Buscar en este blog

viernes, 6 de julio de 2018

"La Fe, Primer Fundamento de la Vida Cristiana". San Juan Eudes.

"PRIMER FUNDAMENTO DE LA VIDA CRISTIANA: LA FE"




San Juan Eudes


Libro: El Reino de Jesús en las Almas Cristianas


CAPITULO III

Cuatro fundamentos de la vida cristiana

Primer fundamento de la vida cristiana:

La Fe





Hay cuatro cosas que en la tierra debemos considerar frecuentemente, para continuar la vida santa y perfecta de nuestra cabeza: Jesús, adorar en la vida que Jesús tuvo en la tierra y expresarlas en nosotros con ayuda de su gracia, sin esas 4 cosas o fundamentos es imposible llamarse cristiano.




"Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"





El primer fundamento de la vida cristiana es la Fe. El hombre sin Fe no puede ser salvado, es necesario creer en Dios. La Fe es un regalo de Dios, sin ella no podemos creer en Dios y esperar en Él. Si Dios no se revela a nosotros no podemos tener esa Fe.


La Fe es la ciencia de la salvación, la ciencia de los santos, la ciencia de Dios que Jesucristo ha sacado del seno de su Padre y nos la ha traído a la tierra para iluminar nuestros corazones y enseñarnos como amar y servir a Dios perfectamente, ya sea por Él o por medio de su Iglesia.


La Fe, como luz y ciencia divina nos da un perfecto conocimiento, aunque limitado porque vivimos en el mundo, de todas las cosas que están en Dios y fuera de Dios.


Por medio de la razón y de la ciencia humana no podemos llegar a conocer las cosas de Dios, pero por la fe si podemos conocer esas cosas de Dios tal como el las ve. Por medio de la Fe podemos conocer a Dios tal como Él es: infinito en su ser y en todas sus divinas perfecciones.





Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.





Por medio de la Fe llegamos a conocer que todo lo que hay en Dios y en Jesucristo, Hombre-Dios, es infinitamente adorable y amable, digno de ser glorificado y amado por si mismo. Por la Fe sabemos que Dios cumple siempre sus promesas y exalta a todos los que le sirven, pero su justicia es terrible para todos aquellos que lo abandonan. Por medio de la fe, conocemos con completa seguridad que la Divina Providencia gobierna y dirige el destino del mundo, providencia que debe ser por siempre adorada por todos los seres, ya sea en el cielo, en la tierra o en el Infierno.




Ceiling of Palazzo Barberini.jpg
Triunfo de la Divina providencia.





A la luz de la Fe, mirando la Iglesia de Dios, teniendo a Jesucristo como cabeza y al Espíritu Santo como su guía, es imposible que pueda apartarse de la verdad ni en callar la mentira, de tal manera que todas las ceremonias y sacramentos han sido santamente instituidos, todo lo que ella prohibe queda prohibido y todo lo que ella enseña es infaliblemente verdadero y que debemos desear morir mil veces antes que apartarnos en lo más mínimo o renegar completamente de nuestra Fe.




P Villanueva Messe im Lateran.jpg
Misa Papal en la Basílica de Letran.




Por medio de la Fe, vemos que no somos nada, que no podemos trascender más allá de este mundo sin Dios y su Cristo, que debemos apartarnos de las cosas de este mundo para llegar a mirar a Dios en el Cielo.


Nuestro Señor Jesucristo es el autor y consumador de nuestra Fe, es la luz del mundo para alcanzar la vida eterna, viviendo santamente como Él vivió aquí en la tierra, viviendo como lo dice el Evangelio y su Iglesia. Para eso debemos primero renunciar al mundo y a sus pompas, negarnos a si mismos e invocar el Espíritu de Jesucristo para que nos ilumine y practiquemos las virtudes que Él practicó. Si así lo hacemos, nos conduciremos según el espíritu de la fe.



Para ver el video de la obra "El Reino de Jesús en las Almas Cristianas", escrita por San Juan Eudes, Capítulo III y IV: "Primer Fundamento de la Vida Cristiana: La Fe", dar clic en la siguiente imagen:




VIDEO:

miércoles, 4 de julio de 2018

"La oración, cuarto fundamento de la vida cristiana". San Juan Eudes

LA ORACIÓN: CUARTO FUNDAMENTO DE LA VIDA CRISTIANA

"El Reino de Jesús en las Almas Cristianas", San Juan Eudes.



Jesucristo en el Templo




   Toda la vida de Jesús fue una ininterrumpida oración que debemos nosotros continuar y hacer patente en nuestra vida, es tan importante que nada de lo que nos sirve en esta vida para sustentar el cuerpo humano se compara con la oración de un cristiano para vivir cristianamente. Hay dos razones:

  1. La vida cristiana, llamada por nuestro Señor Jesucristo vida eterna, consiste en conocer y amar a Dios, y se aprende con la oración.
  2. Sin Dios somos nada, nada podemos lograr sin su ayuda. Por eso tenemos la necesidad de rogar a Dios por su ayuda, para pedirle todo lo que nos falta.


   La oración es una santa comunicación con Dios, es una divina conversación del alma cristiana con su Dios, en la que le adora en todas sus divinas perfecciones y bondades, se reconoce pecador y le pide a Él alivio a sus miserias por medio de la gracia y así mantenerse en la imitación de sus santas virtudes.



Fieles creyentes orando en el Templo.




   Los moradores del cielo están en un continuo ejercicio de oración y contemplación, están siempre ocupados en contemplar, glorificar y amar a Dios, y son intercesores ante Él de las cosas que nosotros necesitamos en la tierra. Y la vida de la Santísima Trinidad es una vida empleada eternamente en contemplarse, glorificarse y amarse en sus tres divinas personas, es decir, lo que se hace en la oración.


   La felicidad perfecta es la oración, la dicha soberana y el verdadero paraíso que cabe en la tierra. En la oración el alma posee a Dios y es de Él poseída. En ella tiene Dios sus delicias y nos hace conocer por experiencia que las verdaderas delicias y los perfectos goces están en Dios y que mil años de los falsos placeres del mundo no son nada comparados con las verdaderas dulzuras que Dios hace conocer a todas las almas que ponen su contento en tratar con Él , por medio de la santa oración.



Santa Teresa en éxtasis



   Si todos los moradores del cielo están en continua oración , aquí en la tierra es la acción más digna, noble e importante en la que tú puedes emplearte. Pues el hombre no ha sido creado más que para Dios y su alma solo encuentra reposo en Él y el cristiano debe seguir todo lo que Jesucristo hizo estando en la tierra.


   Nuestro amabilísimo Jesús se digna tener sus delicias en estar y conversar con nosotros por medio de la santa oración, no se la niegues, pues es su contentamiento. En su conversación no hay amargura, ni hay tedio en su trato, sino que hallamos consuelo y alegría.




Adoración de la santa imagen de Jesucristo




   Si quieres alcanzar el cielo y aquí en la tierra hallar el grado máximo de perfección debes tener a la oración como la principal acción de tu vida, dedicándole tiempo al levantarte, antes de la comida y en la tarde, por medio de los siguientes modos de orar que enseguida describo:


DIVERSAS MANERAS DE ORAR


Hay diversas maneras de orar, las principales son las siguientes:

  1. Oración mental o interior: el alma trata interiormente con Dios, tomando como materia de conversación alguno de los atributos de Dios, obras u acciones en el orden de la gloria, de la gracia o de la naturaleza, en su santísima Madre, santos, iglesia o en el mundo natural; empleando en primer lugar el entendimiento con delicado tacto del espíritu en encontrar las verdades en la materia que se medita, para excitarnos al amor a Dios y a la detestación de los pecados; después, aplicando el corazón y la voluntad en producir diversos actos y afectos, según lo sugiera el santo espíritu de Dios.
  2. La oración vocal: se ejecuta hablando a Dios con la boca, diciendo cualquier oración vocal, como el rezo del oficio divino o el santo rosario. Como la anterior, es muy útil este tipo de oración, pero se debe tener especial cuidado de orar con la boca y a la vez hacerlo con el corazón, con amor a Dios en lo que se habla, pensando, sintiendo lo que se dice vocalmente.
  3. Practicar todas las obras con espíritu de oración: esta manera de orar es realizar cristiana y santamente nuestras acciones, aún las mas pequeñas, ofreciéndolas a nuestro Señor al comenzarlas, y elevando nuestro corazón a Él varias veces mientras las realizamos. Hacerlo así es practicar nuestras obras con espíritu de oración y es la forma más fácil de estar siempre en presencia de Dios.
  4. Lectura de los buenos libros: leyendo buenos libros sin precipitación, reflexionando las verdades que más te conmueven para tenerlas en mente como materia de conversación y después producir los diversos actos y afectos, como en la oración mental. Logra en el alma los mismos efectos que la oración mental. Dedicar diariamente por lo menos media hora a leer libros santos y pedir a Dios la gracia de obtenernos buenos frutos al hacerlo.
  5. Hablar de Dios: hablar de Dios y de las cosas divinas para inflamar en las almas el amor divino. Esta debe ser la conversación del cristiano, no hablar demasiado de cosas mundanas sino de las divinas. Hablar como si fuera Dios el que habla por nuestra boca, hacerlo con lenguaje santo y dulce. Para hablar santamente de Dios debemos cumplir con las siguientes disposiciones: Hablar como de parte de Dios, en la presencia de Dios y según el espíritu de Jesucristo. Para "hablar como de parte de Dios" debemos entregar nuestro corazón a Jesucristo y hablar con las palabras que Él se digne inspirarnos. "Hablar en la presencia de Dios", sabiendo que Dios esta en todas partes, es hacerlo entregándonos a Dios para hacer nuestros los efectos que decimos u oímos, aprovechando como Él espera de nosotros. "Hablar con el espíritu de Jesucristo" es hacerlo con las intenciones y disposiciones de Jesucristo, como el hablaba a sus discípulos o como el hablaría si estuviese en nuestro lugar, buscando solo la gloria de Dios, haciéndolo con humildad, dulzura y caridad.


   Debemos orar en el nombre de Jesucristo para hacerlo santamente y para alcanzar de Dios todo lo que le pedimos.




Oración mental o interior



   Como miembros del cuerpo místico de Jesucristo debemos hablar en nombre de Jesucristo y con el espíritu de Jesucristo, en representación de Él, aquí en la tierra, como Él hablaría si estuviera en nuestro lugar. Así es como deben orar los cristianos. Acuérdate cuando vas a orar que vas a continuar la oración de Jesucristo y que debes hacerlo como Él la haría si estuviese en nuestro lugar, con un continuo ejercicio de oración a su Padre. Haciéndolo con la humildad, dulzura y caridad con que Él oraba.


   Nuestro Señor Jesucristo oró en la tierra con profunda humildad, con respetuosa y amorosa confianza, con pureza de intención, con perseverancia. Si lo hacemos como Él lo hizo daremos gloria a Dios con nuestra oración y alcanzaremos lo que le pedimos.


   Al iniciar la oración entrega generosamente tu espíritu y tu corazón a Jesucristo y a su divino Espíritu, rogándole que te dirija como a Él le plazca y confiando que lo hará y concederá todo lo que más convenga a tu alma.


   Para ver el video de la obra de San Juan Eudes: "El Reino de Jesús en las Almas Cristianas", Capítulos X al XVI, "La oración: cuarto fundamento de la vida cristiana", dar clic en la siguiente imagen:


 VIDEO: