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miércoles, 12 de julio de 2017

"El espíritu, el motor del ser material". Reverendo Padre Dom Bernard-Marie Maréchaux.


CAPÍTULO II


EL MODO DE ACCIÓN DE LOS ESPÍRITUS


El espíritu, el motor del ser material





El universo se compone de dos partes integrantes: el mundo de los espíritus y el mundo de los cuerpos. Y estas dos partes forman un todo: lo que supone que están unidas por relaciones que resultan de la naturaleza misma de los seres que las constituyen.







Estas relaciones pueden concebirse sólo bajo la forma de la ley siguiente: los seres espirituales, siendo más cercanos a Dios por su naturaleza, son los ministros de su Providencia en el gobierno del mundo.

No sabríamos decir que han sido creados para gobernar y administrar el mundo corporal. De ninguna manera. La razón adecuada de su existencia es incomparablemente más elevada: reflejar como espejos las perfecciones divinas, ser la alabanza viva e ininterrumpida de su Creador, he aquí su papel esencial. Pero, siendo lo que son, a saber espíritus muy puros, los ángeles son todos designados para regir los seres inferiores salidos de la materia.

¿Qué es efecto un espíritu? Es un ser que no se puede concebir de otro modo que vivo e inteligente; es por lo tanto una fuerza viva, siempre en movimiento, y siempre en posesión de ella misma; una fuerza que no es sometida a las condiciones del tiempo y del espacio, que puede a voluntad concentrar en un solo punto toda su energía o difundirla por una superficie indefinidamente extensa. ¿Qué es lo contrario que la materia? Es una sustancia que por ella misma esta desprovista de actividad; es incapaz de moverse, si no es puesta en movimiento; y recibido una vez este movimiento, es igualmente incapaz de modificarlo, y de dirigirlo hacia un fin. Esta antítesis no es mas que un juego de nuestra imaginación; se desprende de la noción elemental de las cosas. Quien dice espíritu dice un ser que tiene la facultad para moverse, y además tiene consciencia de su movimiento; quien dice materia dice una sustancia muerta y privada de toda actividad propia.

Siendo las cosas así, ¿no es natural que los espíritus intervengan para poner en movimiento, mantener en equilibrio y dirigir hacia un fin los seres de los que consta el mundo material? Esta conclusión se impone con la claridad de la evidencia. Santo Tomás dice expresamente que la naturaleza corporal es hecha para ser puesta en movimiento inmediatamente por la naturaleza espiritual. (1)



Ángel agitando las aguas  de la Piscina de Bethesda


Este principio, muy simple y muy claro, es también muy fecundo en aplicaciones y en consecuencias. Se desarrollarán a nuestros ojos, si examinamos sucesivamente la acción de los espíritus:

Sobre la naturaleza en general;
Sobre los cuerpos en particular;
Sobre las almas humanas.


Para ver el video: "El espíritu,  motor del ser material", del libro: "Ángeles y demonios", del Reverendo Padre Dom Bernard-Marie Maréchaux dar clic en la siguiente figura:


VIDEO:




BIBLIOGRAFÍA:

  1.  R. P. Dom Bernard-Marie Maréchaux, Ángels et Demons, Avec approbation des Supérieurs   de la Congrégation olivétaine



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