ACCIÓN
DIVINA, ACCIÓN HUMANA, ACCIÓN ANGÉLICA
La
acción divina es interior a los espíritus como a los cuerpos; la
acción angélica es interior a los cuerpos, pero exterior a los
espíritus; la acción humana es exterior a los cuerpos como a los
espíritus.
Dios,
creador y Padre de los espíritus, trata a los espíritus creados con
el mayor respeto y ejerce sobre ellos un dominio absoluto. Actúa
internamente en ellos y aplica su acción sobre las facultades del
alma: la inteligencia y la voluntad. Toca la voluntad de los
espíritus sin forzarles, tan sustancialmente y en su punto más
íntimo que ninguna voluntad, por más dura que sea, puede liberarse
de su acción. Es privilegio de Dios ser interior a los espíritus,
no permite que ningún espíritu, angélico o demonio, ejerza acción
interna sobre los demás espíritus creados.
Dios
no suprime la voluntad de los espíritus cuando actúa en ella, al
contrario la hace activa, y activa por sí misma. Solo Dios es
absolutamente superior a los espíritus y es el único que actúa
sobre la inteligencia y la voluntad. Dios es el creador y Señor de
los espíritus.
Todos
los espíritus creados están sobre la misma línea de hermandad,
aunque haya entre ellos la jerarquía de funciones y precedencias. Es
decir, que el más humilde de los espíritus tiene únicamente a Dios
como superior absoluto, los demás espíritus creados son para él
como hermanos y no dueños. Ninguno de ellos puede actuar sobre él
directamente, ni penetrar íntimamente en sus pensamientos y en sus
afectos. No pueden actuar internamente en él sobre la inteligencia y
la voluntad. Si puede comunicarse un espíritu con otro sin hablar,
como lo hace el hombre con otro hombre... pero necesita consentir el
espíritu para que el otro espíritu puede comunicarse así con él.
Todos
los espíritus creados se entienden entre ellos por sus actos y por
sus facultades, no pueden actuar mutuamente en sus esencias,
internamente, solo Dios puede actuar internamente en ellos, están
abiertos y permeables a él por ser el creador. Todos los espíritus
creados están cara a cara frente a Dios, de corazón a corazón,
Dios está en sus santos ángeles y ellos están en Dios, siendo Dios
una fuente infinita de deleites para todas las almas santas. Dios da
vida a los seres, los vivifica.
El
espíritu es superior a los cuerpos, por tal superioridad del
espíritu sobre la materia ellos pueden actuar internamente sobre
ella, no en la misma forma íntima que Dios, pero sí de una forma
muy penetrante y sutil. Ellos penetran por todas partes de los
cuerpos y ponen en juego las fuerzas mas íntimas de la naturaleza.
Los espíritus no están sometidos a las leyes de acción de los
cuerpos, no están atados al tiempo y al espacio. Aún así, los
espíritus no tienen poder para vivificar los cuerpos, su acción
queda infinitamente por debajo de la acción divina.
Los
espíritus malignos perdieron mucho de su poder al revelarse contra
Dios, ellos ya no pueden actuar sobre los cuerpos como lo hacen los
ángeles de Dios, necesitan el permiso de Dios para hacerlo,
necesitan el poder para actuar. El mundo sería un caos mucho peor si
los demonios pudieran mover cuerpos para dañar la Tierra y al
hombre, ya hubieran acabado con la Tierra y sus habitantes. Aunque si
pueden actuar para provocar accidentes y otras acciones en la
naturaleza, si Dios lo permite.
Los
demonios y los ángeles no pueden penetrar en el pensamiento del
hombre, ni en su inteligencia ni en su voluntad. Pero, si tienen
grandes facultades para saber como actuará el hombre en determinadas
circunstancias. Pero los ángeles y demonios si pueden actuar en la
imaginación del hombre: los ángeles de Dios para guiar al hombre a
realizar actos buenos para su salvación eterna y los demonios para
inducirlo a realizar actos malos para su condenación. Los ángeles
de Dios pueden saber lo que le pedimos a ellos si hablamos, si oramos
a ellos con el pensamiento solo Dios lo sabe, lo sabrá si Dios cree
necesario comunicarlo a alguno.
El
hombre está formado por cuerpo y alma, el alma vivifica el cuerpo y
le transfiere sus facultades. Sin alma seríamos como las bestias,
sin inteligencia, sin capacidades intelectuales. Porque el alma esta
unida íntimamente al cuerpo no puede actuar internamente sobre los
cuerpos como lo pueden hacer los demás espíritus. El hombre, cuerpo
y alma unidos íntimamente, solo puede actuar sobre los cuerpos
externamente, está sometido a las leyes que determinan la acción de
un cuerpo sobre otro. Dios no permite que el alma del hombre actúe
sobre los cuerpos como lo pueden hacer los espíritus puros. Esa
unión del alma con el cuerpo es tan completa que gasta toda su
energía en animar al cuerpo. Si el hombre quisiera mover cuerpos a
distancia, sin tocarlos, si pudiera hacerlo moriría por el gran
desgaste de energía, porque su alma esta enfocada totalmente en
vivificar su cuerpo, desatendería las funciones vitales. Nuestro
Señor Jesucristo no se lo permite. Los espíritus puros si pueden
hacerlo. También el hombre no puede comunicar sus pensamientos a
otro hombre sin hablar, tienen que hablar para entenderse; no puede
haber comunicación de una alma con otra sin hablar, tienen que usar
las partes necesarias del cuerpo para hacerlo. Al olvidarnos de estos
principios de la filosofía católica caemos en prácticas peligrosas
que abren la puerta para la libre acción y engaños de los espíritus
malignos .
La
acción divina es interior a los espíritus como a los cuerpos; la
acción angélica es interior a los cuerpos, pero exterior a los
espíritus; la acción humana es exterior a los cuerpos como a los
espíritus.
Dios,
creador y Padre de los espíritus, trata a los espíritus creados con
el mayor respeto y ejerce sobre ellos un dominio absoluto. Actúa
internamente en ellos y aplica su acción sobre las facultades del
alma: la inteligencia y la voluntad. Toca la voluntad de los
espíritus sin forzarles, tan sustancialmente y en su punto más
íntimo que ninguna voluntad, por más dura que sea, puede liberarse
de su acción. Es privilegio de Dios ser interior a los espíritus,
no permite que ningún espíritu, angélico o demonio, ejerza acción
interna sobre los demás espíritus creados.
Dios
no suprime la voluntad de los espíritus cuando actúa en ella, al
contrario la hace activa, y activa por sí misma. Solo Dios es
absolutamente superior a los espíritus y es el único que actúa
sobre la inteligencia y la voluntad. Dios es el creador y Señor de
los espíritus.
Todos
los espíritus creados están sobre la misma línea de hermandad,
aunque haya entre ellos la jerarquía de funciones y precedencias. Es
decir, que el más humilde de los espíritus tiene únicamente a Dios
como superior absoluto, los demás espíritus creados son para él
como hermanos y no dueños. Ninguno de ellos puede actuar sobre él
directamente, ni penetrar íntimamente en sus pensamientos y en sus
afectos. No pueden actuar internamente en él sobre la inteligencia y
la voluntad. Si puede comunicarse un espíritu con otro sin hablar,
como lo hace el hombre con otro hombre... pero necesita consentir el
espíritu para que el otro espíritu puede comunicarse así con él.
Todos
los espíritus creados se entienden entre ellos por sus actos y por
sus facultades, no pueden actuar mutuamente en sus esencias,
internamente, solo Dios puede actuar internamente en ellos, están
abiertos y permeables a él por ser el creador. Todos los espíritus
creados están cara a cara frente a Dios, de corazón a corazón,
Dios está en sus santos ángeles y ellos están en Dios, siendo Dios
una fuente infinita de deleites para todas las almas santas. Dios da
vida a los seres, los vivifica.
El
espíritu es superior a los cuerpos, por tal superioridad del
espíritu sobre la materia ellos pueden actuar internamente sobre
ella, no en la misma forma íntima que Dios, pero sí de una forma
muy penetrante y sutil. Ellos penetran por todas partes de los
cuerpos y ponen en juego las fuerzas mas íntimas de la naturaleza.
Los espíritus no están sometidos a las leyes de acción de los
cuerpos, no están atados al tiempo y al espacio. Aún así, los
espíritus no tienen poder para vivificar los cuerpos, su acción
queda infinitamente por debajo de la acción divina.
Los
espíritus malignos perdieron mucho de su poder al revelarse contra
Dios, ellos ya no pueden actuar sobre los cuerpos como lo hacen los
ángeles de Dios, necesitan el permiso de Dios para hacerlo,
necesitan el poder para actuar. El mundo sería un caos mucho peor si
los demonios pudieran mover cuerpos para dañar la Tierra y al
hombre, ya hubieran acabado con la Tierra y sus habitantes. Aunque si
pueden actuar para provocar accidentes y otras acciones en la
naturaleza, si Dios lo permite.
Los demonios y los ángeles no pueden penetrar en el pensamiento del hombre, ni en su inteligencia ni en su voluntad. Pero, si tienen grandes facultades para saber como actuará el hombre en determinadas circunstancias. Pero los ángeles y demonios si pueden actuar en la imaginación del hombre: los ángeles de Dios para guiar al hombre a realizar actos buenos para su salvación eterna y los demonios para inducirlo a realizar actos malos para su condenación. Los ángeles de Dios pueden saber lo que le pedimos a ellos si hablamos, si oramos a ellos con el pensamiento solo Dios lo sabe, lo sabrá si Dios cree necesario comunicarlo a alguno.
El
hombre está formado por cuerpo y alma, el alma vivifica el cuerpo y
le transfiere sus facultades. Sin alma seríamos como las bestias,
sin inteligencia, sin capacidades intelectuales. Porque el alma esta
unida íntimamente al cuerpo no puede actuar internamente sobre los
cuerpos como lo pueden hacer los demás espíritus. El hombre, cuerpo
y alma unidos íntimamente, solo puede actuar sobre los cuerpos
externamente, está sometido a las leyes que determinan la acción de
un cuerpo sobre otro. Dios no permite que el alma del hombre actúe
sobre los cuerpos como lo pueden hacer los espíritus puros. Esa
unión del alma con el cuerpo es tan completa que gasta toda su
energía en animar al cuerpo. Si el hombre quisiera mover cuerpos a
distancia, sin tocarlos, si pudiera hacerlo moriría por el gran
desgaste de energía, porque su alma esta enfocada totalmente en
vivificar su cuerpo, desatendería las funciones vitales. Nuestro
Señor Jesucristo no se lo permite. Los espíritus puros si pueden
hacerlo. También el hombre no puede comunicar sus pensamientos a
otro hombre sin hablar, tienen que hablar para entenderse; no puede
haber comunicación de una alma con otra sin hablar, tienen que usar
las partes necesarias del cuerpo para hacerlo. Al olvidarnos de estos
principios de la filosofía católica caemos en prácticas peligrosas
que abren la puerta para la libre acción y engaños de los espíritus
malignos .
Dios
es el único que puede actuar internamente en los cuerpos y los
espíritus. Los espíritus pueden actuar internamente sobre los
cuerpos y externamente sobre los espíritus. El hombre solo puede
actuar externamente sobre cuerpos y espíritus (1).
Para
leer, imprimir o descargar el archivo pdf, de: "Acción
divina, acción angélica, acción humana", del R.
P. Dom Marie- Marechaux, dar clic en el siguiente
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de: “Acción divina, acción angélica, acción humana”, del R.
P. Dom Bernard-Marie Marechaux, dar clic en la siguiente figura:
VIDEO:
BIBLIOGRAFÍA:
- R. P. Dom Bernard-Marie Maréchaux, Ángels et Demons, Avec approbation des Supérieurs de la Congrégation olivétaine