Visión y Revelación de la Beata Ana Catalina Emmerick.
Profetisa de la estrella de Jacob.
La
Beata Ana Catalina Emmerick, profetisa teutónica, nos habla acerca
de la Visión y Revelación: "Antecedentes de los Tres reyes
Magos", que recibió de nuestro Señor de la forma en que se
manifestó a 3 pueblos paganos, adoradores de los astros, de cuyos
ancestros surgieron los tres Reyes magos que fueron a conocer al
recién nacido de una Virgen en Belén, al Hijo de Dios, a aquél que
sería la salvación de todas las naciones. Dios lo manifestó a
ellos 500 años antes del nacimiento de su Hijo bien amado.
3 hijas profetisas de los Ancestros de los 3 Reyes Magos.
Los
ancestros de los tres reyes magos de oriente vivían cada uno de
ellos con su pueblo en distintas regiones de oriente. También vieron
señales en los astros, porque Dios así lo manifestó, de que
nacería de una Virgen el Hijo de Dios. Las tres videntes, hijas de
los reyes ancestrales, recibieron el espíritu de profecía, supieron
que una estrella saldría de Jacob y que una Virgen daría a luz al
Salvador del mundo. En adelante, las tres videntes y profetisas se
dedicaron a recorrer el País y anunciaban que los enviados del
Salvador vendrían al País trayendo el culto del Dios verdadero.
También eliminaron los sacrificios horrendos que practicaban en
ofrenda por la adoración de los astros e hicieron varios cambios en
su culto y templos. La predicción de las tres vírgenes se refería
especialmente a una constelación y a diversos cambios que habían de
producirse. Desde entonces se dedicaron a observar dicha
constelación, cerca del templo que edificaron los tres pueblos a la
futura Madre de Dios. ¡Dios manifiesta su gran misericordia
iluminando a esos tres pueblos paganos con mucha anticipación!
Los Tres Reyes Magos descendientes de aquellos Reyes.
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Catalina Emmerick: "Antecedentes de los Tres Reyes Magos",
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Ana Catalina Emmerick: "Antecedentes de los Tres Reyes
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Por el Padre Martín de Roa, de la Compañía de Jesús
No
se debe de olvidar en tiempo alguno, lo que de santa Cristina,
llamada por excelencia Maravillosa, escribe Surio con muchos otros
autores, especialmente Fr. Tomás Cantipratense, del Sagrado Orden
del glorioso Patriarca Santo Domingo. Murió
Cristina en los primeros años de su niñez, aun no cumplidos los
doce de ella. Puesto su cuerpo en la Iglesia para darle sepultura,
preferentes sus hermanos, y deudos, cantando la Misa los Sacerdotes,
a vista de todos subió por el aire, y se puso sobre la tirante más
alta de la Iglesia. La desampararon con el asombro todos los que allí
estaban, quedaron solo los Sacerdotes, con las hermanas de la
difunta. Acabada la Misa y hecha oración a N. S. la conjuraron de su
parte, que bajase, y diese razón de lo que pasaba. Bajó,
y dijo: Al punto que expiré, los Ángeles llevaron mi alma a un
lugar espantoso, donde gran número de almas padecían tan crudos
tormentos, que no hay lengua que baste a decirlos; yo tuve para mi
que sería el infierno, mas me desengañaron los Ángeles, diciéndome
que era el Purgatorio, donde conocí muchos de los que había
conocido en vida, con mucho dolor de verlos padecer, y no pude
socorrerlos. De aquí me llevaron a la
presencia de Dios que me recibió con su rostro alegre y me dijo:
Hija Cristina, escoge, o quedarte, o volver al cuerpo, para
satisfacer con tus penitencias, por las almas que viste en aquellos
tormentos, con que volverás cargada de merecimientos, y merecerás
mayor gloria. Escogí lo segundo, porque entendí ser lo que más
agradaba a su Majestad y lo que más persuadía la caridad, y
compasión para con aquellas almas. Vivió después cuarenta y dos
años, y
hizo en ellos tan extraordinarias penitencias, para librarlos del
Purgatorio, que parecieran increíbles, si se midieran con la
flaqueza humana, y no poco esfuerzo del cielo, en que para este
efecto el Señor le comunicaba, como en particular lo refiere Fray
Tomás Cantipratense, que fue testigo de vista, y la conoció.
Entraba en hornos encendidos, donde por
gran espacio de tiempo padecía tormentos de fuego, sin lesión
alguna: porque en saliendo
se hallaba sana, por merced de nuestro señor. Otras
veces pasaba días en ríos helados, otras se arrojaba por los
canales de los molinos, se le rasgaba el cuerpo, y quebrantaban los
huesos, con dolores grandísimos, mas de todo escapaba libre
milagrosamente. Pasaba
muchos días en los desiertos, tan falta de sustento, que pereciera
tal vez, si el Señor con su acostumbrada misericordia, no le hubiera
dado con nuevo milagro, tanta leche en sus virginales pechos, que con
ella se sustentó nueve semanas. Todas estas, y otras innumerables,
tanto como extrañas penitencias, acompañadas de mayores deseos, y
oraciones, ofrecía continuamente esta virgen, por las almas del
Purgatorio, suplicando a N. S. se apiadase de ellas, y le diese
ocasiones de satisfacer por sus penas, aunque acrecentase las suyas.
Fue así, que afrentadas las hermanas, y
deudos, de las penitencias que hacía la virgen, calificándolas por
locuras, la pusieron en prisiones, cargada de cadenas, en un rincón
de la casa, obscuro, desacomodado, con una tabla por cama, y por
sustento un poco de pan duro, y el agua por taza, como si fuera un
perro. Llegó a tanta miseria con el mal tratamiento, que pegadas las
carnes a la tabla que le servía de lecho, se le podrían, y ya ni
aún el poco pan que le daban podía comer. Ella con igual semblante,
todo lo daba por bien sufrido, en cambio de librar las almas del
Purgatorio. Sus hermanas, con más crudeza que suele caber en
mujeres, ni aún querían mirarla, antes ya la daban por muerta. Más
el Señor que la amaba como a su esposa, la socorrió en aquél
aprieto, como solía: comenzaron sus pechos a manarle un oleo
suavísimo, que igualmente le sirvió de
medicina y sustento, con el regalaba el pan, y ungía sus llagas.
Vencidas ya las hermanas con tan grandes prodigios, le alargaron las
prisiones, y con lágrimas le pidieron perdón de las injurias. ¿Que
caridad se vio jamás en los hombres, que llegase a la que esta
virgen tuvo con las almas de Purgatorio? ¿Cuántas
veces se sacrificó a Dios por ellas? ¿Cuántas penas cargo sobre
sí, por descargarlas de las suyas? Comenzó el
Señor a pagarle tan heroica piedad en
esta vida, con el don de profecía, con
el de dulcísima contemplación tan milagrosa, que estando arrebatada
en ella, se oía entre su pecho, y garganta una música tan suave
como de Ángeles, a que no pudieran llegar las más dulces voces, o
instrumentos del mundo. La enriqueció de mil otros favores;
habiéndole revelado el día de su muerte, él la recibió a sus
amorosos abrazos en la otra, como el mismo Señor lo significó al
Santo Fray
Beltán, del Sagrado Orden del gran Patriarca Santo Domingo, en
lo que de él refiere su historia, tomo 1, libro 1, capítulo 27
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de “La Maravillosa Santa Cristina la Admirable”, basado en
el ejemplo que cita el Padre Jesuita Martín de Roa, en su libro:
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Admirable”, basado en el ejemplo que cita el Padre Jesuita
Martín de Roa, en su libro: “Estado de los Bienaventurados en el
Cielo...”, dar clic en la siguiente figura:
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BIBLIOGRAFÍA
De Roa, Martín. Padre Jesuita. Estado de los Bienaventurados en el Cielo...Ed. Universidad de Huesca pp. 157-161. Año 1628.
Visión y Revelación de la Beata Ana Catalina Emmerick.
La
Beata Ana Catalina Emmerick nos dice en sus visión y revelación:
"Consecuencias del pecado original", acerca de la forma en
que cambió para el hombre la relación con Dios por la realización
del pecado original. Anteriormente eran seres espirituales en
comunión con Dios, se amaban en Dios y por Dios. Ahora son seres
carnales viviendo en su propia voluntad, inclinados al pecado y a la
impureza.
La Beata Ana Catalina Emmerick, Consecuencias del Pecado de Adán y Eva.
Dios
había constituido al hombre rey de la creación, los animales lo
miraban como a superior y no se atacaban entre sí, no había
enfermedades causadas por microorganismos dañinos, porque no lo
eran, todo estaba en unión con Dios y su santa voluntad; los ángeles
caídos que habitan sobre la tierra y el aire tenían prohibido por
Dios acercarse al hombre mientras éste no pecara, no podían atacar
al hombre sin pecado, en gracia de Dios. Si Adán y Eva hubiesen
vivido durante una generación sin pecado Dios los hubiese confirmado
en gracia. Todos sus descendientes hubiesen ido al cielo y el plan de
Dios de llenar los espacios vacíos dejados en el cielo por los
ángeles caídos se hubiese cumplido prontamente.
Toda la naturaleza estaba en armonía y Adán y Eva vivían en el amor de Dios.
Después
del pecado original, nada fue igual para el hombre: perdió la
relación de comunión y amistad con Dios y toda la naturaleza se
reveló contra él. Ahora tendrá que andar con cuidado y defenderse
de las fieras, las enfermedades le afectarán por dondequiera que
ande, sus días sobre la tierra se acortarán por esa causa y el
demonio tendrá imperio sobre él para arrastrarlo al infierno por
sus pecados.
Los ángeles caídos que viven sobre la tierra y el aire tenían prohibido acercarse al hombre, mientras no pecara.
Nuestro
Señor Jesucristo al encarnarse en el hombre quiso acabar con el
pecado y la muerte, le dice de que todas las cosas estaban
corrompidas en altísimo grado por el pecado y todo lo que tuvo que
hacer desde un principio para purificar y restablecer lo caído y
perdido. Después del Sacrificio Redentor de Jesucristo, el hombre
tiene esperanzas de ir al cielo, solo el que no quiere aceptar a Dios
y su Cristo no se salva. Tristemente la raza caída de Adán y Eva no
puede hacer nada para desligarse de esa nefasta inclinación al
pecado y la aún más nefasta acción de Satanás sobre los hombres.
Pero Dios ha entregado a los hombres una muy saludable medicina:
Jesucristo. Solo por Cristo y en Cristo hay salvación y vida eterna
en el Santo Reino Celestial de Dios, basta su gracia para salvarse y
liberarse del pecado. El juicio universal no se dará hasta que se
haya completado el número de los ángeles caídos de los cielos y
sus lugares sean ocupados por lo hombres. No ha sucedido así porque
la gran mayoría de la humanidad esta condenada en el infierno y el
número de los ángeles rebeldes a Dios es muy grande, la tercera
parte de los ángeles creados por Dios. ¡Tanto perdió el hombre
porque Adán y Eva no se mantuvieron sin pecado durante una
generación!
Ahora Adán, Eva y sus descendientes tendrán que lidiar con la muerte, la inclinación al pecado y la terrible influencia sobre sus almas por el demonio.
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Revelación de la Beata Ana Catalina Emmmerick: "Consecuencias
del Pecado de Adán y Eva", dar clic en la siguiente imagen de
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Emmerick: "Consecuencias del Pecador de Adán y Eva", dar
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DE LA AMOROSA PERMANENCIA DE CRISTO EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR
Meditación 35 de San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia.
San
Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia, nos habla en su
Meditación 35: "De la Amorosa Permanencia de Cristo en el
Santísimo Sacramento del Altar", del inefable obsequio de amor
que nuestro Señor Jesucristo hizo a toda su Santa Iglesia, al querer
permanecer en cada uno de los sagrarios del mundo, para prodigarnos
su amor y sus gracias. Jesucristo tiene presencia real en el
Santísimo Sacramento del altar, ahí esta Él completo: su cuerpo,
su sangre, alma y divinidad. Es maravilloso que Él, siendo el único
Dios verdadero, por el que se vive, este ahí, en cada sagrario, para
todo aquél que desee verlo y lo encuentre sin dificultad, darle
audiencia y derramar sus gracias sobre él. Jesucristo se complace de
estar ahí día y noche, para que los sacerdotes lo expongan a los
fieles creyentes y recuerden que Él no nos abandona ante los
peligrosos enemigos del alma, que tantas almas llevan al infierno sin
que hayan comido su cuerpo y bebido su sangre divinas.
María Santísima sostiene el cáliz con la Santísima Eucaristía, Mostrando que Cristo este realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
El
Rey de Cielos y Tierra da audiencia a ricos y pobres, nadie es
rechazado. No sucede lo mismo con los reyes y poderosos de este
mundo, que relegan al que quiere verles si no tiene asunto importante
o de beneficio económico, posponen su entrevista y no lo atienden si
tienen otros asuntos de mayor importancia. Gracias al amor de Dios,
tenemos a nuestro Señor Jesucristo para verlo en cualquier hora del
día, tenemos las puertas de la iglesia para ir a visitarlo y
platicar con Él, con la confianza que tenemos con un gran amigo,
pidiéndole mercedes sin temor alguno y con la seguridad de
obtenerlas. Todo un Dios esta oculto en la especie del pan, completo,
quiere enriquecernos con sus gracias, sanarnos y consolarnos. En
verdad que somos afortunados por tener a un Dios Santo y Bueno que
solo desea ayudarnos y favorecernos, sin recibirlo en la sagrada
eucaristía las almas no tienen progreso en su santidad y corren el
riesgo de perderse para siempre.
Jesucristo esta presente en el Pan y Vino consagrados, su cuerpo y sangre en forma oculta.
El
Señor en el Santísimo Sacramento concede y reparte especialmente
abundantísimos dones, atiende con mayor complacencia nuestras
peticiones y súplicas en la eucaristía. Bienaventurada el alma que
se detiene al pie del altar para solicitar la gracia del Señor,
agradeciéndole, amándole y rogándole. Muchos santos han deseado
estar siempre en presencia de Jesús Sacramentado, han tenido
dulcísimas experiencias en donde el Señor sabe inflamar sus
corazones, concediéndoles la gracia de abrazarse en su amor. Aún a
los tibios y fríos Jesús puede concederlo. Los hombres no van a ver
a Cristo porque no le aman, se entretienen horas y horas platicando
con sus amigos y encuentran tedio en estar unos pocos minutos frente
al Señor. A una alma enamorada de Dios, las horas que pasa frente al
Santísimo Sacramento del Altar le parecen minutos, Jesucristo les
concede su amor divino penetrando en sus almas, haciéndoles
disfrutar ese valioso tiempo así empleado.
La Eucaristía, mostrando a las tres divinas personas de la Santísima Trinidad.
Adoración Eucarística.
Adoración Eucarística.
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escrita 35 de San Alfonso María de Ligorio: "De la Amorosa
Permanencia de Cristo en el Santísimo Sacramento del Altar",
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"De la Amorosa Permanencia de Cristo en el Santísimo Sacramento
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Meditación 34 de San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia.
Presencia real de Cristo en la Eucaristía.
San
Alfonso María de Ligorio nos dice en su Meditación 34: "De la
Sagrada Comunión", de la maravillosa forma que ideó nuestro
Señor Jesucristo para permanecer en la tierra con todos los
creyentes en Él. Jesucristo iba a subir al cielo, después de su
gloriosa resurrección, a sentarse a la diestra del Padre celestial;
antes de su pasión y muerte pensó en como estar cerca de nosotros
para darnos su amor y fortalecer nuestro cuerpo y espíritu contra
las tentaciones del maligno, del mundo y de la carne. Al darnos su
cuerpo y sangre, nos da su alma y divinidad; así, su Santo Espíritu
podría actuar en nosotros estando en gracia divina y Dios no nos
negaría la gracia que le pidiéramos.
Cristo instituye la Eucaristía en la última cena.
Nuestro
Señor Jesucristo no se conformó con unírsenos en la naturaleza
humana, además quiso también unírsenos íntimamente en cuerpo y
alma en el Sacramento de la Eucaristía. Todo lo hace por amor, por
ese amor inmenso que nos muestra en su encarnación, pasión y muerte
y en este Sagrado Sacramento. Así nos ayuda a permanecer fieles a
Él, al fortalecernos y unir nuestros corazones a su Sacrantísimo
Corazón, si perseveramos hasta el fin, con su ayuda lograremos la
salvación eterna.
Por su inmenso amor Cristo baja del cielo y permanece en la ostia y vino consagrados.
Nuestro
Señor Jesús nos dice en los evangelios que él que no come su carne
y bebe su sangre no tendrá vida eterna, si somos renuentes a recibir
a Jesucristo en la eucaristía nuestra condenación en el infierno es
segura, al rechazarlo en esta forma, en no vivir en gracia de Dios y
en consecuencia en manos del demonio. Por amor a Dios, con este
Sacramento nos vemos forzados a recibirlo con nuestras almas puras y
limpias, después del Sacramento de la Confesión. Debemos comulgar
frecuentemente para llegar al manantial y fuente de la perfección;
al penetrar Jesús en nosotros con la eucaristía lleva consigo un
riquísimo tesoro de gracias, es Cristo viviendo en nosotros,
ayudando a santificarnos.
"El que come mi carne y bebe mi sangre tendrá vida eterna".
Al comulgar Cristo vive en el comulgante y lo ayuda a santificarse.
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34 de San Alfonso María de Ligorio: "De la Sagrada Comunión",
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Meditación 32 de San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia.
San
Alfonso María de Ligorio nos dice en su meditación 32: "De la
confianza en la protección de María Santísima", de la
poderosa abogada en el cielo que tenemos todos en la Santísima
Virgen María, refugio seguro de pecadores. Por muy grande que sea el
pecador, aunque se considere ya condenado por sus maldades, no debe
desesperar todavía. María es piadosísima y quiere ayudar a salvar
a todos los hombres, muchos que se consideraban perdidos tuvieron esa
dichosa inspiración de dirigirse a María Santísima, de acogerse a
su protección; ella nunca les ha fallado con su intercesión ante
Dios, por ser Madre de Dios nada le es negado en el cielo si ruega
por nosotros; nuestro Señor Jesucristo todo le concede a su
amadísima Madre, para recompensar así el favor que de ella recibió,
nada le negó ella en la tierra y Él no quiere negarle nada en el
cielo. La única condición que pide La Santísima Virgen María es
la firme resolución de mudar de vida, así todo pecador estará
seguro de alcanzar la salvación con su amparo maternal.
María Madre de misericordia, Refugio de los pecadores, Consuelo de los afligidos y Auxilio de los desdichados.
La
Santísima Virgen María es abogada clementísima, piadosísima. No
mira la horrendas culpas del pecador sino la intención que lo mueve
a pedir su protección. Desdichado eternamente, aquél que pudo
acudir a su bondad y protección para salvarse y no lo hizo, será un
dolor muy grande para él considerar lo poco que pudo haber hecho de
su parte para salvarse. María es Madre de misericordia y tiene sus
ojos fijos tanto en justos como en los pecadores; en los justos para
derramar gracias y bendiciones sobre ellos que les ayuden a
mantenerse en la virtud; en los pecadores para ayudarlos a dejar el
pecado y volver a la amistad perdida con Dios. Como Madre de
misericordia, ha sido puesta por Dios para ayudar a los mortales, a
los más miserables, a los más infelices, que son los que más ayuda
divina necesitan para salvarse. María Santísima no puede ni quiere
dejar de conmoverse por aquellos que con gran humildad y dolor piden
su ayuda; hasta al mismo soberbio Lucifer ayudaría si así lo
pidiera y lo llevaría al cielo, pero Lucifer esta maldito por toda
la eternidad y nunca lo hará; así, es lo mismo, con todos los
condenados en el infierno, no piden clemencia porque no pueden
arrepentirse de sus pecados, se quedan con la voluntad perversa con
que murieron.
María Santísima no desampara a los más necesitados en lo material y espiritual.
María Santísima ayudaría al mismísimo Lucifer si pidiera perdón humildemente. Pero Lucifer es maldito por toda la eternidad y nunca lo hará... así los condenados.
La
Virgen María es conocida como Madre de misericordia y refugio de
pecadores. Además, como Auxiliadora, pues a ninguno de los que se le
encomiendan los desampara. Pero, no solo a los que se le encomiendan
auxilia, también busca por si misma a los desdichados para
defenderlos y salvarlos. María siempre esta dispuesta a socorrer en
sus necesidades al que se lo suplica, es tan grande ese deseo de
favorecernos y salvarnos que se da por ofendida con aquél que no le
pide amparo y protección. María, por su intercesión ante su divino
Hijo Jesús, es fuente segura de salvación.
En la bodas de Caná. María ve la angustia de los esposos porque se les había terminado el vino, sin que se lo pidieran y compadecida de ellos, va y ruega a su Hijo que los remediase.
María Auxiliadora de los desdichados.
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32 de San Alfonso María de Ligorio: "De la Confianza en la
protección de María", dar clic en la siguiente imagen del
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Meditación 31 de San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia
San
Alfonso María de Ligorio nos habla en su Meditación 31: "De la
Perseverancia", que es la constancia en la virtud y
mantenimiento de la gracia hasta la muerte. Nuestro Señor Jesucristo
promete el cielo a aquellos que lo aman y perseveran hasta el fin; no
porque seamos creyentes, cristianos, pensemos que ya tenemos el cielo
asegurado, sin esforzarnos siempre por lograrlo. Hay varios ejemplos
en la Biblia de personas que creyeron en Dios y empezaron bien, pero
se dejaron seducir por el pecado y no fueron siempre fieles a Dios,
murieron y están en el infierno: el Rey Saul, Judas. Aunque un
cristiano sea justo por muchos años, si llega un momento en que se
deja seducir por Satanás, comete tan solo un pecado grave y tiene la
desgracia de morir sin arrepentirse de haber ofendido a Dios, se verá
arrojado al infierno por no haber cumplido enteramente sus
Mandamientos; toda una vida de virtud no sirve si en algún momento
pecamos y morimos alejados de la gracia de Dios... para evitarlo
debemos orar siempre y pedir a Dios la gracia de la perseverancia
final, la Santísima Virgen María ayuda con su intercesión si se lo
rogamos. Si alguno es católico practicante: frecuenta los
sacramentos, tiene varias devociones y reza el rosario, va a misa
frecuentemente, comulga... y si de repente deja esas piadosas
prácticas, se verá gravemente acosado por el demonio y no le será
fácil volver al camino de la virtud, su alma estará en gran peligro
de condenación porque Satanás y varios espíritus malignos más,
difícilmente dejarán que su presa retorne al camino de Dios. Los
más tentados por el demonio son aquellos que se encuentran en gracia
de Dios.
Ha perseverado orando a Dios y cumpliendo sus Mandamientos desde niña.
Tentaciones de San Antonio Abad siendo ermitaño en el desierto. Satanás es capaz de llevar a hermosas mujeres infernales para perder a los santos con la lujuria.
Otro
gran enemigo del alma y peor que el demonio es el mundo. Para alejar
al demonio basta pedir la ayuda divina y orar con fervor, no sucede
igual con el mundo, los pecadores no se alejan, más insisten. El
pecador no puede ver que los otros no sean como él, quiere que los
demás sean pecadores para tranquilizar su conciencia; si esta cerca
de alguien virtuoso se ve atormentado por su conciencia,
inmediatamente busca convencerlo para que no sea tan santo, tan
hipócrita, ese ministro de Satanás se burla de él para inducirlo
al pecado y no pocos se dejan llevar por sus malignas palabras y
pecan. Una persona que esta en gracia de Dios tendrá muchas
tentaciones del mundo, amigos que no llevan una vida de virtud lo
buscarán para mostrarle como disfrutar de los placeres. Por esta
razón muchos santos buscaron lugares solitarios para vivir orando,
purificar sus almas de sus pecados y no ser víctimas de nefastas
influencias que los obligaran a olvidarse de Dios... huyeron de las
ocasiones de pecar. Aquél que deja los caminos de Dios por el mundo
será cegado por el demonio y abandonado de Dios si persiste en sus
pecados; su ruina será peor porque no recibirá la ayuda de la
gracia divina si no desea dejar de pecar.
El pecador empieza con confidencias de sus pecados, hasta llegar a convencer a sus amigos virtuosos de hacer lo mismo.
Pecando... siguiendo el camino del infierno.
Gran
enemigo del alma es la carne. Aquél que probó los placeres
sensuales y que por su estilo de vida se encuentra alejado de Dios,
caerá fácilmente si no evita las ocasiones de pecar, si no deja de
ir a aquél sitio de pecado, si sigue frecuentando a aquél amigo que
ha estado hundido en los placeres de la carne, si no pone una venda a
sus ojos para no seguir viendo imágenes sensuales del mundo que le
rodea. Para evitar caer en el vicio de la lujuria debe considerar
seriamente lo anterior y además hacer lo siguiente: recuperar la
gracia de Dios con la confesión y comunión frecuente, ir a misa
diariamente, meditar sobre las verdades eternas, orar y rogar a Dios
cada día, tener lecturas espirituales, ayunar, tener devociones
diarias, pedir a Dios la gracia de la perseverancia final e invocar a
Jesús y María con frecuencia.
Los pecados de la carne... es muy fácil caer en ellos, hasta llegar a la lujuria.
Con Dios, orando siempre.
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31 de San Alfonso María de Ligorio: "De la Perseverancia",
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Meditación 30 de San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia.
San
Alfonso María de Ligorio nos dice en su Meditación 30: "De la
Oración", que debemos dirigirnos a Dios con la oración
continua para así alcanzar su misericordia y nos comunique sus
bienes por su bondad infinita. La oración es comunicación con Dios,
es alabanza al sumo bien y creador de todo, es acción de gracias a
nuestro amoroso redentor; es pedir la intercesión de María
Santísima, Ángeles y Santos, que son los que están en presencia de
Dios para que nos alcancen un favor que tanto ocupamos. Nuestro Señor
Jesucristo nos ha dicho en los evangelios que todo aquello que
pidamos en su nombre nos será concedido por el Padre celestial.
Pidamos las gracias espirituales que son las que más necesita
nuestra alma para la salvación eterna, no nos pasemos pidiendo cosas
materiales que tal vez la perjudiquen y nos hundan más en el pecado.
Orar siempre, desde pequeños. Así se alcanzan las gracias de Dios para santificarnos y llegar al cielo.
La
persona que hace oración se salva y la que no lo hace se condena. La
oración es salud para el alma, sin ella esta muerta. Dios concede la
salvación y derrama sus gracias sobre aquellos que se lo piden, se
humillan ante Él y le piden perdón por ofenderlo continuamente con
el pecado; los que no lo hacen están perdidos pues Dios tiene
abundantes gracias preparadas para aquellos que lo aman y piden. Con
la oración Dios limpia nuestras almas de las manchas de los
muchísimos pecados veniales que cometemos, el que no ora ensucia su
alma con ellos y con el tiempo se pueden hacer pecados mortales, si
no es que ya los comete. Será un gran remordimiento de conciencia
para el condenado en el infierno al saber que fácilmente, orando,
pudo salvarse.
Santa María Magdalena penitente. Pasó muchos años arrepentida de sus pecados y orando para obtener la gracia del perdón de Dios.
Para
alcanzar las gracias de Dios se debe orar con humildad, sin soberbia,
sin exigencias, pidiendo y rogando al Dios altísimo. Se debe orar
con total confianza a Dios, como Padre nuestro que es debemos pedirle
con la confianza con que un hijo recurre a su padre, pidámosle
confiadamente teniendo viva fe en que lo conseguiremos. Por la
misericordia de Dios, el justo y el pecador, obtienen lo que se pide
en la oración. Dios concede las gracias temporales de este mundo
solo si sirven para la salvación de nuestras almas; en lugar de
pedir salud y dinero, que son los que pueden perder al alma,
roguemos a Dios por la gracia de la perseverancia final, amor a Dios,
perdón de nuestros pecados, fortaleza, etc. No cesemos de orar
nunca, el enemigo del alma odia al que se acoge a Dios con la oración
y no puede atacarlo para someterlo con el pecado; aquél que ora por
un tiempo y después se olvida de hacerlo es atacado ferozmente por
el enemigo infernal, con muchos espíritus malignos, hasta hacerlo
caer en pecados gravísimos de los cuales no podrá salir nuevamente
sin la ayuda de Dios.
San Roque orando, rogando a la Virgen para detener la epidemia.
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30 de San Alfonso María de Ligorio: "De la Oración", dar
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San
Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia
San
Alfonso María de Ligorio nos dice en su Meditación 27: "De la
eternidad del infierno", de la duración del infierno de los
condenados por siempre, sin terminar jamás. Los dolores que se
padecen en este mundo no son nada comparados con los causados por los
suplicios infernales, aquí terminan después de un tiempo. En vida,
incluso un placer continuado se hace insoportable si no terminara:
comer, beber, oír una bella melodía, etc. En el infierno los
condenados son atormentados siempre por el fuego, por los demonios y
la conciencia; no tienen un instante de reposo ni obtienen lo que
desean para menguar un poco su sufrimiento. Por un vil placer en este
mundo el pecador obtiene tormentos sin fin en un lugar espantoso. Han
perdido a Dios para siempre, el amor de Dios y su presencia están
ausentes para el condenado, este será su mayor suplicio. Los santos
están temerosos en esta vida porque saben que si se condenan no
verán a Dios nunca, lo odiaran y no amaran más a Dios tan
bondadoso.
Siempre, siempre...una eternidad. Estarán ahí por siempre, por un vil placer de unos instantes cambiaron una eternidad de dicha con Dios.
El
condenado en el infierno no saldrá de ahí jamás, estará en los
abismos infernales sufriendo por toda la eternidad. Por haber
despreciado a un Dios de majestad infinita la duración de sus
tormentos será también infinita. El pecado de un instante es una
ofensa grandísima a la Majestad infinita de Dios. Aún, en esta
tierra hay condenas perpetuas para los criminales que han matado a
alguien en unos instantes. Justo es que el pecador sufra por siempre
por ofender y rechazar a todo un Dios de Majestad infinita, no es
capaz de soportar pena infinita por lo tanto será infinita su
duración, será castigado por sus culpas sin poder jamás expiarlas.
El condenado jamás podrá arrepentirse de sus pecados, si lo pudiera
hacer Dios lo perdonaría; puede clamar y pedir que lo liberen de sus
suplicios porque son dolorosos, más no tiene el arrepentimiento de
sus pecados que es lo que podría ayudarlo. Murió con pecados
mortales y así se queda su voluntad pecadora, murió pecando y
seguirá con esa sed insaciable de pecar.
Fueron despiadados con sus víctimas en vida por un corto tiempo. El demonio es peor con ellos, hasta que Dios calme los ímpetus de Satanás. Infierno... por siempre.
Los
condenados en el infierno buscarán la muerte y no la hallarán,
estarán continuamente muriendo sin morir. Un asesino será
despedazado lentamente con cuchillas por los demonios hasta que no
quede más que una masa informe de él, más será regenerado su
cuerpo para empezar el mismo suplicio otra vez... gritará y
suplicará para que dejen de atormentarlo, más nadie se compadecerá.
El demonio lo odia y busca hacer sufrir a Dios con el sufrimiento del
condenado, Dios no lo ama más y el infeliz condenado es tratado con
justicia, en castigo por sus pecados, no más que lo que Dios
permita. Si está ahí desde los primeros tiempos, después de que
Dios creo al hombre, su infierno apenas comienza... siempre, siempre,
por toda la eternidad.
No pueden purgar sus pecados, siempre serán castigados así, hasta que después del juicio final los demonios y condenados reposen en el lago de fuego, sin poder moverse, por toda la eternidad.
Para
leer el e-book, imprimir o descargar el archivo pdf, de la Meditación
27 de San Alfonso María de Ligorio: "De la eternidad del
infierno", dar clic en el siguiente enlace: