Buscar en este blog

miércoles, 4 de diciembre de 2013

ACORDAOS

EL MEMORARE

 





Oración de intercesión  a la Virgen María, comúnmente atribuida a San Bernardo de Claraval (1090-1153). Conocida por su primera palabra en español, Acordaos; en latín  Memorare.


Visión Mariana de San Bernardo




En español                                     
Acordaos
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.


En Latin 
Memorare 
Memorare, O piissima Virgo Maria, non esse auditum a saeculo, quemquam ad tua currentem praesidia, tua implorantem auxilia, tua petentem suffragia, esse derelictum. Ego tali animatus confidentia, ad te, Virgo Virginum, Mater, curro, ad te venio, coram te gemens peccator assisto. Noli, Mater Verbi, verba mea despicere; sed audi propitia et exaudi. Amen.



Esta oración es el principio de un rezo más largo del  siglo XV  y fue popularizada en el siglo XVII por fray  Bernardo de Claraval, que lo aprendió de su padre.

Según el libro Rezos Familiares: Su Origen e Historia escrita por fray Herbert Thurston S.J. en 1953:

Fray Bernardo de Claraval, conocido como el "sacerdote pobre",  se dedicó con gran celo  a la predicación y la ayuda de los presos y criminales condenados a muerte. Confiando en su cargo el cuidado y la intercesión de la Santísima Virgen María,  fray  Bernardo empleó el Memorare extensivamente en su trabajo de evangelización con gran efecto. Muchos criminales se reconciliaron con Dios a través de sus esfuerzos. En un momento tenía más de 200.000 folletos impresos con el Acordaos en diversos idiomas, para  distribuirlos  donde consideraba  que harían  algún bien.

Una de la razones por la que el padre Bernardo de Claraval tuvo el rezo del Acordaos en  tal alta estima era porque él mismo supo  que había sido curado milagrosamente  por su rezo. En una carta a la Reina Ana de Austria, esposa de Luis XIII, escribió que un día estuvo mortalmente enfermo. Temiendo por su vida él recitó el Acordaos e inmediatamente comenzó a mejorar. Sintiéndose indigno de un milagro, atribuyó la cura a una causa natural desconocida. Algún tiempo después, el hermano Fiacre, un Agustino descalzo, fue  a visitar a fray  Bernardo. El buen hermano pidió perdón a fray  Bernardo por molestarlo, pero deseaba saber si su salud mejoraba. Luego el Hermano Fiacre  continuó diciendo que la Virgen María se le  había aparecido en una visión, le habló de la enfermedad de fray Bernardo, le dijo como ella  había curado a fray Bernardo, y que fuera a decirle a fray Bernardo sobre este  hecho milagroso. Fray Bernardo escribió una carta en la que dice estar avergonzado de su ingratitud en haber atribuido la cura a causas naturales y pidió el perdón de Dios en la materia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.