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lunes, 21 de agosto de 2017

"Jesucristo bajó a los infiernos y resucitó", Art. 5º del Credo Apostólico. Explicado por Santo Tomás de Aquino.

JESUCRISTO DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS Y AL TERCER DÍA RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS

Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia Católica



Nuestro Señor Jesucristo con su sacrificio redentor  ayudó a toda la humanidad de todos los tiempos para reconciliarnos con el Padre Celestial, abrirnos las puertas del cielo,  y por Él que así Dios derramara su gracia sobre aquellos que siempre se orientaron al bien, tratando de vivir justamente con los demás hombres.



"Jesucristo descendió a los infiernos y al tercer  resucitó de entre
 los muertos"


La humanidad que vivió antes que Nuestro Señor Jesucristo vivía en tinieblas: El demonio hacía de las suyas perdiendo a los hombres con los vicios, el odio, los pleitos y las guerras frecuentes. En realidad, eran pocos los justos, ayudados por la gracia de Dios, que se guiaban por una recta conciencia, rechazaban el mal y se orientaban siempre al bien, buscando vivir en armonía con los demás. La gran mayoría de los hombres pecaba mortalmente contra Dios y su prójimo...triste consecuencia del pecado original; sin saber que Dios era un Dios Santo y Bueno al cual todos los hombres deberían entregar cuentas de su vida personal y del trato con los demás. De entre toda la humanidad de esos tiempos, eran muy pocos los que merecían el calificativo de justos y amigos de Dios. Todos, sin excepción, descendían a los infiernos, incluso los Santos Patriarcas creyentes en el Dios verdadero.



Antes del sacrificio redentor de Nuestro Señor
Jesucristo, Todos, sin excepción,  descendían
 a los infiernos. El cielo estaba cerrado para
 todo hijo de Adán y Eva.


La humanidad languidecía, se hundía en los vicios y el pecado. La gran mayoría de los hombres se hacían hijos de Satanás por los pecados mortales. Al morir, inmediatamente  eran enviados al abismo infernal para ser atormentados cruelmente por los demonios, por sus pecados, según las impurezas que cometían.



Los que descendían al infierno con pecado
 mortal fueron entregados a Satanás,
 para nunca más soltarlos.


Dios no podía permanecer sin conmoverse por la humanidad pecadora que se condenaba eternamente. Desde la eternidad, Dios tenía sus decretos y enviaría a su amadísimo Hijo Celestial, Nuestro Señor Jesucristo, para redimir a toda la humanidad en el caso de que Adán y Eva pecasen, como así sucedió. Esto sería a su debido tiempo, ya que la oscuridad dominaba completamente a toda la humanidad, con excepción de algunos justos que se mantenían libres de pecados con la gracia divina. Con el pecado original de desobediencia a Dios entró al mundo el pecado general, la enfermedad y la muerte. Para el hombre no habría jamás la dicha de habitar el cielo empíreo sin el sacrificio de redención; reconciliación  que Dios haría para ayudarlo y cambiar el triste destino del pecador en el infierno.



Los infiernos: Infierno de los condenados, Purgatorio y
 los limbos de: *Abraham, *paganos justos y *los niños
 incircuncisos o sin bautizar. Inmensas cavernas para 

cada caso.


Gracias a Dios, a su misericordia, Nuestro Señor Jesucristo triunfó sobre el pecado y la muerte. Su salvación es para todos: vivos y muertos que mueren en gracia de Dios. Haciéndonos sus hijos y dándonos la salvación eterna a quien creyere en su Cristo, se bautizase, cumpliese sus Mandamientos y llegase a la plenitud de la Ley de Dios: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo", santificándose. Por lo anterior, Nuestro Señor Jesucristo no deja de amonestar al incrédulo, al impío:

* "El que creyere y se bautizare se salvará; pero el que no creyere será condenado" Mc. 16,16. 
* "Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por Él. El que cree en Él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios" Jn. 3,14-21.



"Jesucristo resucitó al tercer día de entre los
muertos, subió al cielo y está sentado a la
derecha del Padre para juzgar a vivos
 y muertos".


Para esto descendió nuestro Señor Jesucristo a los infiernos: liberar a los muertos que vivieron siendo amigos de Dios, los justos. Entre esos justos estaban los siguientes: los creyentes en el Dios verdadero antes de la antigua alianza y que se conservaron sin pecado, los circuncidados que seguían la antigua alianza y creían en Dios y su Mesías, los paganos piadosos que aún conservaban algunos de sus ídolos y que ahí mismo tuvieron que adorar a Nuestro Señor Jesucristo, reconociéndolo por Dios. Así como en los Limbos de los Padres, de los paganos y de los niños hay diferencias en el gozo y ausencia de sufrimientos, también lo es así para todos esos justos en el paraíso. Pero, la salvación de Cristo en los infiernos no es para todos: Dejó ahí a los que tenían pecado mortal y a los niños incircuncisos los dejó en el lugar llamado Limbo...Hasta que Dios manifieste su misericordia nuevamente y lleve a los nuevos justos e inocentes no cristianos a las moradas eternas de dicha y gozo. Los Judíos que no creyeron en Cristo ya no pueden purificar sus pecados con los sacrificios de los animales...menguan en gran número en el Seno de Abraham o de los Padres.



Solo los justos fueron liberados por Jesucristo.


Para leer el e-book completo, imprimir o descargar el archivo pdf, del Artículo 5 del Credo de los Apóstoles explicado por Santo Tomás de Aquino, dar click en el siguiente enlace:





Para ver el video del Artículo 5 de Credo Explicado por Santo Tomás de Aquino: "Jesucristo descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos",  dar click en la siguiente imagen:


VIDEO:




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