"Coronación de la Santísima Virgen María". Revelaciones de Sor María de Jesús de Ágreda

CORONACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Revelación de la Venerable madre Sor María de Jesús de Ágreda

La Venerable madre Sor María de Jesús de Ágreda nos habla en su revelación: "Coronación de la Santísima Virgen María y Beneficios Obtenidos", acerca de tan feliz suceso efectuado en el Cielo. Dios Padre como primer principio, reconoció ante la corte celestial a la Santísima Virgen María como la más perfecta de las criaturas, la inmaculada, la llena de gracia, que supo responder a Dios como se esperaba lo hiciera. Ella hizo lo que ninguno de los ángeles rebeldes o hijo de Adán y Eva hizo: hacer la voluntad de Dios en todo y santificarse aún más con la ayuda de Dios y por méritos propios. La Santísima Trinidad al coronar a María en el Cielo, la hicieron Reina y Señora de Todo lo creado. Todo lo que es de Cristo es de María, pero de otros modos.

Santísima Virgen María Reina de Todo lo Creado

Gracias a la Santísima Madre de Dios que aceptó ser Madre del Verbo Divino al tomar carne de su cuerpo virginal por el poder del Espíritu Santo. Si la Virgen María hubiera dicho no al Ángel de la Anunciación, San Gabriel Arcángel, no hubiera habido Redención de la raza humana por el Hijo de Dios, con las terribles consecuencias que hubiera habido para María y toda la raza humana: Todos iríamos al infierno por toda la eternidad y María hubiera caído en una situación peor que la de ese ángel soberbio maldito : Luzbel o Satanás. Pero, gracias a Dios, María supo responder con un humilde si, previó las gracias magnificas que serían derramadas sobre toda la humanidad al encarnarse el Verbo Divino en su purísimo vientre y la realización de la Redención de Dios tan esperada por la humanidad. Gracias a Dios por Nuestro Señor Jesucristo, Gracias a Nuestro Señor Jesucristo por encarnarse en la Santísima Virgen María y redimirnos, gracias a la Santísima Virgen María por aceptar ser Madre de Nuestro Señor Jesucristo, gracias al Espíritu Santo Santificador por darnos sus dones que nos ayudan a aprovechar la gracia divina e ir al cielo.

El plan de Salvación de Dios

El Hijo de Dios, el Verbo Divino, existía desde el principio, "estaba con Dios y era Dios", como está escrito en la Santa Biblia; Él ansiaba encarnarse y hacerse hombre para realizar la magnifica obra de la Redención del hombre caído por el pecado original de desobediencia a Dios, sabía del gran disgusto de Dios por la raza humana y veía las puertas cerradas del Cielo para todo hijo de Adán y Eva, miraba que el hombre perdía el vigor de su espíritu e iba al Infierno por realizar las obras del maligno en la tierra. Nuestro Señor Jesucristo, Nuestro amable Redentor, con el cruento sacrificio en la Cruz supo reconciliar a Dios con la criatura humana, abrirnos las puertas del Cielo y darnos vida eterna.

La Santísima Virgen María fue coronada en el Cielo por la Santísima Trinidad, la gloria de la Reina de los Santos sobrepasa a la de todos los Santos juntos, goza más que todos ellos juntos, conoce más de los misterios divinos que todos los Santos juntos. La Santísima Trinidad puso en manos de la Santísima Virgen María todas sus gracias y tesoros para derramarlos sobre aquellos que le son devotos a Dios y a ella misma. Nada quieren negar si ella lo dispensa y favorece a los que claman en su auxilio. Pero, no se puede rechazar a tan dulce Reina sin que el pecador cause un gran disgusto a Dios, nada hay más importante para el Hijo de Dios que su Santísima Madre; si no amamos a la Santísima Virgen María, como la dulce Madre del Hijo de Dios y Reina de cielos y tierra, no tenemos el favor de Dios y desmerecemos el Cielo eterno.

Nada niega la Santísima Trinidad a María si ella lo dispensa

El Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo, nos dice en los Evangelios que en la casa de su Padre hay muchas mansiones, muchas moradas. Dependiendo de las obras y de los méritos, cada bienaventurado en el Cielo goza de una gloria particular, hay diferentes niveles y grados en el cielo: El que más ha amado a Dios y al prójimo, realizando la voluntad del Padre celestial, es el que gozará de una posición y felicidad mayores frente a la Beatísima Trinidad. Nadie envidia nada en el reino celestial y se conforma con la gloria que tiene. Pero, desgraciado de aquel que aventura su salvación por no realizar buenas obras y ganar méritos para él en el Cielo; incluso, los malos cristianos no gozarán de la visión beatífica.

"En la casa de mi Padre hay muchas Moradas"

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"Coronación de la Santísima Virgen María como Reina de Todo lo Creado"

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