DE LA ETERNIDAD DEL INFIERNO
San
Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia
San
Alfonso María de Ligorio nos dice en su Meditación 27: "De la
eternidad del infierno", de la duración del infierno de los
condenados por siempre, sin terminar jamás. Los dolores que se
padecen en este mundo no son nada comparados con los causados por los
suplicios infernales, aquí terminan después de un tiempo. En vida,
incluso un placer continuado se hace insoportable si no terminara:
comer, beber, oír una bella melodía, etc. En el infierno los
condenados son atormentados siempre por el fuego, por los demonios y
la conciencia; no tienen un instante de reposo ni obtienen lo que
desean para menguar un poco su sufrimiento. Por un vil placer en este
mundo el pecador obtiene tormentos sin fin en un lugar espantoso. Han
perdido a Dios para siempre, el amor de Dios y su presencia están
ausentes para el condenado, este será su mayor suplicio. Los santos
están temerosos en esta vida porque saben que si se condenan no
verán a Dios nunca, lo odiaran y no amaran más a Dios tan
bondadoso.
Siempre, siempre...una eternidad. Estarán ahí por siempre, por un vil placer de unos instantes cambiaron una eternidad de dicha con Dios. |
El
condenado en el infierno no saldrá de ahí jamás, estará en los
abismos infernales sufriendo por toda la eternidad. Por haber
despreciado a un Dios de majestad infinita la duración de sus
tormentos será también infinita. El pecado de un instante es una
ofensa grandísima a la Majestad infinita de Dios. Aún, en esta
tierra hay condenas perpetuas para los criminales que han matado a
alguien en unos instantes. Justo es que el pecador sufra por siempre
por ofender y rechazar a todo un Dios de Majestad infinita, no es
capaz de soportar pena infinita por lo tanto será infinita su
duración, será castigado por sus culpas sin poder jamás expiarlas.
El condenado jamás podrá arrepentirse de sus pecados, si lo pudiera
hacer Dios lo perdonaría; puede clamar y pedir que lo liberen de sus
suplicios porque son dolorosos, más no tiene el arrepentimiento de
sus pecados que es lo que podría ayudarlo. Murió con pecados
mortales y así se queda su voluntad pecadora, murió pecando y
seguirá con esa sed insaciable de pecar.
Fueron despiadados con sus víctimas en vida por un corto tiempo. El demonio es peor con ellos, hasta que Dios calme los ímpetus de Satanás. Infierno... por siempre. |
Los
condenados en el infierno buscarán la muerte y no la hallarán,
estarán continuamente muriendo sin morir. Un asesino será
despedazado lentamente con cuchillas por los demonios hasta que no
quede más que una masa informe de él, más será regenerado su
cuerpo para empezar el mismo suplicio otra vez... gritará y
suplicará para que dejen de atormentarlo, más nadie se compadecerá.
El demonio lo odia y busca hacer sufrir a Dios con el sufrimiento del
condenado, Dios no lo ama más y el infeliz condenado es tratado con
justicia, en castigo por sus pecados, no más que lo que Dios
permita. Si está ahí desde los primeros tiempos, después de que
Dios creo al hombre, su infierno apenas comienza... siempre, siempre,
por toda la eternidad.
No pueden purgar sus pecados, siempre serán castigados así, hasta que después del juicio final los demonios y condenados reposen en el lago de fuego, sin poder moverse, por toda la eternidad. |
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27 de San Alfonso María de Ligorio: "De la eternidad del
infierno", dar clic en el siguiente enlace:
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