Hay cuatro cosas que en la tierra debemos considerar frecuentemente, para continuar la vida santa y perfecta de nuestra cabeza: Jesús, adorar en la vida que Jesús tuvo en la tierra y expresarlas en nosotros con ayuda de su gracia, sin esas 4 cosas o fundamentos es imposible llamarse cristiano.
"Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"
El primer fundamento de la vida cristiana es la Fe. El hombre sin Fe no puede ser salvado, es necesario creer en Dios. La Fe es un regalo de Dios, sin ella no podemos creer en Dios y esperar en Él. Si Dios no se revela a nosotros no podemos tener esa Fe.
La Fe es la ciencia de la salvación, la ciencia de los santos, la ciencia de Dios que Jesucristo ha sacado del seno de su Padre y nos la ha traído a la tierra para iluminar nuestros corazones y enseñarnos como amar y servir a Dios perfectamente, ya sea por Él o por medio de su Iglesia.
La Fe, como luz y ciencia divina nos da un perfecto conocimiento, aunque limitado porque vivimos en el mundo, de todas las cosas que están en Dios y fuera de Dios.
Por medio de la razón y de la ciencia humana no podemos llegar a conocer las cosas de Dios, pero por la fe si podemos conocer esas cosas de Dios tal como el las ve. Por medio de la Fe podemos conocer a Dios tal como Él es: infinito en su ser y en todas sus divinas perfecciones.
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Por
medio de la Fe llegamos a conocer que todo lo que hay en Dios y en
Jesucristo, Hombre-Dios, es infinitamente adorable y amable, digno
de ser glorificado y amado por si mismo. Por la Fe sabemos que Dios
cumple siempre sus promesas y exalta a todos los que le sirven, pero
su justicia es terrible para todos aquellos que lo abandonan. Por
medio de la fe, conocemos con completa seguridad que la Divina
Providencia gobierna y dirige el destino del mundo, providencia que
debe ser por siempre adorada por todos los seres, ya sea en el cielo,
en la tierra o en el Infierno.
Triunfo de la Divina providencia.
A
la luz de la Fe, mirando la Iglesia de Dios, teniendo a Jesucristo
como cabeza y al Espíritu Santo como su guía, es imposible que
pueda apartarse de la verdad ni en callar la mentira, de tal manera
que todas las ceremonias y sacramentos han sido santamente
instituidos, todo lo que ella prohibe queda prohibido y todo lo que
ella enseña es infaliblemente verdadero y que debemos desear morir
mil veces antes que apartarnos en lo más mínimo o renegar
completamente de nuestra Fe.
Misa Papal en la Basílica de Letran.
Por medio de la Fe, vemos que no somos nada, que no podemos trascender más allá de este mundo sin Dios y su Cristo, que debemos apartarnos de las cosas de este mundo para llegar a mirar a Dios en el Cielo.
Nuestro Señor Jesucristo es el autor y consumador de nuestra Fe, es la luz del mundo para alcanzar la vida eterna, viviendo santamente como Él vivió aquí en la tierra, viviendo como lo dice el Evangelio y su Iglesia. Para eso debemos primero renunciar al mundo y a sus pompas, negarnos a si mismos e invocar el Espíritu de Jesucristo para que nos ilumine y practiquemos las virtudes que Él practicó. Si así lo hacemos, nos conduciremos según el espíritu de la fe.
Para
ver el video de la obra "El Reino de Jesús en las
Almas Cristianas", escrita por San Juan Eudes, Capítulo III y
IV: "Primer Fundamento de la Vida Cristiana: La Fe", dar
clic en la siguiente imagen:
LA ORACIÓN: CUARTO FUNDAMENTO DE LA VIDA CRISTIANA
"El Reino de Jesús en las Almas Cristianas", San Juan Eudes.
Jesucristo en el Templo
Toda
la vida de Jesús fue una ininterrumpida oración que debemos
nosotros continuar y hacer patente en nuestra vida, es tan
importante que nada de lo que nos sirve en esta vida para sustentar
el cuerpo humano se compara con la oración de un cristiano para
vivir cristianamente. Hay dos razones:
La
vida cristiana, llamada por nuestro Señor Jesucristo vida eterna,
consiste en conocer y amar a Dios, y se aprende con la oración.
Sin
Dios somos nada, nada podemos lograr sin su ayuda. Por eso tenemos
la necesidad de rogar a Dios por su ayuda, para pedirle todo lo que
nos falta.
La
oración es una santa comunicación con Dios, es una divina
conversación del alma cristiana con su Dios, en la que le adora en
todas sus divinas perfecciones y bondades, se reconoce pecador y le
pide a Él alivio a sus miserias por medio de la gracia y así
mantenerse en la imitación de sus santas virtudes.
Fieles creyentes orando en el Templo.
Los
moradores del cielo están en un continuo ejercicio de oración y
contemplación, están siempre ocupados en contemplar, glorificar y
amar a Dios, y son intercesores ante Él de las cosas que nosotros
necesitamos en la tierra. Y la vida de la Santísima Trinidad es una
vida empleada eternamente en contemplarse, glorificarse y amarse en
sus tres divinas personas, es decir, lo que se hace en la oración.
La
felicidad perfecta es la oración, la dicha soberana y el verdadero
paraíso que cabe en la tierra. En la oración el alma posee a Dios y
es de Él poseída. En ella tiene Dios sus delicias y nos hace
conocer por experiencia que las verdaderas delicias y los perfectos
goces están en Dios y que mil años de los falsos placeres del mundo
no son nada comparados con las verdaderas dulzuras que Dios hace
conocer a todas las almas que ponen su contento en tratar con Él ,
por medio de la santa oración.
Santa Teresa en éxtasis
Si
todos los moradores del cielo están en continua oración , aquí en
la tierra es la acción más digna, noble e importante en la que tú
puedes emplearte. Pues el hombre no ha sido creado más que para Dios
y su alma solo encuentra reposo en Él y el cristiano debe seguir
todo lo que Jesucristo hizo estando en la tierra.
Nuestro
amabilísimo Jesús se digna tener sus delicias en estar y conversar
con nosotros por medio de la santa oración, no se la niegues, pues
es su contentamiento. En su conversación no hay amargura, ni hay
tedio en su trato, sino que hallamos consuelo y alegría.
Adoración de la santa imagen de Jesucristo
Si
quieres alcanzar el cielo y aquí en la tierra hallar el grado máximo
de perfección debes tener a la oración como la principal acción de
tu vida, dedicándole tiempo al levantarte, antes de la comida y en
la tarde, por medio de los siguientes modos de orar que enseguida
describo:
DIVERSAS
MANERAS DE ORAR
Hay
diversas maneras de orar, las principales son las siguientes:
Oración
mental o interior: el alma trata interiormente con Dios, tomando
como materia de conversación alguno de los atributos de Dios, obras
u acciones en el orden de la gloria, de la gracia o de la
naturaleza, en su santísima Madre, santos, iglesia o en el mundo
natural; empleando en primer lugar el entendimiento con delicado
tacto del espíritu en encontrar las verdades en la materia que se
medita, para excitarnos al amor a Dios y a la detestación de los
pecados; después, aplicando el corazón y la voluntad en producir
diversos actos y afectos, según lo sugiera el santo espíritu de
Dios.
La
oración vocal: se ejecuta hablando a Dios con la boca, diciendo
cualquier oración vocal, como el rezo del oficio divino o el santo
rosario. Como la anterior, es muy útil este tipo de oración, pero
se debe tener especial cuidado de orar con la boca y a la vez
hacerlo con el corazón, con amor a Dios en lo que se habla,
pensando, sintiendo lo que se dice vocalmente.
Practicar
todas las obras con espíritu de oración: esta manera de orar es
realizar cristiana y santamente nuestras acciones, aún las mas
pequeñas, ofreciéndolas a nuestro Señor al comenzarlas, y
elevando nuestro corazón a Él varias veces mientras las
realizamos. Hacerlo así es practicar nuestras obras con espíritu
de oración y es la forma más fácil de estar siempre en presencia
de Dios.
Lectura
de los buenos libros: leyendo buenos libros sin precipitación,
reflexionando las verdades que más te conmueven para tenerlas en
mente como materia de conversación y después producir los diversos
actos y afectos, como en la oración mental. Logra en el alma los
mismos efectos que la oración mental. Dedicar diariamente por lo
menos media hora a leer libros santos y pedir a Dios la gracia de
obtenernos buenos frutos al hacerlo.
Hablar
de Dios: hablar de Dios y de las cosas divinas para inflamar en las
almas el amor divino. Esta debe ser la conversación del cristiano,
no hablar demasiado de cosas mundanas sino de las divinas. Hablar
como si fuera Dios el que habla por nuestra boca, hacerlo con
lenguaje santo y dulce. Para hablar santamente de Dios debemos
cumplir con las siguientes disposiciones: Hablar como de parte de
Dios, en la presencia de Dios y según el espíritu de Jesucristo.
Para "hablar como de parte de Dios" debemos entregar
nuestro corazón a Jesucristo y hablar con las palabras que Él se
digne inspirarnos. "Hablar en la presencia de Dios",
sabiendo que Dios esta en todas partes, es hacerlo entregándonos a
Dios para hacer nuestros los efectos que decimos u oímos,
aprovechando como Él espera de nosotros. "Hablar con el
espíritu de Jesucristo" es hacerlo con las intenciones y
disposiciones de Jesucristo, como el hablaba a sus discípulos o
como el hablaría si estuviese en nuestro lugar, buscando solo la
gloria de Dios, haciéndolo con humildad, dulzura y caridad.
Debemos
orar en el nombre de Jesucristo para hacerlo santamente y para
alcanzar de Dios todo lo que le pedimos.
Oración mental o interior
Como
miembros del cuerpo místico de Jesucristo debemos hablar en nombre
de Jesucristo y con el espíritu de Jesucristo, en representación de
Él, aquí en la tierra, como Él hablaría si estuviera en nuestro
lugar. Así es como deben orar los cristianos. Acuérdate cuando vas
a orar que vas a continuar la oración de Jesucristo y que debes
hacerlo como Él la haría si estuviese en nuestro lugar, con un
continuo ejercicio de oración a su Padre. Haciéndolo con la
humildad, dulzura y caridad con que Él oraba.
Nuestro
Señor Jesucristo oró en la tierra con profunda humildad, con
respetuosa y amorosa confianza, con pureza de intención, con
perseverancia. Si lo hacemos como Él lo hizo daremos gloria a Dios
con nuestra oración y alcanzaremos lo que le pedimos.
Al
iniciar la oración entrega generosamente tu espíritu y tu corazón
a Jesucristo y a su divino Espíritu, rogándole que te dirija como a
Él le plazca y confiando que lo hará y concederá todo lo que más
convenga a tu alma.
Para
ver el video de la obra de San Juan Eudes: "El
Reino de Jesús en las Almas Cristianas", Capítulos X al
XVI, "La oración: cuarto fundamento de la vida cristiana",
dar clic en la siguiente imagen: