierro del Paraíso", dar clic en la siguiente imagen:



VIDEO:



 (1) Traducción del francés del Prefacio de R.Chamonal, del libro Scivias ou Les TROIS  LIVRES  des VISIONS ET  REVELATIONS,  Sainte Hildegarde.

jueves, 26 de noviembre de 2015

"Visión del Señor Sobre el Monte Santo". Visión de Santa Hildegarda de Bingen.

 

"VISIÓN DEL SEÑOR SOBRE EL MONTE SANTO"

SCIVIAS ( CONOCE LOS CAMINOS )

PRIMERA PARTE, PRIMERA VISIÓN

SANTA HILDEGARDA DE BINGEN










¡Quisiéramos ver milagros! Exclaman riéndose burlonamente los ateos, cuando les invitamos a examinar atentamente con nosotros, los fundamentos de nuestra creencia y el esplendor del dogma católico, antes de negar descaradamente lo que ignoran. Pero si vieran el milagro, todavía negarían, atribuyéndolo a sortilegios, a la magia, a la ciencia vana, lo que no podrían explicar; porque, lo esencial no es ver el milagro, sino tener una alma susceptible de reconocerlo y de contemplarlo cuando se presenta a nuestros ojos: entonces, hay unas almas rebeldes al milagro, que está como el brillo de la potencia y de la gloria de Dios sobre el mundo; lo mismo que hay unos ojos incapaces de ver la luz de día. Pero los ciegos del alma padecen más gravemente y mil veces más numerosos que otros.


¡Queremos ver milagros! Y yo que no soy un iluminado, ni un visionario, pero un hombre como otros, por la gracia de Dios, habiendo conservado todas mis facultades visuales, a pesar de la contagiosa ceguera de tantos hombres de mi país y de mi generación, que se complacen con error, voy a hablarles de un milagro que se perpetuó, durante cerca de un medio siglo, con los ojos de los pueblos asombrados, pero convencidos.




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Visiones de Santa Hildegarda de Bingen.





Y este milagro tenía por sujeto a una mujer humilde, siendo el habitáculo del Espíritu de luz, que difundía por ella, a través del mundo, las ondas fecundantes de la sabiduría y de la caridad divina; una mujer humilde y ignorante de la ciencia de los hombres, hecha de repente, como a pesar de ella, otro Moisés, para convertir a su pueblo, subir la montaña de Sion, conversar con los ángeles y Dios mismo; y siempre bajo la inspiración divina, sondear el misterio, leer en el libro sellado de las Escrituras, hablar una lengua desconocida, escribir, sin cartas, páginas sublimes, mantenerse, en nombre de Dios, con los príncipes y los reyes; cazar al demonio que huía sólo delante de ella, estremeciéndose, como delante del querubín en llamas; curar a los enfermos que, teniendo fe en su santidad, ya la invocaban como santa, y probaban, de cerca o de lejos, los efectos maravillosos de su protección y de su confianza.


He aquí lo que fue dado a verles a los hombres, al mismo tiempo que el cielo comunicaba con la tierra cubierta de los asilos de la oración y de la virtud: Deliciae meae ese cum filiis hominum: dios que hace sus delicias de vivir entre los niños de los hombres (1).


Santa Hildegarda de Bingen en su primer libro: Scivias Conoce los Caminos), nos dice que a la edad de 42 años sobrevino una etapa de visiones más fuertes y recibió la orden sobrenatural de escribir las visiones que en adelante tuviese. El libro Scivias consta de tres partes, contenidas en ellas 26 visiones. Presentamos aquí la Primera Parte de Scivias, Primera Visión: "Visión del Señor sobre el Monte Santo". La primera parte trata del Creador, la creación y de las relaciones entre Dios, el cosmos y el hombre. Comienza con el conocimiento de Dios, la visión del Señor sobre el Monte Santo y la creación de los ángeles.





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El Ser resplandeciente.





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(1) Traducción del francés del Prefacio de R.Chamonal, del libro Scivias ou Les TROIS  LIVRES  des VISIONS ET  REVELATIONS,  Sainte Hildegarde. París, Edición 1909.

martes, 17 de noviembre de 2015

"Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis". Visión de Santa Hildegarda de Bingen.

"LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS"


Visión de Santa Hildegarda de Bingen.


Interpretación correcta del significado de los 4 jinetes del Apocalipsis, en una visión dada por Dios a Santa Hildegarda de Bingen.








Palabras del Apocalipsis del apóstol Juan acordes con las materias descritas. El simbolismo ingenioso de los cuatro caballos, blancos, rojo, negro y pálido. Se describen los cuatro tiempos y sus cualidades desde el origen hasta al final del mundo.




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Simboliso ingenioso de los 4 Jinetes del Apocalipsis




"Libro de las obras divinas", Segunda Parte, Primera Visión, Extracto, de Santa Hildegarda de Bingen.




1ª Visión, 2ª Parte. De Santa Hildegarda de Bingen.




El "Libro de las Obras Divinas" es uno de las más fascinantes obras de Santa Hidelgarda de Bingen. Ella solo es un instrumento, todas sus obras las ha visto con los ojos interiores del espíritu, las ha escuchado con los oídos interiores, le han sido dictadas por “una luz cegadora de brillantez excepcional que fluyó por mi cerebro entero”.




Para leer el e-book, imprimir o descargar el archivo pdf, extracto de la Visión de Santa Hildegarda de Binguen: "Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis", dar clic en el siguiente enlace:





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Para ver el video de la Visión de Santa Hildegarda de Binguen: "Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis", dar clic en la siguiente imagen:



 Video:




Santa Hildegarda nació en 1098 en Bermersheim, cerca de Maguncia, Alemania, última de los diez hijos de un matrimonio de la nobleza local. Sus padres consideraron que Hildegarda debía ser dedicada al servicio de Dios, como “diezmo”. A los 6 años comenzó a tener visiones que siguieron durante el resto de su vida.Fue entregada para su instrucción a Jutta, de la familia de condes de Spannheim, la cual vivía en una pequeña casita adosada al monasterio de los monjes benedictinos fundada por san Disibodo en Disibodenberg. Por la fama de santidad de Jutta y de su alumna muchos padres ingresaron a sus hijas, formándose un pequeño convento benedictino agregado al convento de Disibodenberg, en el cual Hildegarda Llegó a ser abadesa. Ya en vida, fue respetada y admirada por su visiones y vida de santidad.

martes, 10 de noviembre de 2015

"Dios: Energía suprema y abrasadora". Visión de Santa Hildegarda de Binguen.

DIOS: ENERGÍA SUPREMA Y ABRASADORA

Visión de Santa Hildegarda de Bingen.




El "Libro de las Obras Divinas" es uno de las más fascinantes obras de Santa Hidelgarda de Bingen. Ella solo es un instrumento, todas sus obras las ha visto con los ojos interiores del espíritu, las ha escuchado con los oídos interiores, le han sido dictadas por “una luz cegadora de brillantez excepcional que fluyó por mi cerebro entero”.


En la obra se manifiestan algunos de los atributos de Dios:


* Su Sabiduría, que ordena la creación y todo lo hace con un fin.

* Su Omnipotencia, pues Dios es fuente de toda la vida, y todos los elementos,

sol, luna, estrellas, vientos, aguas, animales, vegetales, ángeles, incluso

involuntariamente los demonios en su libertad, cumplen su misión de modo

preciso.

* Su Misericordia, pues todos los problemas del cosmos y del hombre,

encuentran solución en su Verbo, nexo de unión entre toda la Creación.



"Libro de las obras divinas", Primera Parte, Primera Visión, de Santa Hildegarda de Bingen. A continuación se enuncian los títulos principales de los diversos subtemas. La Explicación detallada está en el video y en su obra escrita.


Situación de la maravillosa visión de qué trata la obra siguiente, descripción detallada de cierta imagen divina que aparece en forma de hombre y descripción de su vestido y de todo lo que hay a su alrededor.



El Espíritu del Mundo.



Palabras pronunciadas por la imagen por las cuales se entiende el amor, que se denomina vida ígnea de la substancia de Dios, y explicación de los múltiples efectos de su potencia en las diversas naturalezas o cualidades de la creación.


Dios ha representado en el hombre, hecho a su imagen y semejanza, a todas las criaturas. Tras la caída del hombre, Dios lo restableció únicamente por la benevolencia de su amor a través de su Encarnación y lo colocó en la felicidad que el ángel caído había perdido. Esto se muestra en el significado alegórico de la visión.


La fe devota abraza la excelencia de la divina caridad, y por su medio Dios se reconoce Uno en la Trinidad. Cómo Dios mismo custodia a los hombres con el mérito de la fe y los reconduce al cielo.


Cualquier persona sometida a Dios con humilde devoción, inflamada con la ayuda del Espíritu Santo, aunque sea pecador se supera a si misma, supera al diablo y es como los ángeles, que exultantes por la bondad de los justos alaban juntos la omnipotencia de Dios.


Desde la eternidad todas las cosas estaban en Dios, pero no como en un lugar, y cuando las creó se fueron diferenciando las unas de las otras según su numero, orden, espacio y tiempo.


El diablo y los ángeles desertores de la justicia, que anteriormente tenían gran poder, fueron reducidos por su ingratitud y soberbia hasta el punto de no tener ningún poder sobre ninguna criatura, si no en cuánto les es permitido por la voluntad del cielo.


El hombre que se dispone a imitar la justicia de su Creador, cuando se aparta de la irracionalidad propia de las bestias, empieza a brillar con el resplandor de la naturaleza racional.


Por la Palabra de Dios que dijo “Hágase la luz”, fue creada la luz racional, es decir los ángeles y, ya que algunos de ellos cayeron de la santidad, el Señor hizo otra vida racional, que se cubriría de carne, el hombre, destinado a ocupar el lugar y la gloria de los ángeles caídos.


Dios, al acoger en la fuerza de su amor a los predestinados, los nutre mediante la infusión de los dones del Espíritu Santo con todo aquello que necesitan.


El Hijo de Dios, al asumir la naturaleza de la humanidad sin contagio de pecado, y adoptar la carne, exhortó a la penitencia a publicanos y pecadores y los salvó en virtud de su fe en él.


La imitación del amor del Hijo de Dios, que destruyó al diablo con su cruz, también anula ahora la discordia y el resto de vicios entre los creyentes y reduce a la nada al antiguo seductor del género humano.


Adán y Eva se dejaron persuadir por el diablo que los envidiaba, y perdieron la gloria del vestido celestial, es decir la inmortalidad.


Dios tuvo piedad de ellos, y para castigar la culpa de la transgresión los expulsó del paraíso y los envió a esta tierra de destierro. Quien viole la fidelidad del matrimonio instituido por Dios debe sufrir su dura venganza, a menos que se arrepienta.


Dios escogió a la Virgen María, de la estirpe de Abraham, que creía en Él y le obedecía. De ella nacería como hombre, Cristo, fundador y rector de la nueva generación espiritual.


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Santa Hildegarda nació en 1098 en Bermersheim, cerca de Maguncia, Alemania, última de los diez hijos de un matrimonio de la nobleza local. Sus padres consideraron que Hildegarda debía ser dedicada al servicio de Dios, como “diezmo”. A los 6 años comenzó a tener visiones que siguieron durante el resto de su vida. Fue entregada para su instrucción a Jutta, de la familia de condes de Spannheim, la cual vivía en una pequeña casita adosada al monasterio de los monjes benedictinos fundada por san Disibodo en Disibodenberg. Por la fama de santidad de Jutta y de su alumna muchos padres ingresaron a sus hijas, formándose un pequeño convento benedictino agregado al convento de Disibodenberg, en el cual Hildegarda Llegó a ser abadesa. Ya en vida, fue respetada y admirada por su visiones y vida de santidad.

martes, 3 de noviembre de 2015

"El vicio de la Avaricia y la virtud del Desprendimiento Total". Visión de Santa Hildegarda de Bingen.

EL VICIO DE LA AVARICIA Y LA VIRTUD DEL DESPRENDIEMIENTO TOTAL

Visión de Santa Hildegarda de Bingen.



El Liber Vitae Meritorum, "Libro de los méritos de la vida" (1158-1163) es una guía de cómo adquirir merecimientos, a fin de evitar o reducir, por medio de la penitencia en esta vida, cualquier posible castigo futuro.


Está dividido en seis partes. En las cuatro primeras un Hombre mira hacia cada uno de los cuatro puntos cardinales y en la quinta contempla la totalidad del orbe. Las cinco siguen el mismo esquema. En la sexta el Hombre remueve los confines de la tierra, en el sentido que se explica posteriormente. En estas cinco primeras partes, ve y describe un total de 35 imágenes, cada una representa un vicio que hace un parlamento en el que intenta justificar su actuación.









Santa Hildegarda de Bingen nos habla de su visión: "El vicio de la Avaricia y la virtud del Desprendimiento Total". El vicio de la Avaricia arranca todo, todo lo recoge en su regazo, y cuanto más reúne más tiene. Considera que no hay culpa alguna en coger cosas del quien tiene más que lo que necesita. Cuando tiene en su regazo todas las cosas que quiere esta satisfecha y encantada de todo, no tiene miedo de nadie, vive en la felicidad y no busca misericordia de nadie. Coge todo lo que quiere y lo consigue con su propia astucia, piensa que no es ladrón ni bandolero. Yace en la dureza, y se olvida totalmente de Dios al no confiar en Él. Es dura, áspera y sin misericordia, ya que no quiere el éxito de los demás. Nada es suficiente para ella, ya que sustrae la felicidad ajena. Se le opone la virtud del Desprendimiento total, llamándole fraude diabólico, veloz como un lobo para hacer presas y devorador de todo como un buitre. A esta virtud todas las cosas de Dios le bastan, tiene misericordia por todo y se presta tiernamente a todo lo que puede ser útil. Advierte a los fieles que los dones de Dios deberían ser suficiente para ellos y los anima a evitar la avaricia para no caer en la amargura de la áspera infelicidad.



 
La Avaricia, fraude diabólico.

El Desprendimiento Total, ayuda a los más necesitados.




La Avaricia es función del maleficio y alcanza su plenitud cuando él se presenta. Es siervo de los ídolos, porque, manteniéndose en la matriz del diablo, no se llena y no puede llevar nada a cabo según quiere. Desea las cosas de la tierra y no del cielo, no es honesta, quiere ataviarse de obscenidad, no se alegra del éxito de los demás y manifiesta su terrible envidia en su mirada. Sus acciones se traducen en muchos robos con dureza y aspereza, derrama sangre y mata a otros hombres por sus intereses personales. Roba a los religiosos entregados al espíritu y a los seglares los depreda. El ladrón que roba imita al diablo, si no se arrepiente de sus robos y homicidios sufrirá el castigo eterno.




Las acciones de la avaricia se traducen en muchos robos.




Los espíritus malignos enseñan a los hombres la avaricia, los animan a aspirar a cosas cada vez más grandes y en número mayor. Las almas que en vida pecaron de avaricia son atormentadas por una masa de aire ardiente, además de otros tormentos, por su deseo de acaparar las cosas. Los que cometieron robos por avaricia son castigados en un enorme pozo, del cual sale una llama que sube y baja impulsando a dichas almas en ella. También son atormentadas por los espíritus malignos, además de otros tormentos.



Purificación de los que en vida pecaron de Avaricia.



Para evitar los castigos futuros y para liberarse de los espíritus malignos que les sugieren la avaricia, en vida, los hombres deben mortificarse con ayunos y azotes. Deben usar un vestido áspero y arrodillarse diciendo excelsas oraciones a Dios. Además deben de reembolsar a los pobres todo lo que les sustrajeron.

Quien tiene fe lo considera para actuar el bien.




Penitencia: Ayunos, azotes, vestido áspero, reembolsar.




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lunes, 26 de octubre de 2015

"El vicio del Maleficio y la virtud del Verdadero Culto a Dios". Visión de Santa Hildegarda de Bingen.

EL VICIO DEL MALEFICIO Y LA VIRTUD DEL VERDADERO CULTO A DIOS

Visión de Santa Hildegarda de Bingen.



El Liber Vitae Meritorum, "Libro de los méritos de la vida" (1158-1163) es una guía de cómo adquirir merecimientos, a fin de evitar o reducir, por medio de la penitencia en esta vida, cualquier posible castigo futuro.


Está dividido en seis partes. En las cuatro primeras un Hombre mira hacia cada uno de los cuatro puntos cardinales y en la quinta contempla la totalidad del orbe. Las cinco siguen el mismo esquema. En la sexta el Hombre remueve los confines de la tierra, en el sentido que se explica posteriormente. En estas cinco primeras partes, ve y describe un total de 35 imágenes, cada una representa un vicio que hace un parlamento en el que intenta justificar su actuación.









Santa Hildegarda de Bingen nos habla de su visión: "El vicio del Maleficio y la virtud del Verdadero Culto a Dios". El vicio del Maleficio sigue a la frivolidad ya que los hombres sin temor vagan alrededor del territorio del maleficio, con artes diabólicas van a investigar a las criaturas lo que no es esencial, hasta hallar en cualquier sitio lo que quieren saber, abandonando a Dios. Por consiguiente dan su alma al diablo. Muestran dureza y aspereza en el resultado siempre malo del comportamiento y revuelven todo lo que pueden con odio y tiranía, ya que en estas circunstancias no demuestran mansedumbre ni mente tranquila. Arrojan todas sus obras a la suciedad estos hombres transforman todo lo que debería ser su ciencia en caza para conseguir el mal. Mientras los hombres dedican sus estudios a las vanas vanidades, jugando con la frivolidad, acogen con los oídos de su corazón muchísimas sugerencias de males e iniquidades infernales.




Con el vicio del Maleficio abandonan a Dios por las criaturas.




Los espíritus malignos examinan los elementos cuidadosamente, diciendo que los elementos les obedecen, e inducen a los hombres al maleficio. Los incrédulos aceptan las artes persuasorias diabólicas colmados de alegría, rindiéndoles culto y adoración, como si por su medio pudieran conseguir lo que desean. A través de la artes diabólicas realizan sobre diversas criaturas muchos rituales mágicos y hechicerías. Llaman su Dios a lo demoníaco, lo veneran en lugar de Dios. La virtud del Verdadero Culto a Dios se opone al vicio del maleficio, animando a los hombres a estar prevenidos de la inutilidad de ese vicio.



 
Hechicera realizando un Maleficio





Las almas de los que en vida pecaron de Maleficio son atormentados en los infiernos, en un gran pantano hirviente del que emana un terrible hedor, además de otros tormentos aplicados por los demonios. Los que están en el recuerdo de Dios, porque se arrepintieron en vida, serán purificados durante el tiempo establecido por la divina justicia y después irán al cielo. Los que están en el olvido de Dios sufrirán ahí eternamente, con esos y otros tormentos. En vida, para vencer a los espíritus malignos que los inducen al Maleficio y para evitar los castigos futuros por ese vicio, deben vestirse con un vestido áspero y macerarse con ayunos y muy severos azotes. Quien tiene fe lo considera y lo recuerda cuidadosamente para hacer el bien.




Penitencia: vestido áspero, ayunos y muy severos azotes.




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martes, 20 de octubre de 2015

"El vicio de la Frivolidad y la virtud de la Estabilidad prudente". Visión de Santa Hidelgarda de Bingen

EL VICIO DE LA FRIVOLIDAD Y LA VIRTUD DE LA ESTABILIDAD PRUDENTE

Visión de Santa Hildegarda de Bingen.




El Liber Vitae Meritorum, "Libro de los méritos de la vida" (1158-1163) es una guía de cómo adquirir merecimientos, a fin de evitar o reducir, por medio de la penitencia en esta vida, cualquier posible castigo futuro.


Está dividido en seis partes. En las cuatro primeras un Hombre mira hacia cada uno de los cuatro puntos cardinales y en la quinta contempla la totalidad del orbe. Las cinco siguen el mismo esquema. En la sexta el Hombre remueve los confines de la tierra, en el sentido que se explica posteriormente. En estas cinco primeras partes, ve y describe un total de 35 imágenes, cada una representa un vicio que hace un parlamento en el que intenta justificar su actuación.


Santa Hildegarda de Bingen nos habla de su visión: "El vicio de la Frivolidad y la virtud de la Estabilidad Prudente". El vicio de la Frivolidad es la voz de la vanidad, mirada de iniquidad, enuncia sus palabras sin razón, es hija de la desobediencia, es sierva de la lujuria, atrae el ocio y la pereza, no es sabia, no teme a Dios, no tiene amor a Dios, no es discreta, quiere mostrarse en todas partes para que oigan su voz y vean su rostro, no tiene morada fija. El vicio de la Frivolidad acompaña a la Fatuidad porque cae en la inestabilidad mientras induce a la inmoderación a todo lo que esta bien ordenado. No reflexiona en el cielo con alegría ni en la tierra con cuidado. No considera nada correctamente ni distingue nada justamente. Hunde su mente en el aburrimiento y se aleja de la sabiduría, aunque desea aparecer ante los hombres con aspecto venerable y virtuoso.




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Los hombres que se dan al vicio de la Frivolidad no empiezan nada correctamente y no acaban nada correctamente. Andan en todas partes, en todo momento eligen lo desconocido y eligen sitios extraños para morar, pero no se paran nunca. Tales hombres no se revisten de honesta estabilidad. Quieren vagar por todas partes y mostrarse con arrogancia. Los espíritus malignos inspira en los hombres la Frivolidad y los inducen a alejarse de la Estabilidad prudente. A este vicio se le opone la Estabilidad prudente y aconseja a todos los hombres que busquen la honesta estabilidad. También deben hablar con Cristo con amor apasionado.





La Estabilidad prudente.





Los hombres que pecaron de Frivolidad son atormentados en los infiernos en un pantano lleno de podrida y fétida suciedad y están envueltos por una niebla horrorosa que cubre completamente el pantano. Los hombres que están en el recuerdo de la divina misericordia, porque se arrepintieron a tiempo antes de su muerte, serán purificados ahí por el tiempo establecido por la divina justicia y después irán al cielo. Los que están en el olvido de Dios sufrirán otros tormentos para siempre. En vida, los hombres para vencer a los espíritus malignos que los animan a la Frivolidad y para evitar los castigos futuros, maceren sus cuerpos con ayunos y azotes, arrodíllense y laméntense de ese vicio.





Purificación de las almas que pecaron de Frivolidad.



Penitencia por Frivolidad: Ayunos y azotes, de rodillas.




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